Digestivo de Montecelo estima que hay unos 300 enfermos de hepatitis C sin diagnosticar

La unidad de atención a estos pacientes recibe el premio nacional “Best in Class 2021”

Juan Turnes (centro) acompañado por el gerente y un paciente de la unidad de hepatitis C. |   // GUSTAVO SANTOS

Juan Turnes (centro) acompañado por el gerente y un paciente de la unidad de hepatitis C. | // GUSTAVO SANTOS / Ana López

Pontevedra

El servicio de Digestivo del Complexo Hospitalario de Pontevedra cifra en alrededor de 300 los enfermos de hepatitis C que están sin diagnosticar en el área sanitaria, de los cuales uno de cada cuatro con los que se consigue contactar presentan una enfermedad avanzada, como una cirrosis hepática asintomática.

Así lo aseguró ayer el jefe de Digestivo, el doctor Juan Turnes, tras la entrega del galardón nacional “Best in Class 2021” a la Mejor Unidad de Hepatitis C en Atención al Paciente, que recibió en representación de todo el servicio de manos del gerente del CHOP, José Ramón Gómez Fernández. Estos premios son convocados anualmente por la “Gaceta Médica” junto con la Cátedra de Innovación y Gestión Sanitaria de la Universidad Rey Juan Carlos.

Gómez Fernández destacó la habilidad del servicio de Digestivo para implicar a muchos otros servicios en su labor para lograr los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Plan Estratégico Nacional sobre la Hepatitis C de 2015.

“Este servicio está liderando todas las actuaciones en el ámbito de la erradicación de la hepatitis C en Galicia”, celebró.

Manteniendo las cifras

El responsable de Digestivo agradeció que por segundo año consecutivo el equipo haya recibido este premio “que reconoce que hemos estado haciendo muchas cosas y, probablemente, varias de ellas las hemos hecho bien”.

Apuntó que el galardón es más especial en ambos años debido a lo complicado de la atención sanitaria en general por la pandemia del COVID, “pese a lo cual el número de pacientes curados de hepatitis C no ha bajado”.

Desde el Hospital Montecelo se centran esfuerzos, precisamente, en la búsqueda de pacientes infectados, ya que es de las pocas enfermedades virales crónicas “potencialmente mortales” que se pueden curar, en este caso con un único tratamiento vía oral de un comprimido o tres al día durante dos o tres meses.

“Seguimos intentándolo; de hecho en los últimos seis meses hemos recuperado cinco pacientes más que han iniciado el tratamiento y alguno lo ha completado”

Juan Turnes

— Jefe de Digestivo del CHOP

“Los pacientes nos han aportado muchas cosas, porque una vez que se superó el tener un tratamiento eficaz y seguro nos identificamos a un problema nuevo: descubrir personas que tenían la infección y que no notaban nada porque se encontraban bien”, resumió.

La estimación en el área sanitaria es de entre 250 o 300 personas que todavía no han sido diagnosticadas. De ellas, 47 sí lo fueron, pero el contacto con ellas es complicado. “Seguimos intentándolo; de hecho en los últimos seis meses hemos recuperado cinco pacientes más que han iniciado el tratamiento y alguno lo ha completado”, informó.

En el año de la pandemia la unidad del servicio de Digestivo trató a 89. “Ahora tratamos menos porque ya hemos tratado a la mayoría”, puntualizó.

En este sentido, el área de Pontevedra cumplirá sin duda los objetivos de la OMS respecto a la reducción de la mortalidad por esta enfermedad desde 2015 en un 65%. “En nuestra área a finales de 2020 se había reducido en un 81%”, destaca Turnes.

El contagio de la hepatitis C se produce vía sanguínea, aunque es poco contagiosa.

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Carlos Sánchez Montes fue diagnosticado de hepatitis C a finales de 2012. Su estado era tan crítico que le dieron un año de vida, tal y como contó él ayer. A principios de 2013 entró en lista de espera para un trasplante de hígado y el 1 de enero de 2014 lo recibió, el ticket de entrada para una nueva vida. “Desde que me desperté volví a recordar aquellos tiempos de juventud en los que me encontraba como un toro; y lo sigo estando”, afirma. “La enfermedad fue para mí totalmente silente, asintomática, hasta que llegó el momento en el que me empecé a encontrar mal. Yo era sano, no fumaba, no bebía... pero algo me estaba pasando”, recuerda. Tras una serie de pruebas “saltó la hepatitis C”. Pero el trasplante no era una garantía de vida, así que en 2015, con la aprobación del Plan Estratégico Nacional, inició el tratamiento contra la enfermedad. “Eran tres meses y yo en diez días ya la negativicé”, concluye, eternamente agradecido a la sanidad pública.

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