La Audiencia de Pontevedra juzgará este jueves a un hombre que está acusado de estafar a su novia, a la que ocultó que llevaba una doble vida y que estaba casado con otra mujer, pidiendo un crédito a su nombre y quedándose con parte del dinero.

La Fiscalía solicita para él cuatro años de cárcel por un delito continuado de estafa y, además, reclama que pague una multa de 3.000 euros e indemnice a la víctima con los 22.500 euros que, supuestamente, defraudó mediante sus engaños.

A esta indemnización, el fiscal suma las cantidades derivadas de la solicitud de un crédito de 50.000 euros que pidieron con cargo al sueldo de ella durante la relación entre ambos.

Los hechos se remontan a mayo de 2014 cuando el acusado contactó con la víctima a través de Internet, según el escrito de acusación, "con el propósito de obtener un beneficio económico".

Él se presentó como un hombre soltero que trabajaba como bróker en las bolsas de Londres, Hong Kong y Barcelona e inició una relación con la mujer, que era médico y pasaba por una situación de ruptura con su pareja tras 14 años de relación.

Al mes, comenzaron a convivir en casa de ella, en la ciudad de Pontevedra, de la que el acusado se ausentaba de forma constante alegando razones laborales.

Para hacer posible el engaño, utilizó las empresas Vocelio y Flash Media, que le proporcionaban prefijos de los lugares a los que decía ir, entre ellos Hong Kong, de manera que le daba a ella un número con el prefijo de dicha ciudad como si fuese el de su oficina y si ella llamaba y no le contestaban, salía una locución en chino.

En realidad, el acusado estaba casado y no realizaba tales viajes, sino que se quedaba en Melide (A Coruña) con su esposa, pero la víctima, engañada, incluso le llevaba hasta el aeropuerto de Santiago para sus viajes, aunque en realidad, allí le iba a recoger su mujer.

En enero de 2015, según el fiscal, éste le manifestó a su novia que tenía problemas laborales, por lo que se encontraba muy abatido, ya que le habían bloqueado las cuentas corrientes por ser avalista del negocio de su padre y que por ello no tenía liquidez.

La mujer le creyó y corrió con todos los gastos diarios, le dio determinadas cantidades de dinero y él la convenció para que pidiese un crédito de 50.000 euros avalado con su nómina del hospital, diciéndole que pronto cobraría una suma importante y podría cancelarlo.

Usando ese crédito, realizó desde el ordenador de ella dos transferencias, una a favor de su mujer y la otra a favor de su padre, sin que conste que ninguno de ellos estuviese enterados de las argucias del acusado.

En ese tiempo, además, compraba por Internet y disponía de dinero mediante Hal Cash, sin conocimiento de la víctima y, a que el director del banco le avisó de estas operaciones, él le dio excusas que la mujer creyó.

Él le prometió que lo pagaría todo en breve, ya que tenía en marcha un buen negocio de vehículos, para el que le propuso viajar con él a Italia, en donde tenía reservado un Porsche y otros vehículos.

La víctima empezó a darse cuenta de los engaños cuando llegó a Italia y no había ningún coche y, a mayores, recibió una llamada de una persona que aseguró ser la esposa del acusado.

Le pidió explicaciones y él lo negó, diciendo que era mentira y que se trataba de una novia despechada, sin embargo, ella devolvió la llamada al mismo número y la esposa le envió una foto de la boda.

La mujer le pidió al acusado que le devolviese el dinero, pero, lejos de hacerlo, hizo dos transferencias en concepto de 'pago de decoración' y abandonó el domicilio.

En total, se quedó con casi 22.500 euros de ella, a través de transferencias a su esposa y su padre, así como por distintas compras y pagos por internet