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Las lonjas de Marín y Vigo salvan las ventas en la Plaza de Abastos en pleno paro de la flota

La huelga por el carburante afecta a la cantidad y variedad de pescado ofertado en el Mercado: ya se echan de menos jurelitos y xoubas, entre otros

Un cliente observa el género en el puesto de Silvia Coello. // GUSTAVO SANTOS

El segundo día del paro de la flota del fondo de la ría de Pontevedra se dejó notar de forma importante en la Plaza de Abastos de la ciudad, que, pese a todo, continuó con la actividad para poder ofrecer la mayor variedad de pescado y marisco a sus clientes habituales. Hoy miércoles está prevista la reunión del sector a nivel nacional con el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, una cita que será decisiva para poner fin a una protesta que está afectando notablemente tanto al consumo como a la economía.

Contra todo pronóstico, en las bancadas del Mercado pontevedrés se expuso producto del mar. La mayoría, tal y como confirmaron a FARO los vendedores de la zona de venta de pescado y marisco, procedía de las lonjas de Marín y Vigo. Fueron las que salvaron una jornada de ventas que se auguraba negra y que resultó fructífera.

Silvia Coello, de Cambados, una de las vendedoras, asegura que “normalmente compro en las lonjas de Marín y Vigo, pero hoy (por ayer) solo en la de Vigo”. “Están siendo semanas muy difíciles. La pasada, por ejemplo, no pude trabajar, pero hoy sí. Y solo mañana mismo (por hoy) sabré si podré”, reconoce.

En su puesto puso a la venta una importante variedad de especies que atrajeron a una clientela nada despreciable: faneca, pescadilla, bacalao, lubina... Pero, sin embargo, faltaron otras muy demandadas, como el jurelito, xoubas, bocareu o rincha. Fue la tónica general en la Plaza de Abastos.

Santi Cachadas muestra un bogavante ante su puesto. GUSTAVO SANTOS

Otro de los placeros de Pontevedra, Santi Cachadas, de Marín, aclara que la diferencia actualmente respecto a las semanas anteriores es la falta de proveedores, “no que no haya pescado”. “Ahora lo que hacemos es que en vez de irte a la lonja a las tres te vas a las dos”, añade.

Ayer puso a la venta rapante, rape, abadejo, chipirón, lura, lubina, mero... , pero, por ejemplo, le faltó el atún rojo, de Cádiz, así como otras especies de fuera. “Yo sigo actuando como hacía antes de todo esto: grabo por la mañana con el móvil lo que tengo y se lo mando a los clientes fijos. Así ellos ya saben lo que hay en el día”, indica.

“Ahora si puedes comprar es en las lonjas de Marín y Vigo, en los puertos pequeños no, como Portonovo o Ribeira, donde hay poca cosa”, considera.

En el puesto de Margarita, de Pontevedra, también se expuso, y vendió, pescado y marisco.

La propia vendedora reconoce, al igual que sus compañeros del Mercado, que el producto procede de las lonjas marinense y viguesa.

“Tenemos percebes, nécora, centollo, cigalas... pero se echa en falta el carmarón”, resume.

Su marido, Jorge García, que atiende la parte del puesto del pescado, manifiesta que no “hubo tanto pescado como ahora”. “Lo que sí que no hay es el menudo, como la xouba o el jurelito”, matiza.

Afluencia de clientes

En todo caso, la falta de pescado no echa para atrás a los consumidores habituales de este producto. Aunque ayer los clientes tuvieron que esforzarse más en encontrar aquello que buscaban y la oferta era menor en número de puestos, no dejaron de acudir a la plaza pontevedresa. Cierto es que muchas de las bancadas estaban vacías. “Son de gente de puertos pequeños, a los que no les compensa venir en estos momentos”, apunta otro de los vendedores.

Una de las clientas indica que tiene por costumbre consumir pescado dos o tres veces por semana, pero que ha notado que los precios no paran de subir. “Antes podías comprar la faneca por cinco euros el kilo y hoy, por ejemplo, ya está a diez”, se lamenta. “La política es muy lenta y no resuelve todos estos problemas. Igual que ocurre con el pescado, con otros productos como el aceite o la leche, que ya no encuentras la que te gusta a la venta”.

El matrimonio Ordóñez-Omil, de Marín, también es habitual del Mercado de Pontevedra: “Estamos muy preocupados por esta situación, porque no se dan alternativas. Comemos mucho pescado porque también vivimos del mar toda la vida. Ahora no hay donde escoger como antes”. Como ellos, la preocupación es el sentimiento general, de vendedores y ciudadanos, que desean que la normalidad llegue cuanto antes al sector.


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