Desde el martes de Carnaval de 2020, hace ya dos años, las madamas y galáns de Cobres no podían celebrar como manda la tradición uno de los entroidos más ancestrales de Galicia, el baile en Riomaior con los solteros y solteras engalanados con el tradicional traje festivo. Aunque sí hubo algunas exhibiciones y otros actos, la pandemia del COVID dejó a los participantes sin esta actuación hace un año, que este martes regresó con fuerza., aunque bajo una carpa para escapar de la lluvia que también volvía a la comarca.
También se llevó a cabo la tradicional Corrida do Galo en el que jóvenes del municipio mostraron su destreza o no deslizándose por un tronco sobre el río. Los orígenes del Carnaval de estas parroquias de Santa Cristina y San Adrián de Cobres se remontan al siglo XVIII. En esta fiesta, las madamas y galáns (mujeres y hombres vestidos de blanco) y los aldeáns representan diferentes posiciones económicas y roles sociales, tanto por sus atuendos como por la posición que ocupan durante los pases, bailes y exhibiciones.
Las parroquias de Cobres, tanto Santa Cristina como San Adrián, se vistieron durante estos últimos días con sus mejores disfraces para recuperar al Carnaval después del paréntesis de 2020. Desde el pasado 26 de febrero se desarrolló un intenso programa de una fiesta declarada de Interés Turístico de Galicia. Hubo recorridos de las madamas y galáns por los barrios y parroquias del municipio durante las jornadas previas a la de ayer, junto con actuaciones musicales y tradicionales.
Como recuerda el propio Concello de Vilaboa “el entroido es una fiesta ancestral que se pierde en el tiempo, tal vez, rituales de origen pagano que con el paso del tiempo y generación tras generación ha ido conquistando el carácter tradicional con el que se mantiene en la actualidad”. Recuerda que “para los vecinos de Vilaboa, en especial de las parroquias de Cobres, el entroido se vive de una forma muy especial ya que se desarrolla en estas fechas una celebración de gran tradición” . “Según escritos de la época, data de principios del siglo XVIII y debe su vigencia actual a la tradición oral que ha ido transmitiendo de generación en generación el interés y la participación en la fiesta.
Esta herencia cultural transmitida de padres a hijos, de abuelos a nietos ha logrado mantener viva y presentar una celebración colectiva sorprendente y particular, como es el Entroido de Cobres”.
