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Los mayores, felices con la tercera dosis

Una enfermera, ayer, vacunando con la tercera dosis a una residente de Campolongo. Gustavo Santos

Mercedes Davila sale muy contenta de la sala. Con ayuda de una auxiliar se acomoda en una butaca y deja de lado el bastón que le ayuda a caminar mientras otros compañeros pasan al habitáculo para recibir la tercera dosis de la vacuna contra el COVID. Cerca de Mercedes, otros usuarios del centro reposan durante los quince minutos de rigor ante una posible reacción del suero y se muestran muy aliviados por haber recibido, al fin, una nueva dosis.

Todavía no es media mañana y prácticamente todos los usuarios de la segunda y la tercera planta de la residencia de personas de la tercera edad de Campolongo ya están vacunados. A esas horas, tan solo queda inocular la dosis a los residentes de la cuarta planta, algo que llevará más tiempo, puesto que estos usuarios son personas más dependientes.

Mercedes Davila, quien antes de nada apunta que es toda “una jovencita” y que el próximo 7 de octubre cumplirá 90 años, comenta que se encuentra “muy bien, estoy de maravilla”, a lo que añade que “ninguna de las otras dos dosis me dio reacción. Esperemos que esta tampoco”. Mientras espera sentada, esta usuaria de la residencia pontevedresa indica que “estaba deseando que me pusieran la nueva dosis y estoy muy contenta”, incluso bromea diciendo que “seguro que nos pusieron las que les sobraban; a ver si ahora vivimos un poco más o no”, comenta entre risas.

Ninguna de las otras dos dosis me dio reacción. Esperemos que esta tampoco

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Para esta usuaria del centro de Campolongo la tercera dosis de la vacuna contra el COVID no ha supuesto ningún inconveniente, no como los dedos de uno de sus pies que llevan dándole la lata desde hace tiempo y “que hacen que me despierte todos los días a medianoche”, comenta antes de despedirse.

Frente a Mercedes Davila se encuentra descansando en un sillón Indalecio Lago. Al igual que su compañera de residencia, también acaba de recibir la nueva dosis del suero y apunta que “fue muy bien; con este ya son tres los pinchazos que me dieron”.

Indalecio coincide con Mercedes en que ninguna de las anteriores dosis le dio reacción, “ni me enteré, la verdad” y señala que “no queda más remedio que ponerla”. Con respecto a la pandemia, este usuario de 78 años de edad, comenta la ha llevado “más o menos, pero no queda otra”, por eso considera que es bueno que tanto a él y a sus compañeros les hayan administrado, por fin, una nueva dosis, porque así “estamos todos un poco más tranquilos”, señala Indalecio Lago.

Sin incidencias

La residencia de mayores de Campolongo fue uno de los cuatro centros del área sanitaria de Pontevedra-O Salnés al que acudieron los profesionales de enfermería del Sergas para llevar a cabo la inmunización. En el caso concreto de Campolongo, fueron 88 los mayores que recibieron la tercera dosis del suero, tan solo uno se negó por motivos religiosos, según indicó el director del centro, Juan José López.

Por lo demás, la jornada transcurrió sin ningún incidente y el responsable de la residencia pública de Campolongo señaló al respecto que “fue muy rápido todo, la verdad es que se nota que ya tenemos la experiencia de las veces anteriores y transcurrió toda la jornada con normalidad, con mucha organización, gracias también a la ayuda de las profesionales del Sergas”.

Juan José López destacó que los usuarios recibieron la noticia de que serían vacunados con una tercera dosis “entre aplausos y muy ilusionados, todos lo estábamos deseando”. Asimismo, el director de esta residencia de la ciudad afirmó que “la vacunación con una nueva dosis supone para nosotros acercarnos a la normalidad, acercarnos al final del camino y volver a estar todos juntos, poder contactar con los demás y el exterior y para nosotros supone una verdadera alegría”.

La vacunación con una nueva dosis supone para nosotros acercarnos a la normalidad, acercarnos al final del camino

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En este sentido, Juan José López apuntó que “para los familiares sin duda es una gran tranquilidad saber que ya hemos alcanzado una cierta normalidad y que ellos están cada vez más seguros. También es verdad que tenemos muy restringidas las visitas para evitar contagios, porque lo cierto es que el vector de contagios en nuestro centro siempre fue exterior, no interior, y esto es muy importante”.

Así, el director de la residencia de mayores de Campolongo comentó que “al restringir las visitas, para las familias supone un inconveniente, porque ya no pueden venir cuando quieren, sino cuando se puede”.

Respecto a los brotes registrados en el centro durante la pandemia, López afirmó que “los vectores de contagio solamente han sido exteriores y se dieron en personas que compartían habitación o baño, y no de una gravedad relevante”. En relación a esta cuestión, el dirigente de la residencia pontevedresa concluyó afirmando que “desde el principio se ha tenido muchísimo cuidado y control. Hoy sabemos que quizás fue excesivo, pero mejor eso que relajarse ante el COVID, y todo el equipo trabajó de una forma muy intensa para reducir al máximo el riesgo de contagios”.

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