Leoncio Feijoo nnficha personal | Escritor e investigador

“En Pontevedra hubo una continuidad histórica de la Semana Santa muy marcada”

“Las celebraciones se celebraban ya desde finales del siglo XVI patrocinadas incluso por el Concejo”, señala el escritor, que ayer leyó el pregón de la Semana Santa 2022

El escritor Leoncio Feijoo.

El escritor Leoncio Feijoo. / RAFA VAZQUEZ

La sede noble del Liceo Casino fue escenario ayer de la lectura del pregón de la Semana Santa 2022, que recupera presencialidad tras dos años de parón ligado a la pandemia. El escritor Leoncio Feijoo fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a los actos previos al periodo penitencial, un programa que continuará el próximo día 2 de abril en la basílica de Santa María con la misa en memoria de los cofrades fallecidos.

–¿Qué ha querido abordar en el pregón?

–He hecho una breve introducción, muy rápida y descriptiva, de lo que era la antigua Cuaresma y la antigua Semana Santa, y después el meollo del pregón lo centro en la Semana Santa de mi infancia, que ya pasaron más de 40 años, a mitad de los años setenta.

–¿Es muy antigua la Semana Santa de Pontevedra?

–Sí, es muy antigua. Los ritos obviamente están ligados a la religión, pero todo el aparato procesional, como en la mayoría de las localidades, es hijo del Concilio de Trento, que tiene lugar a finales del siglo XVI, y Pontevedra enseguida se suma a esa corriente de sacar las imágenes a la calle y organizar las procesiones.

–¿Cómo evolucionó posteriormente?

–Una de las señas de identidad y que quería abordar en el pregón. Y es que en Pontevedra lo que hubo fue un arraigo y una continuidad histórica de la Semana Santa muy marcada. Las procesiones se celebraban ya desde finales del XVI patrocinadas incluso por el Concejo, deseoso de que se hicieran. Estaba organizadas la del Jueves Santo por el convento de San Francisco, y la del viernes, el Santo Entierro, por los dominicos. Se mantuvieron durante siglos pero llegó el XIX y se produjeron muchísimos problemas, hubo la invasión francesa, la desamortización, la expulsión de las órdenes religiosas… Pero aún así se mantuvo la llama de las procesiones, que ha llegado hasta nuestros días de muy diversas maneras.

La Semana Santa se ha adaptado un poco a la realidad sociológica que nos ha tocado vivir, en donde prima tal vez más el elemento del espectáculo frente al recogimiento

–¿Qué es lo que más recuerda de la Semana Santa de su infancia?

–Lo que tengo grabado en la cabeza es que eran años muy difíciles, años de la transición en los que se empezaban a jubilar los primeros cofrades, años en los que se habían recibido directrices del Concilio Vaticano, que parece que no era muy amigo de este tipo de ceremonias. Y los recuerdo como años de incertidumbre, en los que solo el hecho de salir era ya un milagro, era la principal característica.

–¿Qué opina de las celebraciones actuales?

–Como todo, adaptada un poco a la realidad sociológica que nos ha tocado vivir, en donde prima tal vez más el elemento del espectáculo frente al recogimiento, donde hay muchísimas más agrupaciones musicales, que en nuestra infancia no se podían siquiera imaginar.

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