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Enamorados del Camino

Los peregrinos repiten hasta cuatro veces esta experiencia de la que destacan su esencia espiritual y la riqueza de los paisajes

Peregrinas llegando a Caldas de Reis. | // SANTOS ÁLVAREZ

La meta es el Camino, más allá de Santiago. El viaje espiritual, la reflexión constante a cada paso cuando ya no tiran las piernas. Así lo viven los peregrinos que llegaron ayer, en el Día de Galicia a la Boa Vila. Con un cielo inestable y la temperatura perfecta para caminar las palabras que más se repetían para expresar el enamoramiento por esta tierra eran “verde”, “naturaleza, “paz” y claro, “gastronomía”.

Muchos de ellos repiten y arrastran a familiares y amigos para hacer juntos el Camino. Es el caso de Nieves, madre e hija. La madre hizo el Camino por primera vez en 1999 y desde entonces ha repetido cuatro veces más. Reconoce que ha cambiado mucho en más de veinte años. “En general hay mucho más ambiente, excepto este año por el COVID, pero la esencia sigue igual”, afirma esta alicantina.

“Me encanta caminar y vivirlo con mi madre que le gusta tanto es muy especial, aún más hacerlo en año Xacobeo”, comenta su hija, que peregrina por primera vez. Explican que van por los albergues públicos sin reservar, por l que son muy madrugadoras ya que con la pandemia los aforos están al 30%.

Una realidad que sufrieron aún más Sandra y Sandra, compañeras que partieron desde Oporto en un viaje donde se unió su pasión por el senderismo y las rutas y las ganas de visitar el país vecino. Las gaditanas explican que en los albergues de Portugal les pedían certificados COVID para entrar, “no estamos vacunadas aún y hemos estado durmiendo en tienda de campaña fuera, ya la trajimos por si nos pasaba esto”, señalan.

Para Daniel Marcelo esta es la cuarta vez que hace el Camino. La primera fue en 2016 y desde entonces ha hecho ya el francés, el primitivo y el del Norte. Procedente de Tarragona, se confiesa enamorado de Galicia, especialmente por la naturaleza, la gastronomía y el clima. ¿Lo que más le gusta del Camino? Que “cada día estás en un sitio distinto, conoces gente diferente, haces deporte y además es bastante económico”. Tanto que este año ni siquiera pensaba venir. Hace una semana un amigo le comentó que iba a hacerlo y no dudó en apuntarse a la aventura. Este año nota que hay menos afluencia, pero le gusta por la tranquilidad que hay en el Camino.

Todos ellos hacían cola para poder dormir en el albergue municipal, que actualmente tiene 28 plazas. El presidente de la asociación cultural Amigos do Camiño Portugués a Santiago, Celestino Lores, comenta que en estos días, entorno a la festividad de Santiago, se ve más afluencia y señala una leve recuperación con respecto al mes pasado.

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