La campaña de control de aves puesta en marcha por la Concellería de Desenvolvemento Sostible del Concello de Pontevedra avanza positivamente aligerando el casco urbano de colonias de gaviotas y palomas.

En lo que va de año, la campaña se ha centrado en la zona monumental y en las principales avenidas de tránsito peatonal, Benito Corbal y Loureiro Crespo, donde se registra el mayor número de quejas. Desde enero se han recibido 150 reclamaciones al respecto y se recorrieron 263 tejados. Con estas actuaciones se retiraron 130 nidos, 139 huevos y 45 pollos.

Tal y como señala el concelleiro de Desenvolvemento Sostible, el socialista Iván Puentes, “la población de gaviotas bajó muchísimo desde que se iniciaron las campañas de control en 2014, ya que ahora mismo tenemos 100 parejas en la ciudad y hace ocho años superaban las 200”.

“El servicio muestra su efectividad, ya que no existe una renovación de las colonias. Los pollos se retiraron hace cuatro años, y en consecuencia hay las mismas gaviotas de siempre, más viejas. Las gaviotas adultas están cada vez más mermadas y tienen menos huevos. De hecho, tenemos 100 parejas censadas y solo retiramos 130 nidos, lo que pone de manifiesto que ya no hay casi puestas de reposición. Muchas ya solo están poniendo un huevo o dos en la primera puesta. Las estamos obligando a hacer un esfuerzo que merma su capacidad de reproducción”, resume Puentes.

Los pollos de gaviota retirados deben devolverse a sus hábitats naturales en espacios costeros, como es el caso del Parque Nacional de las Islas Atlánticas

Al mismo tiempo, se consiguió que las gaviotas patiamarillas, la atlántica, habían ido poco a poco desplazando sus nidos desde el casco viejo, que era su lugar predilecto y en el que estaban condensadas, hacia otros puntos como Benito Corbal, Loureiro Crespo y A Parda.

Tal y como explica Juan Fraga, responsable de Larus Control, la empresa especializada en estos trabajos, “la pandemia no influyó tampoco en ese sentido y las gaviotas siguen estando nos mismos espacios, con la diferencia de que el núcleo inicial estaba más concentrado en el casco antiguo y ahora se están abriendo también hacia zona nueva, desplazando sus nidos o desapareciendo”.

Cercanía a bares y cafeterías

Respecto al control de palomas, se está centrando en el entorno de A Ferrería y Praza de España, zonas que cuentan con un buen número de locales de hostelería con terrazas y, por lo tanto, donde se detectan más problemas.

Hasta el pasado 26 de agosto, el servicio realizado por Larus Control, al que la Desenvolvemento Sostible destinó un presupuesto de unos 18.000 euros, lleva retiradas unas 238 palomas mediante la instalación de jaulas.

“El número de palomas también se estabilizó (el censo se sitúa en unos 150 ejemplares en A Ferrería) y la pandemia solo se pudo notar un poco en su comportamiento, pero no se trasladaron, por lo que no hubo una influencia real”, asegura Juan Fraga.

Los ejemplares de paloma capturados son trasladados a un centro especializado para su suelta en zonas en las que existan depredadores naturales, siendo sacrificadas aquellas que estén enfermas (y que, por lo tanto, supongan un riesgo para la salubridad y la salud), como establece la normativa.

En base al reglamento de la Xunta de Galicia, los pollos de gaviota retirados deben devolverse a sus hábitats naturales en espacios costeros, como es el caso del Parque Nacional de las Islas Atlánticas.