Carmelo Gómez | Actor

“Lorca era un comunicador cien por cien; no escribía para sí mismo, sino para todos”

Llega a Pontevedra “A vueltas con Lorca”, el espectáculo que repasa la vida y obra del escritor y músico granadino de la mano de Carmelo Gómez y el pianista Mikhail Studyonov

El actor Carmelo Gómez.

El actor Carmelo Gómez. / Sergio Parra

Pontevedra

Pontevedra homenajeará este sábado 13 de noviembre, (Pazo da Cultura, 21 horas), a uno de los escritores españoles más universales. “A vueltas con Lorca” es la propuesta sobre la vida y obra del escritor y músico granadino, que sobre el escenario interpretarán el actor Carmelo Gómez y el pianista Mikhail Studyonov. Las entradas están a la venta en Ataquilla.com a 18 euros más gastos (12 euros para estudiantes, parados y jubilados). De no agotarse, el mismo día del espectáculo dos horas antes en la taquilla del Pazo da Cultura.

– Antes de comenzar esta gira, que ya llega a su fin, aseguraba que estaba “muy ilusionado”, ¿lo sigue estando?

– La expectativa era lo que realmente ha ocurrido: que es muy ilusionante porque se ha ido construyendo poco a poco, ha ido creciendo en cada plaza. Como llevamos mucho tiempo, ha habido un vuelco narrativo. Teníamos los poemas, eso no ha cambiado, pero han ido apareciendo personajes nuevos que han sido influencia para Federico y que nos parecía importante rescatar, como son Cervantes y Lope de Vega. Con lo cual yo estoy ahora mismo muchísimo más ilusionado en este proyecto que entonces. Me da la impresión de que hasta el último día lo estaré.

"No hay que ser lector de poesía para asistir a este espectáculo"

– ¿De qué manera les afectó el parón de la pandemia del COVID?

– Nosotros pudimos conservar, gracias a las políticas de algunos ayuntamientos, algunos bolos que ya estaban apalabrados. Nunca muchos por mes, pero sí que ha habido a cuentagotas. Durante la pandemia estuvimos con el vehículo y el remolque que llevamos por todas las carreteras de España. Era impresionante. Y acudía gente, que era lo más interesante. Hay alguna anécdota, como en Paterna, que cayó una tromba de agua tan terrible que pensamos que se llevaba el coche la riada a los huertos. Y de repente llegamos hasta arriba y pensamos “¿y ahora quién va a venir?”, pues estaba al cincuenta por ciento de aforo y se llenó. Caían chuzos de punta y la gente estaba a la puerta del teatro; eso es Lorca, eso no es nada más que Federico García Lorca.

– ¿Por qué Federico García Lorca? ¿tenía predilección por él?

– No sabía muy bien lo que yo tenía sobre Lorca. Fue un cúmulo de casualidades. Yo daba talleres de teatro y, sobre todo, a clásicos. Decidí hacerlo también con teatro que mezcle prosa y verso. Y Federico es el primero que se te ocurre. A partir de ahí empecé a estudiar al poeta. Cuando me pidieron dar una lectura, lo hice sobre él. Y al final resulta que estoy metido en él hasta lo más profundo. He ido encontrando cosas que no conocía sobre este poeta, informándome, documentándome, oyendo a los que saben... Ahora tengo una vinculación muy fuerte con este poeta.

– ¿Se puede decir que ha sido un proyecto de investigación?

– Sí, o bueno, más que de investigación de permanente documentación y de experiencia, porque el público nos ha dado un “feedback”, una respuesta sobre lo que pasaba en el escenario. Hemos ido construyendo y componiendo de las dos maneras, tal y como hizo Federico. Él tenía una tradición popular muy acendrada, pero por otro lado tenía una tradición culta que siempre fue ignorada. De esa misma manera hemos ido componiendo un mundo poético que cuenta la vida de Federico García Lorca. Aquí hay una trama.

"De Lorca me quedo con un hombre que fue de fracaso en fracaso hasta convertirse en referente mundial"

– Una de las facetas más desconocidas por el gran público es que Lorca era músico, un aspecto muy presente en el escenario...

– El piano, de hecho, ha sido un handicap, porque los teatros no quieren llevar un piano. Si no lo tienen te ponen mil problemas y te dicen que lo lleves tú, pero claro, al final un piano que puedes llevar en un camión termina por no tocar nada. Pero no hemos cedido ante esto, porque Federico sin piano no es lo mismo. Este instrumento construyó a este poeta en el mundo de la música a través de su madre, que era la que tenía más interés en que fuese músico, más que poeta. Nunca dejó de tocar el piano. La fiesta estaba garantizada si había un piano, porque Federico se ponía y tocaba canciones populares, sobre todo, que es lo que nosotros llevamos con Mikhail Studyonov, que es el que toca el piano.

– ¿Es imprescindible que al público le guste previamente la poesía o es esta una forma maravillosa de iniciarles en este género literario?

– Esa es nuestra vocación. No necesariamente hay ser lector de poesía o tener cierta vinculación a esta forma de literatura. Nosotros lo que hacemos en todo momento es dar las claves para abrir la enorme profundidad que tiene la poesía de Federico y todo el mundo de contradicciones que hay. Si tú entras en una catedral gótica sin saber nada del gótico, puedes disfrutarla por su belleza, pero si tienes unos conocimientos la vas a disfrutar más. Se dan cuatro claves antes de cada poema explicando su vida, desde su infancia hasta su muerte. En ese tránsito caben un montón de poemas.

"Nosotros lo que hacemos en todo momento es dar las claves para abrir la enorme profundidad que tiene la poesía de Federico"

– ¿Cuáles han sido las reacciones del público durante todo este tiempo de gira?

– He visto de todo. En general gente apasionada. Siempre vamos con prejuicios a todos sitios. Poco a poco van entendiendo y recogemos mucha pasión, es la satisfacción de reencontrarse con la poesía de una manera lúdica, divertida, casi como si la poesía ha sido una fiesta. Además, que ha sido hecha para entenderse, no para que la entienda una minoría, unos privilegiados. Lorca era un comunicador cien por cien; no escribía para sí mismo, sino que lo hacía para todos. Y ese es el esfuerzo que hacemos.

– ¿Con qué se queda usted de Lorca?

– Me quedo con un hombre que fue de fracaso en fracaso hasta convertirse en un referente mundial de literatura, ser la vanguardia de las vanguardias. Uno de esos fracasos fueron Dalí y Buñuel, sus grandes amigos, que le traicionaron y le llamaron “perro andaluz”. Sin embargo él siguió adelante. Es muy fácil hundirse, pero siempre se embarcó en cosas por las que le criticaron mucho y duramente, como “Poeta en Nueva York” o “La Barraca”. Eso es fascinante para mí.

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