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Un parto “de película” con final feliz

Una pontevedresa relata cómo dio a luz a su pequeña en el coche a las puertas del Hospital Provincial

Lara sostiene a la pequeña Sira, acompañada de su marido, Gustavo, justo tras el parto en el vehículo.

Cuando Gustavo irrumpió en el servicio de Urgencias obstétricas del Hospital Provincial el pasado 26 de agosto, saltándose los protocolos COVID, los profesionales sanitarios que se encontraban trabajando en el turno de noche no entendían qué estaba pasando en aquel momento y a qué venían aquellas prisas y alboroto.

Del otro lado de la puerta de Urgencias se encontraba Lara en el coche, que nada más salir de su domicilio de camino al hospital pontevedrés, había roto aguas en el primer semáforo en el que pararon.

Fue así cómo las profesionales responsables de este tipo de urgencias aquella noche se prepararon para asistirla, pero en el momento en el que fueron a abrir la puerta del copiloto y para su sorpresa se encontraron con que en el breve lapso de tiempo en que Gustavo había salido del vehículo y entrado en el hospital para pedir auxilio, la pequeña Sira salió por su cuenta con la importantísima ayuda de su madre, ambas en perfecto estado.

“Una odisea, algo que solo piensas que puede pasar en las películas, pero lo cierto es que me pasó a mí”

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Lara se emociona al recordar lo vivido aquella noche y comenta lo gracioso de tener que decir ella misma la hora del nacimiento de la pequeña, “porque no había nadie presente para certificarla cuando di a luz y tuvieron que preguntármelo. Imagínate, con todo lo que pasó, tener que acordarme, pero más o menos fue sobre las 23.25 horas”, indica entre risas.

Cuando se le pregunta a esta pontevedresa cómo fue todo el proceso, responde que “una odisea, algo que solo piensas que puede pasar en las películas, pero lo cierto es que me pasó a mí”. Y es que, para empezar, menos del 5% de los bebés nacen en la fecha probable de parto, pero la pequeña Sira no quiso esperar más.

De la playa al hospital

A pesar de que Lara salía de cuentas el pasado 26 de agosto, aquel día se encontraba “como una rosa”, por lo que, como cualquier otro día de verano, se fue a disfrutar de un excelente día de playa que prolongó hasta las 20.00 horas. Fue entonces cuando sí que empezó a notarse un tanto extraña, de manera que ella y Gustavo decidieron volver para casa.

Llegadas las 21.00 horas, esta pontevedresa empezó a sufrir las primeras contracciones, pero puesto que tiene otro pequeño de 23 meses, no podía irse aún al hospital, ya que tenían que esperar a que alguien se acercara hasta su domicilio a recogerlo, de ahí que ella y Gustavo retrasaran su salida hacia el Provincial.

Cada vez le iba costando más hacer determinados movimientos y para vestirse sufrió un poco, así que en el entorno de las 23 horas cogieron el coche y se dirigieron al centro hospitalario. “Vivimos cerquita del Provincial y justo a la altura del puente de los tirantes, tuvimos la mala suerte de que el semáforo de uno de los cruces se puso en rojo y al parar fue cuando rompí aguas. Hasta que llegamos al hospital fui apoyada en el padre, que tuvo que conducir todo el tiempo en segunda. Nada más llegar, aparcó en la entrada de Urgencias y se fue a pedir ayuda dejando su puerta abierta”.

Los padres con su pequeña en el interior del vehículo tras el parto.

Gustavo estaba dentro del hospital, pero ella sentía que no podía esperar más, que Sira venía ya y que tenía que ayudarla, así que gritó con todas sus fuerzas y vestida y dentro del coche empezó a empujar hasta que salió la cabecita del bebé, para posteriormente conseguir hacer salir el resto del cuerpo.

“No lo viví como algo traumático, porque estaba tan concentrada en el momento, que para mí lo único importante era sacarla. Aunque sí que es verdad que en el momento de expulsar su cabecita me sobrecogí porque pensaba: “Madre mía, la voy a tener aquí, en el coche”, pero lo conseguí”, dice Lara.

Fue así, sin más ayuda que la de su propia fuerza e instinto, que esta pontevedresa logró dar a luz a su pequeña completamente sola y de forma espontánea. Lara explica que “justo después de dar a luz sí que tuve algo de miedo, porque la sentía, pero no la escuchaba llorar. Así que en cuanto llegaron las profesionales pedí, por favor, que me quitaran el pantalón flojo que llevaba y comprobaran que estaba bien, y lo estaba, así que ya me la pusieron en el pecho para que la pudiera tener en mis brazos”.

Al terminar, Lara se encontraba tan bien que incluso dijo animada que aquello “merecía una foto” y las profesionales sanitarias que la acompañaban no dudaron en cumplir sus deseos e inmortalizar en una foto única uno de los partos más bonitos y especiales que pudieron vivir a las puertas del Hospital Provincial.

La emoción de los profesionales y los pontevedreses

Uno de los aspectos más bonitos que Lara recuerda del día de su segundo parto, fue las caras de emoción de las profesionales que acudieron a asistirla. Así, esta pontevedresa cuenta que “fue bonito ver sus sonrisas y sus caras de felicidad en cuanto comprobaron que yo sola había podido dar a luz y que la niña estaba bien. Empatizaron conmigo y con el momento que había vivido y me dijeron que lo había hecho muy bien, como si estuvieran orgullosas de mí, porque había sido todo tan rápido y tan limpio, que también ellas lo vivieron de una forma muy especial”. Gustavo, su pareja, también reaccionó emocionándose en cuanto fue consciente de lo que había pasado e inmediatamente se acercó a Lara con lágrimas en los ojos para abrazarla y besarla. Todavía algo abrumada por que el proceso fuera tan rápido y aún “en alerta” por lo vivido, a esta pontevedresa le costó unos segundos fijar la atención y recapacitar sobre lo ocurrido para después dejar que la emoción del momento la invadiera por completo. Aunque aseguran que ellos no escucharon nada, lo cierto es que el parto de Lara también se vivió con emoción e ilusión en Loureiro Crespo, y es que las profesionales les contaron después a esta mamá y papá que en el momento en que la pequeña Sira emitió su primer llanto, todas las personas que se encontraban en la zona en aquel momento y que también fueron testigos del hito empezaron a aplaudir felices por esta pareja, su parto “de película” y su final feliz.

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