Contrasta la serenidad de su tono de voz al otro lado del teléfono con lo que una se imagina de la vida de un maniquí y actor que ha llegado a lo más alto en apenas dos años de profesión. Fer Fraga jugaba en el equipo juvenil del Pontevedra CF y cambió el fútbol por las pasarelas a los 19, casi por casualidad. A los 22 acaba de firmar un contrato con una de las mejores agencias de modelos del mundo, Why not?, en Milán, y le esperan muchísimas buenas noticias en los próximos meses. Acaban de concederle su primer papel en una serie que HBO grabará en Madrid a partir de mayo. O no acaba de creérselo o destaca por precavido. O las dos cosas. “No dejo de ser un chaval de pueblo que se crió con su abuela en una aldea de Sanxenxo que se llama Dorrón”, repite durante la conversación.

El modelo desfila en la Madrid Fashion Week.

Llegó hace tan solo tres días a la capital italiana de la moda y sigue sin despertarse de “este sueño” que es para él convertirse en modelo internacional.

Y eso que ni el modelaje ni la interpretación entraban en sus planes. Jugaba al fútbol y estudiaba cuando su amigo y también actor Pablo Piñeiro logró convencerlo, tuvo que hacerlo, para desfilar por primera vez para el centro de Estudios Superiores de Deseño Textil e Moda de Galicia (Esdemga) de Pontevedra. Necesitaban un chico alto y Fer mide 1,92. Ahí comenzó todo. “Acepté y en unos meses estaba en la Madrid Fashion Week”, recuerda.

Las ofertas empezaron a llover y enseguida vio que encajaba en ese mundo. “Para mí esto es una alternativa donde me he encontrado a mí mismo y a descubrir distintas formas de entenderlo todo. Igual que la interpretación, que me permite meterme en un personaje y jugar con él”, explica.

Lo que iba a ser un favor a un amigo se convirtió en su vida en menos de un año y ya no la entiende sin los flashes ni las pasarelas. No deja de ilusionarse con cada triunfo y dar el salto a Milán es para él “un gran paso”. “Si sales fuera de España te conviertes en modelo internacional. Es un salto grande, de locos, la verdad”, señala.

Todavía no le ha dado tiempo de saber para qué diseñadores o marcas va a trabajar, pero está seguro de que “varios desfiles importantes vendrán ahora” y aunque prevé instalarse en la ciudad italiana no dejará de lado la capital española. “En marzo llegará la Madrid Fashion Week y espero estar allí”, afirma.

Los viajes son su pasión. No solo los de embarcarse en un avión e ir a parar a cualquier rincón del mundo, sino también los que tienen que ver con los cambios vitales. “Un día salí de mi zona de confort que era Galicia, luego Madrid se convirtió en mi zona de confort y también salí y ahora estoy en Milán persiguiendo mi sueño, que es seguir desfilando, viajando, empapándome de culturas”. Asegura que ha “crecido muchísimo” en estos pocos años de profesión. Algo que le ayuda a sobrellevar la parte más negativa del mundo de la moda. “Al final esta vida es solitaria, pero estoy aprendiendo a disfrutar de estar solo y a no tener necesidad de hacer planes”.

Eso sí, como buen gallego, la morriña lo acompaña y no se olvida de llamar a su abuela para darle el parte. “Ayer mismo le decía que había tenido que venir aquí [a Milán] y se emocionaba mucho. Es que yo soy un chaval de pueblo y eso me hace darme cuenta de que cuando uno pelea por algo día a día, da igual desde dónde, lo consigue”.