Arte y anonimato han ido numerosas veces de la mano a lo largo de la historia, alimentándose incluso el uno al otro, rodeando a artistas de un aura de misterio que los hacía todavía más interesantes. En los años 80, en Inglaterra, iniciaba su obra uno de los grandes mitos del arte callejero, Banksy, pseudónimo del que es, quizá, el grafitero más famoso del mundo, aunque su verdadera identidad no se ha llegado a desvelar todavía. Salvando las distancias, Pontevedra tiene ahora una figura similar: un artista –o varios, quién sabe– que está llenando la ciudad con unos dibujos muy peculiares que están causando gran revuelo en las redes sociales.
Son dibujos hechos en blanco y negro, sobre papel de estraza, que en las últimas semanas han ido apareciendo en diferentes lugares de la ciudad, como la calle Peregrina, el Campillo de Santa María, el Gorgullón o la Zona Monumental. Ninguno está firmado, lo que ha alimentado el misterio entre muchos pontevedreses que comparten en las redes sociales, sobre todo en Facebook, cada nuevo hallazgo de una de sus pinturas.
No tienen una temática concreta, aunque en varias de ellas se aprecia cierta crítica social hacia los conflictos bélicos. Desde una mujer corriendo delante de un tanque, pasando por un hombre moviendo lo que podría ser una barricada o un niño mostrando los efectos de la guerra, hasta una persona con la cara desfigurada o un hombre de rasgos asiáticos dejando caer un jarrón, son algunas de las escenas que recrea este artista anónimo, aunque uno de sus dibujos más llamativos representa a un hombre y a una mujer gritando, haciendo coincidir sus bocas en la esquina que une las calles Pratería Vella (ahora Eirado de Alvar Páez) y Martín Fervén, en el Campillo de Santa María.
Ese factor crítico es un elemento clave en el arte urbano. Banksy empezó pintando ratas en los muros de las calles de Bristol, Inglaterra, que le servían como instrumento para sus críticas hacia el sistema y pronto se convirtieron en su seña de identidad. Poco a poco sus creaciones fueron ganando compromiso social, todo fruto de una evolución no solo como artista, sino seguramente también como persona.
Al igual que sucede con Banksy, en Pontevedra ya han surgido diferentes teorías sobre quién puede ser el autor de estos dibujos anónimos. Desde un artista callejero que busca remover conciencias apoyándose en su aura de misterio, hasta un colectivo de grafiteros, aunque la que más está destacando en las redes sociales es la que señala hacia uno o varios estudiantes de Bellas Artes siendo, quizá, estas pinturas parte de un trabajo académico. Lo que está claro es que solo unas pocas personas de su confianza saben cuál es la verdadera identidad del autor de estos dibujos que tanto están llamando la atención en la ciudad.
Por ahora la incógnita de quién será el ‘Banksy’ pontevedrés y dónde aparecerá su próxima obra parece que seguirá siendo eso, una incógnita.
