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La ópera rejuvenece a ritmo de folk

Artistas gallegos, entre ellos un coro formado por vecinas de Cangas, dan vida a la historia de María Soliña, fusionando los cánones clásicos con asubíos o zanfonas

El elenco de la ópera María Soliña, durante la prueba de sonido. | // RAFA VÁZQUEZ

Acudía cada día de noche a la playa. Es una de las pruebas que respaldaron ante el tribunal del Santo Oficio de Compostela el injusto juicio contra María Soliña, una vecina de Cangas que en 1621 soportó la tortura durante días y el expolio de su patrimonio tras ser acusada de brujería; y cuyo recuerdo resuena hoy como el símbolo del sufrimiento de un pueblo. Su historia trágica es también la protagonista de la ópera que presentaron anoche en Pontevedra un nutrido grupo de vecinos de O Morrazo.

“Nuestra intención es salir de la ópera convencional y presentar un nuevo género, que es la ópera folk gallega”. Ésta “busca mezclar los aspectos fundamentales de la ópera clásica contemporánea, incluido el uso de las voces o la orquesta, con sonoridades de música folk gallega, incluyendo instrumentos tradicionales como la gaita, el asubío, el tambor gallego, la zanfona, y ritmos como la muiñeira”, explica el compositor Nacho Mañá, que tras finalizar sus estudios en la Universidad de Cambridge continúa actualmente su formación en el Royal College of Music de Londres, donde estudia Composición.

Se aúnan elementos de la ópera clásica contemporánea, caso del uso de las voces o la orquesta, con sonoridades de la música gallega como la gaita, el asubío, el tambor o la zanfona

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Este vecino de O Morrazo es el autor del libreto de esta ópera especial en el que “las residentes de Cangas forman el coro, son seis mujeres de la villa”, va explicando Nacho Mañá. “La ópera se basa en la vida de la heroína canguesa, recoge los hechos de su vida adaptándolos de la obra del fallecido Xosé Manuel Pazos A Defensa da Vila, con libreto de J.R. Bustamante”, explica, fusionando las pautas de la ópera con los ritmos más clásicos de la tradición gallega.

“Buscamos llegar a un público más amplio y que sea un modo de rejuvenecer” la ópera, indica el compositor Nacho Mañá, autor de la obra

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La idea de poner en marcha el proyecto, indica el compositor, surgió “hace unos años, cuando en 2017 tuve la oportunidad de ver la obra teatral de Xosé Manuel Pazos, y me quedé impresionado con la fuerza dramática de la historia y de la obra y decidí hacer una ópera. Después me reuní con Carmen Durán, una soprano que también vive en Cangas desde hace unos años, y su marido, el libretista Bustamante, nos reunimos con Pazos, que entonces era alcalde, y así fue como empezó la historia de esta ópera”.

Cientos de espectadores siguieron el espectáculo en la plaza de España. | // RAFA VÁZQUEZ

Tras el estreno el pasado mes de mayo en Cangas, la plaza de España de Pontevedra recibió a los artistas, que insisten en la importancia del “generoso apoyo” del Concello de Pontevedra a la ópera, un género prácticamente desaparecido de las programaciones desde hace años. Y directamente residual si, como en este caso, se trata de una propuesta contemporánea.

“Buscamos llegar a un público más amplio y que sea un modo de rejuvenecer” la ópera, indica el compositor afincado en Londres. “Es un placer tener la oportunidad de presentar mi música en Galicia, mi tierra, es un orgullo y hay que destacar la apuesta del Concello de Pontevedra por la cultura gallega, porque prácticamente todos los artistas que participan son de O Morrazo o en general gallegos”.

La Orquestra Sinfónica Vigo 430 interpretó la base musical de la ópera contemporánea, que sumó la música tradicional de la mano del gaiteiro Anxo Lorenzo y Anxo Pintos a la zanfona.

La Orquestra Sinfónica Vigo 430 interpretó la base musical de la ópera contemporánea, que sumó la música tradicional de la mano del gaiteiro Anxo Lorenzo y Anxo Pintos a la zanfona

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Los principales papeles fueron interpretados por la soprano Carmen Durán, el contratenor Christian Gil-Borrelli, el bajo Antonio Alonso, el tenor J. Bustamante y el actor Lois Soaxe Piñeiro, mientras que el coro de mujeres está conformado por Sonia Salgado, María Fernández, Sonia Couto, Teresa Moreira, Amparo Mesas y Sara Malvido.

A ellos se sumaron (bajo la producción de Nalgures) tres jóvenes solistas en el papel del Inquisidor, el protagonista de María Soliña y el de Pedro Barba, el malogrado marido de la heroína, interpretados respectivamente por Beltrán Iraburu, Patricia Rodríguez y Diego Neira.

María Soliña tenía 70 años cuando la encausaron, una edad muy avanzada para la época, y pocos años antes su familia había muerto en el ataque corsario que diezmó Cangas

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Todos ellos subieron anoche al escenario de la plaza de España, que si la noche antes se llenó de ritmo, teléfonos móviles y gritos de las jovencísimas seguidoras de Pol Granch, ayer vibró a ritmo de ópera contemporánea de raíz gallega, la mejor banda sonora para una historia, la de María Soliña, que nunca debió suceder. Tenía 70 años cuando la encausaron, una edad muy avanzada para la época, y pocos años antes su familia había muerto en el ataque corsario que diezmó Cangas. Ella tenía un importante patrimonio: una casa de dos pisos, varias fincas en posesión, una dorna y (lo que más interesaba a los verdugos) derechos de presentación en la colegiata de Cangas y la iglesia de San Cibrán, en Aldán.

Se hizo habitual en la época que el Santo Oficio y un noble de O Morrazo acusen de brujería a mujeres ricas para repartirse después su patrimonio. Es por ello que ninguno de los verdugos quiso saber que María Soliña acudía cada noche a la playa con la esperanza de que, tal vez, el mar le devolvería a los suyos.

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