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El campus no se libra de los roles de género

Águeda Gómez. Marta G. Brea

Las aulas universitarias siguen sin superar los estereotipos de género. Así lo evidencia el último informe de matriculación segregada por género, publicado por el Portal de Transparencia de la Universidade de Vigo, en el que las titulaciones más técnicas, como la ingeniería, siguen presentando un alumnado ampliamente masculino, en contraste con el elevado número de mujeres que egresan en carreras vinculadas a la educación y la salud. Se trata de una realidad patente en el conjunto de titulaciones que engloba la Universidade de Vigo, y con firme reflejo en las facultades del campus pontevedrés.

Un estereotipo de género comienza a construirse desde el mismo nacimiento, desde el momento en que se toma la decisión de asociar un color al sexo. El azul como símbolo de todo lo masculino; el rosa como insignia de lo femenino. Constructos sociales que trascienden la infancia y que llegan a colarse en las aulas universitarias. En Pontevedra, los porcentajes generalizados apuntan a un 80% de hombres en el denominado sector STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), frente al 20% representado por las mujeres. Estas, sin embargo, suman altas cifras en las carreras de ciencias sociales.

Los estereotipos sexistas se insertan en las cabezas de los niños y las niñas a partir de los seis años

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Por facultades, la Escuela Naval Militar de Marín es la que concentra el mayor desequilibrio entre hombres y mujeres. El grado de Ingeniería Mecánica que la UVigo imparte en el centro castrense suma 309 alumnos frente a 40 alumnas; es decir, que únicamente una de cada diez estudiantes son chicas. Del mismo modo, los hombres representan un porcentaje superior al 70% entre el alumnado del Grado de Enxeñaría Forestal (91 hombres y 37 mujeres). En cambio, la sobrerrepresentación femenina se evidencia en grados como Enfermería (34 hombres y 173 mujeres), Belas Artes (119 hombres y 386 mujeres) y Publicidade e Relacións Públicas (122 hombres y 321 mujeres), en donde, como contraste a las ingenierías, solo dos de cada diez alumnos son hombres.

La brecha de género se acentúa de forma llamativa en la Facultade de Ciencias da Educación e o Deporte, que vive dos realidades confrontadas. Las mujeres son mayoría en el grado de Educación Infantil, con 42 alumnos y 321 alumnas, lo que implica un porcentaje femenino en las aulas del 88,4%. La segregación vocacional también se extiende al grado de Educación Primaria, si bien las cifras ya no distan tanto de ser equitativas con una presencia masculina superior al 30% (123 hombres y 257 mujeres). La situación pega un vuelco al analizar los datos de matriculación en el grado de Ciencias da Actividade Física e do Deporte, en el que el porcentaje de alumnas cae hasta el 25% (393 hombres y 131 mujeres).

Fisioterapia e igualdad

La nota positiva se encuentra en el grado de Fisioterapia, donde los estudiantes rompen los estereotipos de género y llenan el futuro de esperanza y equidad, con 109 alumnos matriculados y 118 alumnas. Asimismo, el grado de Dirección e Xestión Pública, que el pasado año estrenó modalidad online, sigue la tendencia y desafía los desequilibrios con una presencia del 50% para mujeres y hombres.

En lo referente a los estudios de posgrado, y teniendo en cuenta que el número total de matriculados se reduce notablemente, los estereotipos se repiten. El 90% de los matriculados en el Máster en Dirección TIC son hombres (40 hombres y 4 mujeres), mientras que en el Máster en Deseño e Dirección Creativa de Moda (9 hombres y 40 mujeres) y en el de Comunicación en Medios Sociais (1 hombre y 22 mujeres) el desequilibrio es favorable a las mujeres. Finalmente, en el terreno femenino destaca la Titulación Superior en Deseño Téxtil e Moda, impartida en la Facultad de Belas Artes, ya que el total de sus plazas, 28, están cubiertas por mujeres.

La Universidade de Vigo es consciente de la brecha de género que se produce en las aulas y, por ello, impulsa planes que minimicen los estereotipos. Uno de sus primeros pasos fue crear la Unidade de Igualdade, que actualmente dirige Águeda Gómez. La socióloga trabaja en el impulso de iniciativas para atraer el talento femenino y desafiar así los roles que acaban condicionando el interés académico y el futuro profesional.

–¿La elección de una carrera universitaria es realmente libre?

–No es una decisión plenamente libre; tiene su parte de elección consciente, pero también existe un margen de condicionamiento por haber crecido en una sociedad tan sexista y patriarcal como la nuestra, Hay evidencias científicas, investigaciones publicadas por revistas como Nature, que apuntan a que los estereotipos sexistas se insertan en las cabezas de los niños y las niñas a partir de los seis años, derivando en un condicionamiento de las vocaciones académicas. Los estereotipos están presentes incluso en los libros de texto, en donde aparece la mamá cocinando y el papá arreglando el coche; en los medios de comunicación; en los modelos hegemónicos y culturales; y en las conciencias de los padres y madres. Es el resultado de criarse en una sociedad patriarcal. Al final, todo acaba por fomentar la invisibilidad de la mujer científica y, como consecuencia, no existen referentes. Conocemos a Pitágoras, pero no a su compañera Temistoclea; sabemos quién era Sócrates y, sin embargo, desconocemos a su maestra, Diotima de Mantinea. De esta forma, las niñas tienen muy difícil proyectarse así mismas como mujeres ingenieras, informáticas, etc.

–¿Qué soluciones se pueden trabajar para frenar esta situación?

–Debe ser un trabajo integral, que implique a toda la sociedad, comenzando por un cambio en los manuales educativos, para que se acaben los temarios sesgados y androcéntricos. El colectivo docente es uno de los más concienciados en materia de equidad, pero tienen que enfrentarse a unidades didácticas que no cumplen la Ley de Igualdad, ya que no reproducen la realidad. Si hay tantas científicas mujeres como hombres, ¿por qué no tienen la misma presencia?

–¿Cuáles son las iniciativas que se impulsan desde la Unidade de Igualdade?

–Las docentes llevan años trabajando para que las reivindicaciones del 11 de febrero –Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia– tengan continuidad el resto del año. Así fue como nació la Cátedra de Feminismos 4.0, desde la que se han creado campañas como “Bravxs”, unas caretas ilustradas por Marta Riera, para la visibilización de mujeres destacadas en el terreno de la Ingeniería y la Informática. Además, trabajamos en la investigación, en el aporte de datos para evidenciar la realidad. Si tu no cuentas las entradas de wikipedia de mujeres y hombres físicos, no será visible la brecha de género y, por tanto, no se tomarán acciones para solucionarla. Impulsamos premios con incentivos económicos, como los GirlGeekCovid, para motivar a las alumnas de ciencias e ingeniería a seguir resistiendo frente a los estereotipos.

Por otro lado, promovemos un “workshop”, donde invitamos a expertas para que nos hablen, por ejemplo, de lo importante que es que haya mujeres diseñando los algoritmos. En las búsquedas de empleo por Internet, cuando un chico y una chica tienen un curriculum similar, las ofertas de empleo para jefes siempre son para ellos, mientras que a las mujeres se les muestran trabajos de secretaria. Eso viene de una base de datos en donde predominan los hombres en puestos de liderazgo, y eso no es justo.

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