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El derribo de un tramo de las Galerías Oliva, un paso más cerca

Interior del tramo de las Galerías en el edificio que el lunes recibe la licencia de demolición. Gustavo Santos

La empresa Hercor Inversiones recibirá el lunes la primera de las licencias que afectan a la esquina de Michelena y Gutiérrez Mellado donde se ubica el acceso desde esta última calle a las Galerías Oliva. Se trata del permiso municipal para derribar el inmueble número 3 de Gutiérrez Mellado, en cuyos bajos se localizan los establecimientos comerciales vinculados a este tramo de las Galerías.

Esta es la primera autorización oficial relacionada con un proyecto que ha generado enorme inquietud e incertidumbre en esos comerciales, que vez como en cuestión de poco tiempo su actividad ha dado un giro radical que les obligará a abandonar los locales alquilados en ese enclave. Algunos de ellos ya tramitan sus traslados.

La licencia municipal, que es reglada y no otorga margen de maniobra al Concello, afecta a un edificio, pero la promotora ha solicitado un permiso similar para un inmueble colindante, el situado en el número 11 de la calle Michelena. Sin embargo, en este caso debe intervenir el departamento de Patrimonio de la Consellería de Cultura ya que la fachada hacia esa calle está afectada por el ámbito protegido por la declaración del santuario de la Peregrina como Bien de interés Cultural (BIC).

Por el momento, los únicos proyectos que conoce el Concello por parte de Hercor Inversiones son los de estas dos demoliciones y aún no se han presentado planes para actuar en los solares resultantes, cuyos usos posibles, según el Plan de Urbanismo son casi cualquier aprovechamiento residencial, pero también de oficinas o incluso equipamientos. Además, no habría obligación urbanística alguna de mantener las galerías actuales ya que no están previstas en el planeamiento. Solo sobrevivirían si hubiera algún tipo de acuerdo privado al respecto.

Las Galerías Oliva disponen de cuatro accesos, tres por la calle Oliva y uno por Gutiérrez Mellado. Es en este último tramo, con una decena de locales, el que resultará afectado por esta demolición, si bien los inquilinos disponen de contratos de alquiler hasta 2023, por lo que antes de esa fecha no se espera que se acometan obras en el inmueble. Durante la pandemia, la propiedad renegoció los contratos de arrendamiento para reducir su duración, en algunos casos a cambio de recortar también la cuota. En ese momento, los comerciantes desconocían los planes urbanísticas que ahora se confirman.

Entre los alquilados que ya han decidido buscar otros locales figura El Taller de Joyería, que se traslada este mes a la calle Rosalía de Castro “para poder trabajar mejor y tener un taller más amplio. Este negocio lleva tres años en las Galerías Oliva. Mucho más tiempo en ese lugar acumula la emblemática Clínica Pedrosa, un centro podológico que abrió en el año 1961, casi a la vez que las propias Galerías. En enero de 2022 se trasladará a un local situado detrás del edificio del Concello en la Praza de España.

En noviembre de este año, su propietario, Roi Millán, tenía previsto acometer unas obras de ampliación en su centro, pero afirma que en abril le comunicaron que no le renovarían su contrato de alquiler más allá del año 2023.

Frente a la Clínica Pedrosa, en la cafetería Galerías, Pilar González es la presidenta de la asociación de comerciantes de las Galerías Oliva y propietaria de este negocio que lleva 60 años en la misma ubicación. Cuenta que, en su caso, los dueños del local le ofrecieron un 20% de descuento en la cuota a cambio de restar un año en su contrato. Ahora admite que “va a ser difícil encontrar un bajo con estas características y que sea cercano. Todavía me queda más de un año y espero que en ese tiempo aparezca algo.

Otra de las situaciones delicadas en esta zona comercial es la de la tienda de Comercio Xusto, dependiente de la ONG Solidariedade Internacional de Galicia. Este establecimiento lleva 15 años abierto en las galerías por lo que “abandonarlas ahora supone perder nuestra trayectoria y casi volver a empezar de cero; de hecho, en el caso de no encontrar un local con unas condiciones similares, es posible que nos veamos abocados a desaparecer después de 15 años de presencia continuada en la ciudad de Pontevedra”.

En Confecciones Milord, María del Pilar Oroso, aunque no se ve tan afectada como el resto de comerciantes, también relata su caso particular. Tras 40 años llevando a cabo su actividad en el mismo establecimiento, en 2014 su contrato fue renovado hasta 2023 y los propietarios del bajo le indicaron que “tenía derecho a traspaso, que si acaso me iba antes no había problema”. Fue así que Oroso colocó los carteles de “Liquidación por traspaso” en el escaparate y buscó interesados en tomar el relevo de su comercio. “Yo sabía que me tenía que ir en 2023, pero cabía la posibilidad de que alguna persona quisiera coger el traspaso. De hecho fue así, había una persona interesada, que cuando intentó contactar con ellos no fue capaz, cuando a mí me habían dicho que pusiera el cartel y ahora me quedo sin nada. En ese sentido sí fui engañada y me dolió”, concluye María del Pilar.

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