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Los patinetes eléctricos irrumpen ya en la siniestralidad grave en la ciudad

El 33% de los heridos que requirieron asistencia médica lo fueron por accidentes con personas que iban en un VMP, lo que demuestra para los agentes la necesidad de prestar atención al creciente uso de estos vehículos

Una persona en patinete se desplaza por la Avenida de Lugo en Pontevedra. | // RAFA VÁZQUEZ

Uno de los datos incontestables que deja el desarrollo de modelo de ciudad y calmado de tráfico de Pontevedra durante las últimas dos décadas ha sido el descenso de la siniestralidad vial en el casco urbano. Y la reducción es apreciable no solo con el descenso en el número total de siniestros, que también, sino sobre todo en cuanto a la gravedad de las lesiones que producían los mismos.

Especialmente, los colectivos llamados más vulnerables –como peatones o ciclistas– vieron como bajaba el número de atropellos pero también como cada vez eran menores las consecuencias de los siniestros, con menos lesionados de carácter grave.

Sin embargo, dentro de estos colectivos que se podría llamar “vulnerables” (es decir, que no cuentan con una carrocería que les proteja de un golpe o un atropello), en los últimos años han entrado con fuerza los llamados Vehículos de Movilidad Personal o VMP. La mayoría, patinetes eléctricos. Una de las cuestiones que llamó la atención de la Policía Local en el análisis de la siniestralidad del pasado año en el casco urbano fue la irrupción de este tipo de vehículos en el capítulo de accidentalidad grave que se produjo en el centro de Pontevedra.

De los seis patinetes con heridos, tres resultaron con lesiones graves

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Si bien el número de accidentes fue el mismo en 2021 que en 2020 (un total de seis), el pasado año la mitad de estos incidentes resultaron con heridos de carácter grave, dos por colisiones con turismo y uno por una caída (en este caso, además, con el piloto afectado por la ingesta de alcohol). Esto supone un 33% del total de heridos graves (9) que se registraron el pasado ejercicio en la zona urbana del Concello de Pontevedra. Aunque las cifras son relativamente bajas, a la Policía Local le hacen pensar que no hay que bajar la guardia ante la cada vez mayor presencia de este tipo de vehículos en las vías de la Boa Vila.

Hay también varios datos significativos. Los seis accidentados tenían edades de entre 32 y 72 años el más mayor. No son adolescentes precisamente y se señala también que el 50% de los accidentes son por caída, de lo que se podría deducir que la falta de experiencia a la hora de circular en este tipo de vehículos pudiera ser un factor clave en la siniestralidad. Las calles en las que se produjeron los siniestros fueron Loureiro Crespo (2), José Malvar, Sarmiento, Reina Victoria y A Estrada.

El 50% de los accidentes son por caída, de lo que se podría deducir que la falta de experiencia a la hora de circular en este tipo de vehículos pudiera ser un factor clave en la siniestralidad

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Los tres heridos graves por accidentes con VMP son casi los mismos que los cuatro que se produjeron por atropellos. Salvo la víctima mortal en Estribela (que se contabilizó en la memoria de la Policía Local al ser una zona establecida como urbana), la lesividad grave entre los peatones sigue la línea de los últimos años. Los buenos datos de 2020 (con un único atropello) hay que tomarlos con cierta cautela por tratarse del año del confinamiento, pero si se comparan con el precedente, el 2019, cuando se produjeron 13 heridos graves, el descenso de los incidentes con peatones que precisaron de hospitalización descendió notablemente. En total hubo 24 atropellos, de los que 19 fueron leves, frente a los 18 del año anterior (2020) y 16 heridos leves. En 2019 el número de siniestros fue de 46 con 32 heridos leves.

Ciclistas

También se mantiene la misma línea entre otro de los llamados colectivos vulnerables como son los ciclistas. El año pasado se cerró sin que se registrase ningún herido grave en un accidente con bicicletas y de los 11 siniestros en siete las lesiones fueron leves y los otros cuatro se saldaron con daños materiales.

