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El área sanitaria trata a más de medio millar de pacientes con VIH pero aún queda un 20% sin diagnosticar

El doctor Ricardo Rodríguez Real en una consulta en el Hospital Provincial. // GUSTAVO SANTOS

El área sanitaria de Pontevedra tiene algo más de 500 pacientes de VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) en tratamiento. Se trata de un virus que ataca el sistema inmunitario y que, si no se diagnostica y trata, puede provocar una de las enfermedades más estigmatizadas socialmente, el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), aunque a día de hoy los tratamientos permitan a estos pacientes llevar una vida normalizada.

Los objetivos con los que los profesionales trabajan es lograr el 95-95-95 que marca la ONU-Sida: que de aquí a 2030 se diagnostique el 95% de los infectados, que de estos el 95% esté tratado y que de ellos el 95% se consiga mantener con carga viral indetectable.

Y es que, tal y como informa el doctor Ricardo Rodríguez Real, de la Unidad de Patología Infecciosa (UPI) del Complexo Hospitalario de Pontevedra, se estima que hay alrededor de un 20% de pacientes que tienen VIH y no lo saben, y por lo tanto no están diagnosticados, con el riesgo que eso conlleva tanto para su salud como para las de otras personas.

Cifras estables en varios años

La cifra de pacientes en tratamiento se mantiene estable, aunque el año pasado se detectaron 13 casos nuevos: nueve hombres y cuatro mujeres. Es una cifra muy similar a la del anterior, cuando habían sido 12.

“De los varones la gran mayoría, un 60% más o menos, son homosexuales y otro dato importante es que de todos los casos diagnosticados, cinco fueron con diagnóstico tardío”, indica Rodríguez Real.

El año pasado se detectaron 13 casos nuevos: nueve hombres y cuatro mujeres

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Este diagnóstico tardío implica que estos pacientes llegan con menos de 350 linfocitos CD4, los que luchan contra las infecciones, cuando lo ideal es tener más de 500. “Esto supone un factor de gravedad porque es una inmunidad más deteriorada, lo que conlleva problemas más frecuentes y graves”, apostilla.

De hecho, de esos cinco pacientes en diagnóstico tardío tres llegaron en situación de SIDA “con infecciones oportunistas”.

La lucha contra el VIH se complica porque un 60% de los pacientes están asintomáticos. “Son diagnosticados por alguna pequeña infección que tienen o porque están dentro de un grupo de riesgo y su médico de cabecera le solicita alguna prueba. También los hay porque han hecho alguna práctica de riesgo”, explica el médico de la UPI.

Siempre que no haya infecciones importantes, “todos estos pacientes pueden hacer una vida normal laboral y familiar”.

“Todos los que tienen una carga viral indetectable no transmiten la infección, que es lo que queremos conseguir con el tratamiento"

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Todos los que no están indetectables son contagiadores por las vías habituales por las que se transmite el VIH: sexual, sanguínea y vertical (de madre a hijo durante el embarazo).

“Todos los que tienen una carga viral indetectable no transmiten la infección, que es lo que queremos conseguir con el tratamiento. Además, padecer el VIH facilita que se transmitan otras infecciones de transmisión sexual”, recuerda Ricardo Rodríguez Real.

Actualmente el tratamiento es de una pastilla diaria, pero ya se trabaja, también en el CHOP, con el objetivo de administrar dos inyecciones cada dos meses, lo que facilitará la adherencia a los tratamientos.

Entre los nuevos pacientes diagnosticados en el CHOP el año pasado la edad media es de 39 años, ya que se mueve en una horquilla que va desde los 31 hasta los 62.

La pandemia apenas influyó en esta materia a la hora de la detección de nuevos casos, pero sí en la labor de prevención a través de campañas informativas, como las que se llevan a cabo en centros educativos, que no se llevaron a cabo. “De hecho, esto se notó a nivel de realización de pruebas de detección porque los pacientes no acudían a las consultas”, señala el especialista.

Pruebas de diagnóstico

Existen test de autodiagnóstico de saliva de venta en farmacias con una alta sensibilidad y fiabilidad, cuyos resultados deben ser cotejados con una prueba en laboratorio.

Asimismo, lo habitual es que los pacientes con dudas que hayan realizado prácticas de riesgo (sexo sin preservativo o que éste se haya roto durante el acto) pueden solicitar una analítica a su médico de cabecera o realizarse una prueba en los centros Quérote+ del Sergas. En la provincia de Pontevedra solo lo hay en Vigo, en la Rúa Ferrería, número 41, teléfono 986 095 977.

El momento en el que los profesionales tienen que comunicar a un paciente que es seropositivo es muy delicado: “Necesitan mucho apoyo, es un trauma, entran en una situación de depresión o ansiedad y necesitan mucha ayuda. En muchos casos pasan tiempo sin comunicarlo a la familia”.

"Vemos cada vez más otras enfermedades de transmisión sexual, como la gonococia, la infección por clamidia, la sífilis...”

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Una enfermedad que va muy “de la mano” del VIH es la hepatitis C. “Hemos tratado a más de 300 pacientes que tenían ambas infecciones y prácticamente todos lograron eliminar la hepatitis C”, celebra Rodríguez Real.

En la consulta de UPI de Pontevedra más del 90% de los pacientes atendidos son de VIH, “pero vemos cada vez más otras enfermedades de transmisión sexual, como la gonococia, la infección por clamidia, la sífilis...”

“La más prevalente después del VIH es la sífilis, porque la gonorrea ya la detectan muchas veces los médicos de cabecera y la tratan”, añade.

En este tipo de enfermedades los síntomas habituales suelen ser molestias en la región uretral, escozor o secreción. “Los síntomas suelen ser más predominantes en hombres que en mujeres” , indica.

Autotest de venta en farmacias. Rafa Vázquez

Fracaso estrepitoso de los autotest en las farmacias

La bajísima demanda de los autotest de saliva en las farmacias para la detección del VIH ha provocado que en la mayoría de ellas en Pontevedra ya no los tengan a la venta, tal y como ha podido comprobar FARO. 

“Tienen muy poca demanda, de hecho hasta nos caducaron los pocos que teníamos”, indican varias de ellas.

“No es nada habitual que la gente los pida porque es una enfermedad de difícil transmisión y la gente no los compra a no ser que tenga una sospecha de contagio”, indican desde la de la calle Rosalía de Castro.

“Nunca nos los llegó pedir nadie”, indican, por su parte desde la botica de la Peregrina.

Además, su precio, que oscilaba entre los 30 y en algunos casos llegaba a los 35 euros también echaba para atrás a los clientes. “Era muy caro”, reconocen en la farmacia de la Praza de Galicia.

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