Karepas, el elitista club de Pontevedra

Miembros del club Karepas de Pontevedra, recogidos en una imagen del fotógrafo Pintos.

Miembros del club Karepas de Pontevedra, recogidos en una imagen del fotógrafo Pintos. / Museo de Pontevedra

En la década de los años veinte del siglo pasado Pontevedra contó con un elitista club, denominado Karepas, del que formaron parte destacadas personalidades como Castelao, Blanco Porto, Losada Diéguez, Celso López Blanco, Antón Iglesias Vilarelle o Sánchez Cantón, entre otros.

El Karepas fue un club exclusivamente masculino, creado en 1917 por los hijos de algunas de las familias más pudientes de la capital que, principalmente, se juntaban para comer y pasárselo bien, aunque también practicaban remo, por lo que algunos autores como Lino Pazos (que recoge la historia de la entidad en un libro editado en 2017), lo consideran un antecedente del Club Marítimo fundado catorce años después, en 1931.

Pero lo más destacado de su actividad eran las tertulias de sobremesa, por las que pasaron algunas destacadas personalidades gallegas como Sánchez Cantón, Iglesias Vilarelle, Losada Diéguez, Filgueira Valverde o el catedrático Felipe Cordero, director de la Residencia de Estudiantes de Compostela durante la II República y miembro del Seminario de Estudos Galegos.

A ellos se unían, a su paso por la ciudad, algunos visitantes ilustres como el violonchelista Gaspar Casado (Cassadó) o el célebre pianista y director de orquesta gaditano Pepe Cubiles. También fue karepista –según los datos aportados por Pazos–, Manuel Quiroga, el conocido violinista pontevedrés.

Aunque sin duda el socio con mayor renombre fue Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, que se unió al Karepas después de que su enfermedad ocular le llevase a abandonar la Medicina para aprobar, en 1916, una oposición de Estadística que le llevó a trasladarse desde su Rianxo natal a Pontevedra con Virxinia Pereira y su hijo Alfonso.

Miembros del club Karepas de Pontevedra, recogidos en una imágen del fotógrafo Pintos.   | // MUSEO

Una imagen de la Sociedad Coral Polifónica de Pontevedra, que ya integró a mujeres. / Museo de Pontevedra

Una década después, en 1927, el club reprodujo una de sus obras en la Batalla de Flores de las fiestas de verano. La carroza del Karepas homenajeó al antiguo tranvía a vapor que unía Marín y Pontevedra, conocido como La Carraca por sus múltiples averías. E incluso fue su conductor, Aparicio, quien la condujo rumbo a Marín durante el desfile de la Peregrina. También fue Castelao –explica Pazos–, el responsable del diseño de la bandera del club, “de clara influencia nipona”.

La carroza del Karepas homenajeó al tranvía a vapor que unía Marín y Pontevedra, conocido como La Carraca

Con lo que no contaba el Karepas era con carnés de socio, cuotas, listados oficiales de integrantes o tan siquiera estatutos. “Fue una asociación un tanto anárquica” , dice.

Como sede social, aunque no oficial, apunta la tasca “La Reche”, lugar habitual de reunión alrededor de una mesa, sobre todo cuando el tiempo no les permitía realizar sus nutridas meriendas en las orillas del Lérez.

A pesar de su cierta anarquía exigían total puntualidad, tanto que no dejaban entrar en la tasca a aquellos socios que llegasen más tarde de la hora prevista.

El nombre

Tampoco se conoce el origen del nombre del club. El autor de “Karepas 1917-Marítimo 1931, en la memoria”, cree que la K es una extravagancia ortográfica y el nombre hace alusión a la cáscara, pelusa o monda que recubre alimentos como la fruta, tal y como recoge el diccionario, quizás en un intento de los socios de simbolizar la unión en un solo ente de tantas personas distintas.

Cuenta Pazos que uno de sus fines era “darle continuidad a los lazos de amistad, que mantenían entre ellos, a sus descendientes y parientes próximos”. Eso sí, nunca posibilitaron la entrada de mujeres.

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La masa social del Karepas no solo nutrió al Club Marítimo. Sus integrantes presumían de que fue en una de sus tertulias donde surgió la idea de poner en marcha la Coral Polifónica de Pontevedra. Nacida en 1925, la coral apostaba “por una línea cultista y un repertorio en clave europea que luego será imitado por las corales de Lugo y Ourense”, según explicaba el profesor Luís Costa en 2004, con motivo de la edición de un CD con temas de la agrupación promovida por el Concello de Pontevedra. Ahí sí que podemos encontrar presencia femenina. La historiadora Carmela Sánchez Arines explica que fue en esas primeras décadas del siglo pasado cuando las mujeres empezaron a incorporarse, aún con atrancos, a la vida cultural, formando parte de coros y elencos en los que, hasta ese momento, eran los hombres los que realizaban todos los papeles, incluidos los femeninos. Destaca también Sánchez Arines, en un estudio realizado dentro del programa municipal “A memoria das mulleres”, que eran las pertenecientes a la aristocracia y la burguesía y que, por tanto, habían tenido oportunidad de estudiar, las que frecuentaban las veladas artísticas y literarias que tenían lugar en escenarios de la ciudad como el Teatro del Teucro. Señala la historiadora que, en aquel tiempo misógino en que las mujeres no tenían cabida en los elitistas clubs deportivos y culturales, la educación que recibían las muchachas de familias con posibles era “de adorno”, centrada precisamente en ámbitos como la pintura o la música. Una situación que quiso revertir la II República. Pero sus avances fueron parados por el golpe franquista de 1936, que convirtió en enemistad la relación fraternal que habían compartido tan destacados miembros del Karepas como Castelao y Filgueira Valverde.

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