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Peregrinación masiva en busca del milagro

Billetes que los devotos colocaron en el manto de la Virgen. Gustavo Santos

A la espera para entrar en el santuario, María Hernández se emociona al contar el motivo que la ha llevado hasta allí desde tan lejos. Es de Canarias, pero desde hace tres años reside en Vilagarcía de Arousa y ayer era la primera vez que acudía a los Milagros de Amil, en Moraña.

“Venimos caminando desde San Simón, a tres kilómetros de Vilagarcía. Salimos a las 8.00 de la mañana y acabamos de llegar, nos ha llevado cinco horas, pero tenía la promesa hecha y no podía fallarle a la Virgen”, explica María, quien con lágrimas de emoción en los ojos cuenta que está allí porque “mi hija se ha quedado embarazada, no podía, y al final se enteró de que está de siete semanas. Por eso vengo muy contenta y agradecida, y si todo sale bien, por supuesto que volveré”.

Imagen de la procesión, ayer, en las inmediaciones del santuario de los Milagros de Amil. Gustavo Santos

El santuario de los Milagros de Amil congregó ayer a miles de devotos que se desplazaron hasta el concello de Moraña para cumplir sus promesas o realizar a la Virgen algún petición concreta. Así, las inmediaciones del templo eran un hervidero de personas que, a pesar de que portaban la mascarilla, apenas podían mantener la distancia de seguridad debido a la gran cantidad de fieles que se aglomeraban en el entorno del torreiro de la iglesia.

En la larga fila de devotos a la espera de entrar en el santuario también se encontraba María José Pichel, que desde las 7.00 de la mañana realizó un trayecto de unos 24 kilómetros para poder agradecer a la Virgen que sus familiares superaran distintas enfermedades el año pasado. Pichel, que venía desde Forcarei, explicó que “o meu cuñado xa viñera en anteriores ocasións e este ano inicieime eu para agradecerlle á Virxe que saímos adiante e tamén para pedirlle polos estudos e pola saúde”.

Un grupo de peregrinos yendo al santuario. | // GUSTAVO SANTOS

Frente a la iniciación de María José Pichel contrastaba la veteranía de José Castro, que lleva una década peregrinando a los Milagros de Amil y que, un año más, no falló a su cita con la romería. Castro indicaba ayer que, aunque venía de Portela, en Cuntis, un lugar relativamente cerca, la caminata se prolongó unas cuatro horas desde que salió a primera hora de la mañana.

En total, este cuntiense recorrió a pie unos 15 kilómetros para pedir a la Virgen por su compañera, que en la actualidad está preparando una oposición y “para ver se coa axuda da Virxe a saca adiante. Ademais, este ano tamén veño como agradecemento porque máis ou menos a ela lle vai saíndo traballo”, apuntó José.

En la década que lleva peregrinando al emblemático templo de Moraña, este cuntiense confiesa que la mayor parte de las peticiones se le cumplieron, pero bromea y dice que “tampouco hai que atosigar tanto á Virxe”.

Una vez en el interior del templo, los fieles sí guardan las distancias de seguridad y realizan las diferentes ofrendas a la santa, como la colocación de billetes en el manto, el encendido de cirios, el depósito de flores en el altar o exvotos de cera.

Por otra parte, la celebración de una de las romerías más populares de Galicia también estuvo marcada por el ambiente festivo que se vivió en el exterior de la iglesia, ya que se instaló un mercadillo y grandes carpas en las que los asistentes pudieron degustar los platos típicos de la gastronomía gallega.

La imagen que dejó la fiesta este año, en la que se retomaron las tradiciones, poco tenía que ver con la del pasado 2020, cuando la afluencia de peregrinos y de fieles se vio mermada de forma considerable debido a la pandemia.

A pie, en bicicleta o a caballo, desde diferentes lugares

A pie, en bicicleta o a caballo y desde diferentes puntos de la comunidad gallega. En el entorno de la media mañana los fieles apuraban el paso por los diferentes viales comarcales que conducían al santuario para llegar a tiempo y participar en la misa solemne y contemplar la procesión de las Sagradas Imágenes, que tuvo lugar a las 13.00 horas.

Asimismo, numerosos autobuses también desplazaron a decenas de devotos hasta el santuario, en el que desde las 5.30 horas se efectuó una acogida a los peregrinos.

Las altas temperaturas también fueron protagonistas de la jornada, de manera que muchos caminantes optaban por retirar la mascarilla u optaban por descansar a la sombra y reponerse bebiendo agua de los manantiales más próximos.

Finalizada la misa mayor, todavía se podía ver por las carreteras a peregrinos dirigiéndose hacia los Milagros de Amil.

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