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Los balones perdidos tras los muros de Santa Clara

Las monjas guardaron durante años las pelotas que se colaban por encima de la muralla del convento

Balones recogidos durante años por las monjas del convento de Santa Clara en Pontevedra.

El pasado 18 de diciembre, cuando las puertas de los jardines del convento de Santa Clara se abrían por primera vez al público tras 700 años de clausura, alguno de los pontevedreses que acudían a visitar el recinto explicaban cuáles eran sus recuerdos del, hasta entonces, misterioso enclave. Algunos explicaban como al otro lado del muro, en la plaza de Barcelos, tenían su espacio de juego. Y cómo, muchas veces veían como tenían que decir adiós para siempre a sus balones cuando un mal despeje o un exceso de ímpetu hacían que la pelota se colase dentro de la finca de las monjas a pesar de la imponente altura de los muros.

Al otro lado del muro, las religiosas iban guardando cuidadosamente los balones por si, quien sabe, alguien vencía el recelo y acudía a reclamarlo pese a la rigidez con la que se guardaba la clausura. O de aquellos que se atrevieron a pedirlo pero a quienes nunca les fue entregado. La cuenta oficial en las redes sociales de convento desveló hoy cuál fue el destino de aquellos balones perdidos. En un saco fueron guardando muchos de estos balones que permanecen aún en el convento.

De hecho, desde este perfil oficial explican que en los últimos días incluso hubo algún visitante que creyó reconocer como suyo alguno de los muchos balones que guardaron las religiosas durante años, puede que incluso décadas a juzgar por el estado de varios de ellos, y comparten la imagen preguntándose si algún pontevedrés más reconoce esa pelota que creyó perdida para siempre tras colarse detrás de los altos muros de este convento, ahora patrimonio de todos los pontevedreses.

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