Esto supone incluso mejorar los datos de 2020, año como ya se dijo anómalo por el confinamiento, y también los de 2019, cuando el número de accidentes fue de un total de 18.

El porcentaje de ciclistas que se vieron involucrados en un accidente con respecto al global de la siniestralidad en Pontevedra fue de un 2,16%, el menor desde 2014 y más de un punto con respecto al 3,57% de hace dos años.

En cuanto al tipo de accidente y vehículos implicados, la mayoría de los siniestros siguen siendo por colisión de un vehículo contra una bicicleta, con seis, más de la mitad. A estos hay que sumar dos más por colisión con una furgoneta. En un caso fue una colisión con un monopatín y en solo en dos casos más fue por caída de la bicicleta.

Evolución de los atropellos en la ciudad en los últimos años. Policía Local

El 100% de los atropellos en pasos elevados son leves

La memoria de la Policía Local también hace un análisis de los atropellos que se producen en los pasos de peatones en relación a la tipología de los mismos. Se analiza la lesividad de los incidentes en los a veces polémicos “lombos” y en aquellos pasos sin elevar. La conclusión es que el 64% de los atropellos se producen en pasos elevados (los más habituales en la ciudad) pero en todos los siniestros en pasos de cebra elevados no fue necesario que el lesionado recibiese asistencia hospitalaria (es decir, heridos leves). Sin embargo, a pesar de ser menos los accidentes que se producen en los pasos sin elevar, estos son de mucha mayor gravedad. Es decir, de los 4 que hubo se saldaron con dos heridos graves y una fallecida, el arrollamiento a dos peatones que se produjo en el cruce de Montero Ríos con calle San Cristóbal de Estribela. Por calles, no se puede establecer que haya alguna más peligrosa que otra en cuanto al número de siniestros en los que se ven implicados peatones. De las 23 travesías en las que se produjeron arrollamiento no repite ninguna, salvo Perfecto Feijóo con dos atropellos con sendos heridos leves. Los más graves se produjeron en las calles Antón Fraguas, Antón Vilar Ponte, Reina Victoria y José Malvar, con cuatro heridos graves, además del ya citado con resultado mortal de Estribela.

El conductor del atropello mortal en Estribela doblaba el límite de velocidad

En cuanto al momento del día en el que hay más riesgo de sufrir un atropello, este se podía fijar en las mañanas, ya que de los 24 incidentes contabilizados por la Policía Local, un total de 12 (justo la mitad) se produjeron entre las 8 y las 12 horas.

Después de muchos años, la memoria de la Policía Local vuelve a incluir una víctima mortal por accidente de tráfico y más concretamente por atropello. Se trata de un episodio que el juzgado investiga por la vía penal ante las circunstancias del mismo. El siniestro se produjo el 25 de mayo en una vía “sin tratar” , es decir, sin medias de calmado de tráfico. Esto es, la intersección de la Avenida de Montero Ríos con la calle San Cristóbal en Estribela. Es una zona urbana, con competencias en materia de tráfico por parte de la Policía Local, pero en una travesía competencia de la Xunta que, no cuenta con medidas de calmado de tráfico pero sí que está limitada a 50 kilómetros hora. Aún así, las aceras son estrechas y los pasos de peatones no tienen elevación. Resultó fallecida una vecina de Marín de 68 años y herida grave su nieta de 8 años de edad. Las conclusiones de la Policía Local es que se trató de un siniestro en el que el factor clave fue el exceso de velocidad. Se calcula que el coche iba a más de 100 kilómetros hora (es decir, al menos el doble de lo permitido) y que incluso podría llegar a los 120,51 km/h, según los estudios de la Policía Local. El conductor fue un joven de 20 años, con seis meses de carné y con el coche recién comprado dos semanas antes. Quedó en libertad tras pasar por el juzgado pero investigado por un posible homicidio imprudente.

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