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La comarca eleva el censo a 188.662 habitantes al aumentar la población en ocho de los 14 concellos

Pontevedreses en una calle de la ciudad, que perdió 146 habitantes. Gustavo Santos

Pese a la pandemia, o quizás debido a ella, según se mire, la comarca de Pontevedra puede presumir de resistir con una notable fortaleza la sangría demográfica que azota a Galicia desde hace años y que se ha agravado con el impacto del COVID desde principios de 2020. Así se pone de manifiesto en el último padrón oficial de habitantes que acaba de hacer público en Instituto Nacional de Estadística (INE), que refleja un censo total de habitantes en los catorce municipios de Pontevedra de 188.662 vecinos. Son 233 más que en el padrón anterior, con un aumento del 0,12%. Este aumento contrasta con el del total de la provincia, que cae a 944.275 habitantes, 1.133 menos que un año antes, con un descenso del 0,12%.

Aunque la pandemia ha provocado un significativo aumento de la mortalidad, acentuado además por la caída progresiva de la natalidad, el COVID también dio pie a nuevos hábitos demográficos, en especial la búsqueda de espacios residenciales alternativos a las grandes ciudades. Este fenómeno provocó un éxodo a poblaciones rurales o menos masificadas en busca de “aislamiento”.

Quizás ahí pueda encontrarse la explicación al hecho de que por vez primera en los últimos años, concellos como Caldas de Reis, Cerdedo-Cotobade, Vilaboa e incluso A Lama hayan registrado un repunte de sus respectivos censos.

Los datos del INE se realizan con cada uno de los padrones municipales, tras subsanar lo que el Gobierno denomina “errores y duplicidades”. El censo actual se aprobó a finales de diciembre pasado, tras una revisión “referida al 1 de enero de 2021”, pero “con efectos desde el 31 de diciembre de 2021”, con lo que constituye las cifras oficiales de población para todo el presente año. Este dato determina, por ejemplo, el importe de las transferencias económicas del Estado.

Por tanto, esta cifra oficial de población refleja la evolución demográfica durante todo el primer año de la pandemia, 2020. Y el resultado es más que esperanzador, con ocho de los catorce municipios que han visto aumentar su número de vecinos. Se trata de Sanxenxo (que llega a 17.635 habitantes, 221 más que en el año anterior), Poio (17.230, con un aumento de 157), Vilaboa (5.955 y 36 vecinos más), Cerdedo-Cotobade (que tiene 22 residentes más y llega a 5.719), Ponte Caldelas (5.548 y quince más), Caldas (con 9.788 habitantes, trece más), A Lama, con trece empadronados más, hasta 2.410) y Marín, que suma seis residentes y llega a 24.248 habitantes.

En el otro lado de la moneda aparecen seis municipios, encabezados por la capital, que pierde 146 habitantes y el censo oficial de la ciudad de Pontevedra se reduce a 83.114. Los otros cinco son territorios del interior de la provincia donde la sangría demográfica no es extraña. En el caso de Barro solo hay un vecino menos y se sitúa en 3.622 empadronados. En cambio, Campo Lameiro pierde 9 y se queda en 1.769, y Cuntis baja a 4.643, con 22 residentes menos. Moraña tiene 26 habitantes menos y cae a un censo total de 4.121 y Portas se queda en 2.860, con 46 residentes menos.

El aumento más significativo se produce en Sanxenxo, donde la subida poblacional es de casi un 1,3%. Con respecto al padrón de 2017, este municipio cuenta con 446 empadronados más. También hay una subida destacada en Poio, que se acerca al 1% de incremento. En ambos casos es habitual que año tras año se produzcan repuntes, pero más positivo es incluso el caso de Marín. Aunque solo crece en seis habitantes, se rompe una racha de declive de varios años, ya que desde 2017 hasta ahora perdía una media de más de cien vecinos por ejercicio.

También es llamativo el aumento en puntos como A Lama y Cerdedo-Cotobade, con subidas de más del 0,4%.

Desde el gobierno local de Poio ya se ha reaccionado a estos datos y se destaca que sus 17.230 habitantes suponen su “techo histórico”, por encima del récord anterior de 2019, cuando se alcanzaron los 17.082 empadronados. Son, además 259 residentes más que hace cinco años. Su alcalde, Luciano Sobral, indica que “vivimos nun concello dinámico, que non deixa de medrar” y subraya el hecho de que se trata de un municipio joven, con una media de edad por debajo de los 44 años. “Cada vez máis xente aposta por empadroarse nalguna das nosas parroquias” , añade Sobral.

Pontevedra rompe una racha de cinco años

La caída de 146 vecinos en el censo oficial de Pontevedra deja su población oficial en 83.114 habitantes, lo que supone romper una racha de cinco años de aumentos constantes. En 2014 el censo del INE era de 82.934 vecinos, y al año siguiente bajó en 407 personas. Desde entonces se producía un aumento constante, hasta los 83.260 de 2020, que suponen, por el momento, la cifra histórica más alta.

Pero al igual que Pontevedra, todas las demás ciudades gallegas salvo Santiago registraron el pasado año descensos demográficos, incluso de mayor calado que a orillas del Lérez, donde la caída es del 0,17%. Ferrol prosigue su cuesta abajo, con un 1,2% de reducción para bajar ya de los 65.000 habitantes. En el entorno del 0,9% de bajada se sitúan Vigo (293.837), A Coruña (245.468), Ourense (104.596) y Lugo (97.613). Solo se salva Compostela, que tiene diez habitantes más y llega a 97.858, con lo que supera a Lugo y se convierte en la cuarta ciudad gallega más poblada. Pontevedra, que se mantiene en el sexto lugar solo por delante de Ferrol, tiene 43.800 mujeres (116 menos que en 2020) y 39.314 hombres, 30 menos.

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