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“No somos una manada; le pudo dar en la nalga, un golpe, pero luego pidió disculpas”

Los acusados de abuso sexual a una guardia civil en un pub de Pontevedra niegan los hechos

Los acusados, ayer, en el banquillo de la sala número 3 del Juzgado de lo Penal de Pontevedra. | // G. SANTOS

“Me parece increíble que estemos aquí por esto, cuando yo no le he faltado al respeto en ningún momento a esta chica. No somos una manada. Le pudo haber dado en una nalga, un golpe o lo que sea, pero puedo corroborar que después le pidió disculpas”. Estas fueron las declaraciones finales de uno de los dos hombres acusados de un delito de abuso sexual a una mujer en un pub de Pontevedra en el juicio que se celebró ayer en el Juzgado de lo Penal número 3 y que ha quedado visto para sentencia.

La sala acogió así los testimonios de los acusados por haber sometido a una serie de tocamientos a una joven, agente de la guardia civil, en un pub el 24 de febrero de 2019, en el entorno de las 4.30 horas, cuando según el relato de la víctima, “diversos individuos abusaron, coaccionaron y la amenazaron ante la mirada y risas de otros amigos de los anteriores”.

Los dos acusados negaron inicialmente los hechos refiriéndose en todo momento al tocamiento como “un golpe” y señalaron que había sido la víctima la que había pisado a uno de ellos, que la empujaron y que luego ella los zarandeó. Uno de los hombres aseguró que había intentado mediar y que se le pidieron disculpas, pero que la situación se agravó y que la joven “los insultó y grabó”.

“Me sentí vejada y humillada; nadie me ayudó”

En su relato de los hechos, la víctima explicó que habría entrado en el reservado del pub para hacerse una foto con unas chicas con las que había coincidido aquella noche, y fue en ese instante cuando sintió “una palmada de pleno en la nalga”. En cuanto notó el tocamiento, se dio la vuelta para ver quién había sido el autor del abuso, encontrándose con dos de los acusados junto a otros varones en primera fila. Fue debido “a la cercanía” de aquellos hombres por lo que entendió que habían sido ellos e inmediatamente empezó a increparlos para saber quién había realizado el tocamiento. La víctima comentó en la sala que “se reían y había un ambiente de burla hacia mí. Yo solo quería saber quién había sido, porque si tan valientes fueron de tocarme, quería que también lo fueran para decir quién lo había hecho”. Mientras pedía el nombre del agresor, la víctima aseguró que uno de los allí presentes le dijo que “se estuviera calladita si no quería tener problemas, porque hay un teniente coronel”. Tras las declaraciones de los testigos de las partes, la sala procedió al visionado de la cinta de vídeo en la que se constata el abuso. No obstante, la Fiscalía mantiene la solicitud de sobreseimiento de la causa por la “fugacidad” y la “levedad” de los hechos, a pesar de que entiende que el relato de la víctima “es persistente y creíble” y reconocer que las respuestas de testigos y acusados fueron “evasivas y ambiguas”.

Uno de los hechos que destacó la víctima en su relato es que, a pesar del abuso sufrido, ninguna de las personas que estaba presente en el reservado del pub pontevedrés le ayudó a localizar al hombre que le había tocado. A este respecto, la mujer narró que tras preguntar in situ quién había sido y señalar a varias personas, uno de los acusados la empezó a increpar y la amenazó diciendo que “dejara el teléfono con el que iba llamar a la Policía si no quería tener problemas”. Frente a esta situación, la víctima relató que ”me sentí ninguneada, vejada, humillada y amenazada. También incrédula porque la mayor parte de la gente que estaba allí no me ayudó”. Finalmente la joven salió del reservado para acudir a un amigo y a uno de los responsables del local para que la ayudaran a localizar al hombre que la había tocado, que se desplazaron al reservado para intentar mediar y resolver el problema. La Fiscalía considera que, a pesar del “reproche moral” lícito, no cabe “relevancia penal” respecto al tocamiento al entender que “no atenta con la libertad sexual” y, respecto a las amenazas, afirma que “no se pueden confirmar”.

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