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Una moda de los 80 que vuelve con fuerza

El lasertag vive una nueva época dorada con cada vez más adeptos en Pontevedra

Varias personas jugando en Pontevedra. | // GUSTAVO SANTOS

Cumpleaños, reuniones de amigos, de empresa, pero sobre todo despedidas de soltero han sucumbido a la nueva moda de las “guerras láser” en Pontevedra. El lasergame o lasertag nació en los años 80 en Estados Unidos y, después de una época de cierto ostracismo, en los últimos tiempos ha ido recuperando poco a poco su popularidad, adaptándose también a los cambios generacionales y a las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Además, gracias a que no es un juego tan peligroso como otros similares como el paintball, lo pueden disfrutar personas de todas las edades, desde niños a mayores, sin miedo a lesionarse.

El lasertag llegó a Pontevedra en junio de 2020 de la mano de Pablo Méndez Performance como una forma de ocio en tiempos de pandemia, ya que cuenta con estrictas medidas de seguridad, se practica en grupos burbuja y el contacto físico es mínimo. “Ahora se está reactivando”, apunta el propio Méndez, pero el camino que ha recorrido este centro recreativo no ha sido nada fácil, ya que durante la segunda y la tercera ola del COVID permaneció cerrado y después dio bastantes bandazos por los constantes cambios en las restricciones sanitarias. Desde el pasado mes de marzo ya tiene algo más de estabilidad y cada vez hay más gente que se apunta a la moda de la guerra láser, con clientes que repiten.

“Es muy divertido. Al principio es difícil cogerle el punto, pero me gustaría repetir, está muy bien preparado el escenario y al estar bien localizado, a cinco minutos del centro, es muy cómodo”, apunta Rafael Apolinar, uno de los jugadores que se estrenó en el Láser Arena 22, en la avenida de Montecelo, el pasado fin de semana en una despedida de soltero. Actualmente, el juego está programado para cubrir cinco misiones diferentes en una hora, teniendo que pasar por una sala al término de cada una de ellas para recibir la explicación de la siguiente; los jugadores van sumando puntos según los rivales que eliminen. “Se suda mucho”, bromea Rafael, “me gusta que de la pistola sale un puntero láser con el que puedes ver a quién disparas, así que no hay dudas como en otros juegos similares”.

En este en concreto, el chaleco electrónico cambia de color cuando el jugador es alcanzado por un disparo, pero también cuenta con un aviso sonoro gracias a un pequeño altavoz que lleva la pistola y que cuando el jugador es alcanzado le avisa de que está “herido”.

Una moda de los 80 que vuelve con fuerza

“Estuvimos dos meses en casa ideando cómo podía ser el juego, porque el juego ya existe, nosotros le dimos nuestro toque”, explica Pablo Méndez. Así, confiesa que “jugamos mucho, en familia y con amigos, estuvimos haciendo muchas pruebas durante un mes antes de abrir”.

Todas esas pruebas y su amplia experiencia en el mundo del espectáculo es lo que ha convertido a Láser Arena 22 en todo un éxito, aunque todavía no es todo lo rentable que cabría esperar, admite Pablo. Por ahora, tienen reservas durante toda la semana y el fin de semana empiezan a tener pocas horas libres. La llegada del invierno, con muchos días de lluvia, supondrá el bum definitivo para esta actividad, que quiere reinventarse cada cierto tiempo. “Queremos hacer cambios para darle un plus, pero ahora mismo esos cambios supondrían subir el nivel de dificultad del juego, así que sería algo pensado para la gente que ya ha venido muchas veces. Lo que también nos planteamos es hacer diseños especiales para algunas fechas concretas, como Halloween”, explica su promotor.

Todo bajo estrictas medidas de seguridad y con ventilación, porque Méndez ha percibido que todavía hay “mucho miedo, sobre todo a sitios cerrados y a nuevas olas del COVID”.

Una moda de los 80 que vuelve con fuerza

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