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Universidad y guarderías abren la vuelta a clase

Limpieza de sillas de los niños en la Galiña Azul de San Salvador de Poio. // GUSTAVO SANTOS

Todo listo en las escuelas infantiles y el campus universitario de Pontevedra para dar la bienvenida al nuevo curso. Y es que mañana lunes, 6 de septiembre, las guarderías y las facultades recibirán a los alumnos de nuevo tras el parón del verano. El jueves será el turno de Infantil y Primaria.

Y otra vez el COVID será el protagonista, con las ya conocidas medidas de prevención (mascarilla, higiene de manos y distanciamiento), pero con algunos cambios significativos para los universitarios: la vacunación y la reducción de 1,5 a 1,2 metros de la distancia entre alumnos en el interior de las aulas.

La presencialidad recupera su peso en el caso de las facultades, que el curso pasado tuvieron que aprender a convivir con el método mixto. Si todo va bien, en el que se inicia mañana debería ser mayoritaria, y todo apunta a que, al menos en otoño, así será. Y es que el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés los casos activos de coronavirus rondan los 400, todo un logro teniendo en cuenta que no hace poco más de un mes se superaban los 3.000 y se alcanzaba el pico de la quinta ola.

En el campus de Pontevedra hay por el momento alrededor de 700 matriculados nuevos, que sumados a los que pasan de curso hacen que se superen los 4.100, aunque los plazos todavía siguen abiertos.

De este modo, la comunidad universitaria en la ciudad del Lérez alcanza las 5.000 personas, entre alumnos, profesorado y personal administrativo y de servicios.

Por ahora solamente no han cubierto todas las plazas ofertadas Enxeñaría Forestal y Gestión Pública, “pese a que los decanatos han hecho un esfuerzo brutal en difusión y dar a conocer que son grados fundamentales en la estructura del campus y de Galicia”, matiza Jorge Soto.

La primera jornada

“Aquí en Pontevedra haremos una presentación oficial para los alumnos de primero y, con los diferentes organismos que estamos trabajando, para dar la bienvenida a los nuevos matriculados y explicarles cómo funciona la universidad, porque creemos que es importante que sepan situarse”, asegura Jorge Soto, vicerrector del campus.

“Desde la Universidad de Vigo apostamos por la presencialidad, obviamente, y así va a ser en la mayoría de los casos, siempre manteniendo el uso de la mascarilla y atendiendo a los planes de contingencia, ya que se pueden producir diferentes escenarios, como se surjan brotes o que la pandemia evolucione para mal”, considera Soto.

En caso de que las cosas se pusieran feas, la institución dispone de un campus virtual para que se pueda trabajar tanto de forma on line, como semipresencialmente como en persona al cien por cien.

“Esto quiere decir que la gente apuesta por este campus y por esta ciudad. Cada día, más que en un campus universitario esto se está convirtiendo en una ciudad universitaria”

Jorge Soto - Vicerrector del campus de Pontevedra

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“En ese sentido tenemos cubiertas todas las situaciones. Por el momento va a ser casi todo presencial y habrá también unas aulas en las que habrá acceso en directo para una parte del alumnado. Es algo que ya está cerrado. Cada alumno ya sabe cómo tiene que hacer mañana lunes”, indica el vicerrector.

Soto destaca que el campus pontevedrés está casi a la par del de Santiago de Compostela en número de matriculados. “Esto quiere decir que la gente apuesta por este campus y por esta ciudad. Cada día, más que en un campus universitario esto se está convirtiendo en una ciudad universitaria. Es algo que nos gusta mucho y que incrementa, si cabe, todavía más la importancia de Pontevedra”, celebra.

“El campus es una empresa que genera mucha riqueza y eso es algo que tenemos que celebrar”, añade.

Un operario coloca una mampara en la facultad de Ciencias Sociais de Pontevedra. | // GUSTAVO SANTOS

El hito de la vacunación

El hecho de que una gran mayoría del alumnado inicie el curso ya vacunado cambia mucho las perspectivas este año respecto al pasado. También lo reconoce así el vicerrector del campus de Pontevedra, que indica que “la diferencia es abismal”.

“El año pasado había mucha incertidumbre, con todos los cambios que se producían, como los picos de contagio, que influían mucho en la toma de decisiones de las administraciones y que eran clave para las diferentes directrices que tomamos para cumplir la normativa”, matiza.

Y para evitar los brotes entre la comunidad universitaria se llevaron a cabo numerosos cribados. “Tantos que llegó un momento que perdimos la cuenta. Hubo cribados intensísimos y también con todo el personal y eso era algo que tranquilizaba mucho a la gente, el saber que estaban en un espacio muy controlado ”, reconoce Jorge Soto, que celebra que finalmente se produjeron muy pocos positivos en el ámbito universitario.

“Hay algo que tengo que decir, porque además lo viví, y es que la actitud de los alumnos fue exquisita. Cumplieron con la normativa, el tema de los geles hidroalcohólicos, las entradas, limpieza de mesas al entrar y salir... Ha sido clave que hemos sido responsables al enfrentarnos a una situación muy grave y esto ha llevado a que los casos hayan sido poquísimos”, considera.

Una trabajadora desinfecta una mesa en el campus de Pontevedra. Gustavo Santos

Los más pequeños

Junto con los alumnos de más edad, también mañana inician la vuelta a las aulas los más pequeños. Las escuelas infantiles ya están más que preparadas para recibir a los niños nuevos y a los que repiten en sus centros. Las que la Xunta tiene en la comarca de Pontevedra superan las 800 plazas asignadas este curso.

