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¿Quién vivió aquí?

Casa en la que vivió Valle-Inclán cuando cursó Bachillerato en Pontevedra y donde escribió su primera obra, Femeninas. Rafa Vázquez

Existen distintas maneras de conocer Pontevedra, pero quizás una de las más hermosas sea la de dar un paseo descubriendo aquellas viviendas que en su día rebosaron de la vida cotidiana de intelectuales, artistas, músicos, escritores e incluso piratas.

Partiendo del Café Moderno, centro literario y artístico durante gran parte del siglo XX y donde era frecuente encontrar a Castelao, Cabanillas, Alexandre Bóveda o a Losada Diéguez, entre otros, un conjunto escultórico rememora desde el año 2006 aquellas tradicionales tertulias políticas, literarias y culturales. Precisamente, en la antigua casa-palacio de la Praza de San Xosé, una placa rinde homenaje a Manuel Silvestre Armero, que en 1824 “movió los ánimos del Concejo” para defender la fundación de la Escuela Naval.

A escasos metros, en la calle de la Oliva, el visitante podrá contemplar la humilde morada en la que una revolucionaria Concepción Arenal vivió y escribió parte de su reconocida obra “El visitador del preso”, publicada en 1894, un año después de su muerte. A pesar del breve lapso de tiempo que pasó en Pontevedra, y que la mayoría de sus biografías ignoran, la pensadora y escritora dejó huella en la ciudad cuando organizó una prestigiosa tertulia en su casa de la Oliva.

Concepción Arenal asombraba a sus contertulios detallando recuerdos de sus visitas a las prisiones de mujeres

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En el número 27, Arenal asombraba a sus contertulios con las experiencias vividas en su juventud y detallando recuerdos de sus visitas a las prisiones de mujeres, además de romper con los estereotipos de la época, introduciéndose en espacios reservados exclusivamente para los hombres.

Continuando por esta calle, al entrar en la Praza da Peregrina, además del bonito santuario, la figura del loro Ravachol da la bienvenida al viandante. Es precisamente en este punto donde el farmacéutico Perfecto Feijóo tenía su emblemática botica, lugar que se convirtió en centro social de la ciudad.

Por allí pasaron ilustres visitantes como José Echegaray, Pablo Sarasate, Granados o Emilia Pardo Bazán, unos encuentros que solían estar animados por el famoso loro Ravachol, que hacía las delicias del público con sus insolentes comentarios y cuya figura se recuperó en el Entroido pontevedrés.

Detrás de la iglesia de A Peregrina, también se descubre la casa natal del historiador Claudio González Zúñiga, quien participó en la Guerra de la Independencia como médico cirujano y fue considerado el primer cronista de la ciudad. Asimismo, fue un gran defensor de la capitalidad, al igual que Manuel Silvestre Armero.

Caminando por la Rúa Don Filiberto, el visitante se acercará a la leyenda del último pirata del Atlántico: Benito Soto Aboal

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Ya en el casco antiguo, en la antigua Rúa da Pratería, rebautizada en honor al músico Manuel Quiroga, se puede contemplar la casa natal del aclamado violinista. En 1906, Quiroga ofreció su primer concierto de violín en el Teatro del Liceo de la ciudad y tres años más tarde se matriculó en el Conservatorio de París. Su vida transcurrió a caballo entre Pontevedra y París, así como realizando giras internacionales como concertista. Tras un accidente en Nueva York, su carrera se vio interrumpida y regresó a Pontevedra para instalarse en su casa natal, donde siguió componiendo hasta el final de sus días.

Justo a la vuelta de la esquina, caminando por la Rúa Don Filiberto, el visitante se acercará a la leyenda del último pirata del Atlántico, un sanguinario corsario que con tan sólo 20 años ya era temido por todos los mares por su agresividad y violencia en los ataques. Se dice que en la actual Casa das Campás nació Benito Soto Aboal, aunque lo más probable es que creciera en el barrio de A Moureira. Tras años de saqueos, un superviviente de la fragata Morning Star lo reconoció y fue capturado y condenado a la horca, culpable de 75 asesinatos y del saqueo de 10 navíos.

Por último, no sería posible hablar de una Pontevedra ilustre sin hacer mención a Valle-Inclán, uno de los grandes autores de principios del siglo XX. En la Praza das Cinco Rúas se encuentra la casa en la que vivió mientras estudiaba Bachillerato y fue precisamente aquí donde escribió su primer libro, la colección de relatos Femeninas.

Un paseo por la Pontevedra más ilustre

En una de las calles más bonitas del centro histórico de la ciudad se encuentra la casa del que es considerado uno de los más grandes violinistas españoles de la historia: Manuel Quiroga. Su dilatada carrera como concertista internacional se vio dramáticamente truncada a los 46 años, cuando fue atropellado en Nueva York. Finalmente regresó a su Pontevedra natal, a la casa familiar, donde continuó con su gran pasión: la música.

Casa natal de Manuel Quiroga. Rafa Vázquez

Nació en una casita situada justo detrás de la iglesia de la Peregrina, reconvertida en mesón en la actualidad. Tras licenciarse en Medicina y Cirugía, el historiador Claudio González Zúñiga participó entre 1808 y 1809 en diversos frentes nacionales con el grado de médico cirujano durante la Guerra de la Independencia. Fue también el primer alcalde constitucional de Pontevedra y defensor de la capitalidad.

Casa natal de González Zúñiga. Rafa Vázquez

Concepción Arenal llegó a Pontevedra en el ocaso de su vida. En el número 27 de la Oliva pasó entre seis y ocho meses, aproximadamente, y sería en esta vivienda donde escribiría varios capítulos de su reconocida obra “El visitador del preso”. Como la pensadora gallega salía muy poco de casa a causa de sus achaques, pronto los intelectuales organizaron tertulias en las que ella era la principal protagonista.

Vivienda en la que Concepción Arenal escribió varios capítulos de "El visitador del preso". Rafa Vázquez

 Retornado en 1880 a Pontevedra, el boticario Perfecto Feijóo instaló su farmacia en la Peregrina, que pronto se transformó en un brillante foco de actividad social para los intelectuales gallegos. En 1985, la figura del loro Ravachol, la famosa mascota del boticario conocida por sus simpáticas e inapropiadas frases, se incorporó al Entroido y desde entonces se recrea la botica de Feijóo en su lugar original.

Recreación de la botica de Perfecto Feijóo en el Entroido en su lugar original.

Cuenta la leyenda que un gallego fue el último gran pirata del Mar Occidental. Se cree que en 1805 nació en la Casa del Pitillo, actual Casa das Campás, el pontevedrés Benito Soto Aboal, uno de los corsarios más sanguinarios de la historia. Su primera gran víctima y con la que se ganó su siniestra reputación fue la fragata inglesa Morning Star, a la que saqueó y a cuya tripulación estuvo a punto de exterminar.

Según la leyenda, Benito Soto habría nacido en la antigua Casa del Pitillo, actual Casa das Campás Rafa Vázquez

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