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La década que reescribió la teoría del Colón gallego

La inscripción en la basílica de Santa María con el apellido Colón no fue falseada, como se creía, ni hay ADN del navegante bajo ella

Inscripción original del siglo XVI en la basílica de Santa María en la que figura el apellido Colón./ FdV

La Asociación Cristóbal Colón Galego conmemora el décimo aniversario de su inscripción en el registro de entidades culturales de la Consellería de Presidencia, un arranque que con el paso de los años permitiría reescribir la teoría del origen gallego del navegante.

En esta década la asociación ha participado en proyectos mediáticos como las pruebas de ADN promovidas desde la Universidad de Granada y en las que participan genetistas de distintos países, si bien la directiva reconoce que “el origen del Colón gallego nunca pasará por una prueba genética de los restos”. Así, ha centrado una de sus principales líneas de trabajo en la visibilización de la teoría a nivel estatal e internacional.

Cuenta con socios en más de 40 países, “el 80% de ellos residentes en Latinoamérica y Europa”, explica el presidente, Eduardo Esteban Meruéndano. Se trata de profesionales de distintos sectores, si bien predominan “estudiantes, profesores universitarios y en general investigadores ligados a los centros gallegos de la emigración”.

En paralelo, las investigaciones para rastrear pruebas han aportado numerosas novedades, la más reciente referida a Pontevedra. Una de las piezas de la teoría, y que se suma a otros documentos que prueban la existencia de los apellidos Colón y de Colón en la Boa Vila de los siglos XV y XVI, es la inscripción en la basílica de Santa María en la que aparece ese nombre.

Se trata del actual altar del Carmen, cuya construcción fue promovida por mareantes que faenaban en la ría de Pontevedra a las órdenes de Juan Neto y Juan de Colón, los patrones cuyos nombres aparecen en la inscripción en la capilla. “Durante décadas se creyó que la inscripción había sido falseada y que originalmente el apellido era Collón”, recuerda Eduardo Esteban, “se decía que un sacerdote había promovido que se limase una de las letras del apellido Collón para que pasase a ser Colón”.

Este error, recuerda, “fue repetido desde el inicio de la teoría por unos y otros autores clásicos prácticamente hasta nuestros días”.

Directiva de la Asociación Colón Galego/ C.M

No obstante, el estudio de los libros de fábrica de la basílica ha permitido demostrar ahora que se trata de la inscripción original, si bien la capilla no estaría muchos años ligada a Juan Neto y Juan de Colón, ya que finalmente no realizaron el pago de la obra.

Como resultado, la capilla (cuya advocación original no era la Virgen del Carmen sino el Socorro) fue vendida incluso antes de finalizarse, en el año 1542, a un sacerdote. Éste fue el que afrontó el pago que no hicieron Neto ni Colón, como también refleja el mismo libro de fábrica.

Así, ninguno de los mareantes que promovieron la construcción está enterrado bajo el altar, de modo que no podrían obtenerse, como se pensó inicialmente, restos genéticos que ayudasen a la investigación del ADN del navegante.

En esta primera década de actividad la asociación ha tomado parte en varios congresos en los que se analizó la hipótesis del Colón gallego desde distintas ópticas. “Nos planteamos desde un primer momento lograr más visibilidad en foros autorizados”, señala Eduardo Esteban, “por eso participamos en el XII Congreso Internacional de Historiadores de Papel de la Península, con la ponencia Sobre la autenticidad de los documentos en papel de los Colón de Galicia, que se celebró en Portugal, y en los dos simposios internacionales sobre la Exposición Iberoamericana de 1929. Como también fue un hito la firma de un convenio de colaboración con la Universidad de Santiago”.

Otro campo de trabajo ha sido el incremento de fondos bibliográficos ligados a la teoría, que han crecido un 300% gracias a las donaciones. Entre ellas también destacan otras piezas como un cuadro en madera de principios del siglo XVI que se exhibió uno de los pabellones principales de la Exposición Internacional de Sevilla de 1926 y que es hoy la joya artística de la asociación, empeñada en resolver uno de los grandes misterios históricos.

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