En la Galiña Azul de Poio, que el curso pasado tuvo en total cuatro positivos por COVID entre el personal y los menores, se adaptan “con dudas, pero con más experiencia teniendo en cuenta el año pasado”, explica su directora, Ana Rodríguez.

“Aunque en el protocolo han cambiado ciertas medidas, desde el equipo consideramos que cuantas más precauciones, mejor, por eso las seguiremos manteniendo”, asegura a FARO.

Es por ello que el acceso continuará de forma gradual, con desinfección de pies y quitándose el calzado y los abrigos, “sobre todo porque la filosofía en la escuela es que los niños estén descalzos”, señala.

Ya el año pasado, en esta escuela, aumentaron una mesa por cada aula para que los pequeños estuviesen más separados, ya que no están obligados al uso de mascarilla. Además, van al comedor como máximo dos aulas distintas al mismo tiempo.

Además, se mantendrá la entrega de los niños en la puerta, sin el acceso de los adultos al interior. Solo si los padres lo solicitan, las educadoras se acercarán a la entrada para alguna cuestión en concreto.

“Aunque tengan miedos, necesitan de las escuelas porque muchos ya han terminado con el teletrabajo y la realidad es que las familias no pueden quedarse con los niños en casa”

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Esta Galiña Azul tiene 87 plazas disponibles pero por el momento se han cubierto 80. “Es algo habitual desde que empezó todo esto del COVID, pero se terminan llenando a medida que avanza el curso”, informa su directora, que añade que “en septiembre las cubriremos porque ya tenemos solicitudes”.

Las dudas que presentan los padres y tutores de los niños suelen ser comunes. “Intentamos aclarar todo en el momento de las entrevistas. Muchas de las preguntas surgen por el tema de la pandemia, pero quizá eran más el curso pasado que este. Ahora ya vuelven a ser frecuentes las dudas habituales del funcionamiento del centro”, resume Ana Rodríguez.

El miedo a que los niños contagiasen a los mayores en el ámbito familiar es el que más peso tiene. Tanto es así, que el curso pasado, tal y como informa la directora de la Galiña Azul de Poio, “hubo niños que estaban matriculados y no llegaron a venir”. “Este año es muy diferente en este sentido”, celebra.

“Con niños no hay distancias”

Por su parte, la escuela infantil de Tenorio, en Cerdedo-Cotobade, también dependiente de la Consellería de Política Social de la Xunta, iniciará el curso con 41 niños matriculados de las 75 plazas que oferta y una serie de mejoras consistentes en la impermeabilización de las ventanas, acondicionamiento de aulas, nuevos pavimentos, limpieza y pintado de muebles... que han supuesto una inversión de 22.000 euros. En octubre prevé abrir una quinta aula al aumentar el número de asistentes.

“El protocolo es más o menos el mismo, porque con los niños apenas hay distancias. Entre los adultos sí”, explica su directora, Beatriz González.

También en este centro, que el año pasado solo registró un positivo, se producirá la entrega de los menores en la puerta. “Se pierde la interacción más íntima con los padres, pero es algo que pasa en todos los ámbitos a raíz de la pandemia”, reconoce.

“Aunque tengan miedos, necesitan de las escuelas porque muchos ya han terminado con el teletrabajo y la realidad es que las familias no pueden quedarse con los niños en casa”, concluye.

Niños en el comedor del CEIP Campolongo el curso pasado. Rafa Vázquez

Los comedores se estrenarán el jueves 9 con el inicio del curso en los colegios

Los comedores escolares de Pontevedra y Marín gestionados por la federación de asociaciones de madres y padres de alumnos, Fanpa, iniciarán su actividad simultáneamente con la apertura del curso en Infantil y Primaria, el próximo jueves, 9 de septiembre. Este año sí lo harán en fecha, ya que el curso pasado, debido a la pandemia y a los problemas para adaptar el protocolo preventivo en los espacios no pudieron empezar a dar comidas a los pequeños hasta el 5 de octubre. La pandemia, además, provocó una caída en el número de usuarios de los comedores. “Si en 2019 se daban 1.300 comidas, el año pasado fueron menos, un 40% de esa cifra”, asegura Rogelio Carballo, presidente de la Fanpa de Pontevedra. El número final este año dependerá de la situación por la que estén pasando las familias, teniendo en cuenta cuestiones como el teletrabajo o el desempleo, que serán claves a la hora de que los padres usen el servicio. “A los que más va a afectar es a los que están en ERTE o sin trabajo, porque los que teletrabajan igualmente pueden enviar a los niños al comedor”, considera Carballo.

Subida en los precios

Los cambios en los protocolos este año no afectarán al comedor, “están encaminadas más a Secundaria”, señala Carballo. Lo que sí está previsto que cambien son los precios por el servicio. El año pasado iban desde los 6,4 euros por una comida esporádica al día hasta los 83,55 para todo el mes. “Estamos en una coyuntura de subida de precios por las materias primas, la electricidad y salarios, lo que tendrá una repercusión en los de este año”, afirma el presidente de la Fanpa. La federación contará de nuevo con la empresa Arume para este servicio. Los comedores gestionados por la Fanpa llevan en activo desde 2004. Actualmente son 24 centros escolares los que se benefician en los municipios de Pontevedra y Marín. Este año está previsto que se una el del colegio de Pontesampaio. Precisamente esta semana, el Concello de Marín anunció que activará las medidas de conciliación y de ayuda económica a las familias que hagan uso de los comedores escolares. Concretamente, contarán con una subvención de 10 euros por niño al mes para facilitar el pago del servicio, así como la parte proporcional para aquellos que lo utilizan de forma esporádica.


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