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¿Qué pasa con los festivales este verano?

Armadiña se adapta a las restricciones mientras el Portamérica espera hacer una edición de otoño y el Surfing duda aún de su celebración

Imagen de archivo de una de las últimas ediciones del Portamérica. | // IÑAKI ABELLA

Verano siempre es sinónimo de festivales y acampadas. Rock, indie, pop o trap. Todos los estilos musicales tienen cabida en los festivales de la comarca. La pandemia arrasó con ellos el año pasado. Este año unos optan por adaptarse a las circunstancias mientras otros se aplazan o incluso esperan al último momento para decidir si se celebrarán o no.

El Armadiña Rock anunció el pasado mes de junio que haría conciertos este verano adaptándose a las medidas después de que en 2020 celebraran el festival a través de un cómic y una serie de podcast, entre otras actividades. “Desde un principio vimos que era necesario hacer algo más reducido, somos una asociación sin ánimo de lucro y queremos que sea seguro, con la gente sentada, distancia de seguridad y un recinto acotado”, explica desde la comisión organizadora Almudena Acuña.

La asociación calcula, según la extensión de la plaza de Chousa, que puede tener un aforo de entre 250 y 300 sillas respetando la distancia de seguridad. Con ello, cerrarán la plaza para controlar el aforo y se accederá mediante entradas, que serán gratuitas.

El festival, que se celebrará el 20 y 21 de agosto, ha anunciado ya las actuaciones de Monoulious Dop, The Tetas´s Van o Dakidarría, entre otros. Señalan que aún “quedan cosas por perfilar” y están en contacto con el Concello de Poio para hacer el formato lo más seguro posible, contratando además seguridad privada.

Habrá dos conciertos por día, y una hora de tiempo para que la gente entre. Para el segundo concierto se procederá a la desinfección además. Además habrá pasacalles y talleres y actuaciones infantiles. Todo en Chousa, para que sea más sencillo.

La organización ha tenido que renunciar así a otras ubicaciones como las sesiones vermú, que se realizaban en la plaza Rualeira, donde es más complicado medir el aforo.

La organización explica que se podrá conocer “otra cara de los grupos” ya que algunos harán versiones acústica o formatos íntimos. Sea como sea, no han querido renunciar al Armadiña de Combarro por segundo año. “Ya se empiezan a poder hacer cosas y queríamos aportar. La cultura está pasando un mal momento y sabemos que es seguro”, reivindica Almudena Acuña.

2020 y 2021 son los años que ha tenido que tachar el Portamérica de su cartel. La próxima edición apunta a 2022, pero desde la organización advierten que quizá no haya que esperar tanto. “Tenemos previsto hacer algo este año. No será el festival como tal, pero sí vamos a hacer algo bastante potente si nos deja la pandemia”, adelanta Kin Martínez, promotor del festival. Desde el Portamérica están esperando a ver cómo evoluciona la situación, pero la intención es “intentar sobreponernos con un festival que se acerque lo máximo posible a la normalidad” y señalan que la fecha sería en el mes de octubre. Tienen incluso el cartel cerrado, solo falta poder hacerlo.

“No podemos decir aún formato, dependerá de la situación, pero queremos hacer algo que valga la pena, sería un formato festival de varios días y conciertos”, adelantan a FARO. Según explican desde la organización se nota que hay muchas ganas de festival, “la gente está respondiendo, es muy fiel y comprensiva y conservan la entrada, ha habido muy pocas devoluciones.”

El Portamérica de Caldas de Reis ha sido cancelado ya dos años consecutivos, aplazándolo a 2022. “Queremos ser muy ejemplares y aplicar los protocolos a la perfección, apenas ha habido contagios en conciertos, la cultura es como el patito feo, pero estamos haciendo las cosas muy bien”, recuerda Kin Martínez.

Otro de los festivales más esperados cada año es el Surfing the Lérez que se celebra en la capital. a día de hoy no hay ninguna certeza sobre su futuro aún. La organización comenzó a planificar el festival para que se celebrara en el mes de septiembre, pero aún habría que confirmar su celebración en una reunión con el Concello de Pontevedra que se hará la próxima semana.

Pendiendo de un hilo

“Estamos pendientes de ver que hacemos, no hay nada definido ni grupos cerrados. Hay planos y puntos de acceso para los controles y medidas de seguridad”, señala Marcos Rivas, promotor del festival.

Cuenta que en torno a primavera se decidió seguir adelante, pero en las últimas semanas han parado e incluso comunicaron a algunos grupos apalabrados que daban marcha atrás. “Es muy complicado porque la Illa das Esculturas es una zona muy grande y tememos que pueda ser peligroso por la dificultad de acotar la zona”, reflexiona Rivas a quien le preocupa una masiva asistencia con el curso universitario ya empezado.

En esta semanas han barajado la idea de no anunciar grupos y que sean sorpresa además de montar varios escenarios para ocupar más espacio y acotar mejor el aforo. Si finalmente se hará o no tendrá que decidirse en los próximos días, pero desde la organización lamentan que se pueda perder la esencia de “romería rockera” de un festival que reúne alrededor de 15.000 personas.

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