Una denuncia por robo de un Renault Laguna que en teoría estaba aparcado en un lugar en el que no podía estarlo fue el hilo del que tiró la Policía Local de Pontevedra para desenmascarar una supuesta trama de estafas a aseguradoras en siniestros de vehículos que acabó con 20 investigados.

Finalmente, de aquella larga lista, tan solo siete personas han terminado por sentarse en el banquillo. El resto reconoció los hechos y llegó a un acuerdo con el fiscal para rebajar sus condenas y eludir la cárcel. Ayer mismo se sumó a esta nómina otro acusado más cuya defensa se mostró conforme con una pena de 14 meses y 8 días de cárcel solicitada por el fiscal, tras confesar los hechos en la primera sesión del juicio. Se le aplican los atenuantes de dilaciones indebidas, confesión tardía y reparación del daño. También deberá asumir una multa de 6 meses a razón de tres euros diarios.

Seis de los acusados insisten en su inocencia

Los otros seis procesados insisten en mantener su inocencia. La segunda sesión del juicio tuvo lugar ayer y la mayor parte de la vista se centró en la declaración de los policías locales que destaparon la trama. Volvamos a ese coche robado. Fue en el año 2008 y cuando se denunció su sustracción la Policía Local comprobó algo raro. Ese coche no podía estar en el lugar en el que decían que estaba. “Denunciaban que estaba aparcado en el entorno de la Plaza de Toros pero ahí no podía estar, dado que esos días toda la zona estaba cerrada” pues había feria taurina, declaró uno de los agentes.

Se investigó un poco más y se pudo comprobar, siempre según la versión de los policías municipales, que el coche, un Renault Laguna, había sido comprado supuestamente inservible, afectado por las graves inundaciones de Vilagarcía en 2006, y después trasladado a Portugal en donde se hizo desaparecer, cobrando la supuesta indemnización del seguro por robo.

Los agentes fueron relatando algunos de los casos que investigaron. En varios de los vehículos se repetía este patrón: Eran turismos que según los agentes se habían arruinado por completo en las inundaciones de la ciudad arousana y que no tenían “arreglo posible”. Luego se denunciaban que habían sufrido siniestros y se cobraba por ellos. Por ejemplo, uno de los investigadores relató la compra de un Volvo a un propietario en Vilagarcía por 5.000 euros, como si estuviera todavía en uso (se hizo figurar una factura “de 23.000 o 24.000 euros”, aseguró) y luego su nuevo propietario fue indemnizado por 30.000 euros tras sufrir el coche un incendio.

Los agentes explicaron que algunos coches todavía tenían en su interior y en su maquinaria restos del lodo de las inundaciones

Los agentes explican que algunos de esos coches también se veían implicados en extrañas colisiones a pesar de sus precarias condiciones para circular. Los policías locales consideran que eran accidentes fingidos con vehículos que a duras penas funcionaban y en cuya mecánica o incluso en su interior se encontró lodo de las inundaciones.

En otros casos, los investigadores señalan que los vehículos habían sufrido siniestros anteriores y luego se utilizaban para simular otros accidentes nuevos. Es el caso de un Mercedes que sufrió una supuesta salida de vía en Cuntis o un Audi descapotable que se empotró supuestamente contra un Suzuki Vitara en Pontevedra. Según los agentes, ambos tenían exactamente los mismos golpes y averías que presentaban en accidentes que se habrían producido hace tiempo.

En la segunda sesión del juicio de ayer también hubo tiempo para que declarasen dos peritos. Uno señaló que en algunos casos era evidente, incluso para el ojo de quien no es experto, que los golpes de los coches no se correspondían con los accidentes que se describían. El segundo, propuesto por una de las defensas, defendió la labor realizada por un perito que está investigado en la causa.

El juicio continuará en diciembre con los informes de las partes. El fiscal solicitaba penas que llegaban hasta los cinco años de cárcel en algún caso.