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Adiós a un clásico de la noche

La discoteca Daniel cierra sus puertas tras más de medio siglo de actividad

En el local de la discoteca Daniel ya cuelga un cartel de “se alquila”. | // RAFA VÁZQUEZ

Adiós a un clásico de la noche. La discoteca Daniel cierra sus puertas tras más de medio siglo de actividad en la calle Daniel de la Sota, donde en el verano de 1969 se convirtió “en una de las primeras discotecas de su tipo en la provincia, si no la primera”, recuerda su responsable en los últimos 30 años, José Manuel Malleiro Amoedo.

Éste explica que tomó la decisión de cerrar “porque me retiro, he tenido una operación, llevo año y medio de baja y no me voy a incorporar”. Malleiro estaba al frente de la discoteca desde el año 1990 “y con anterioridad ya era empleado” de Daniel, recuerda.

Tampoco han ayudado a la continuidad de la discoteca, añade, las limitaciones ligadas al alquiler del local y las restricciones sanitarias aplicadas al ocio nocturno.

Ubicada en una planta sótano, la discoteca se convirtió en punto de encuentro de los alumnos de la Escuela Naval Militar, entre ellos el entonces príncipe y actual rey Felipe VI

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El combo de factores ha contribuido a que cierre sus puertas un punto de encuentro ineludible en la noche capitalina durante la transición. “Es que fue de las primeras de su tipo, estamos hablando del inicio de los años setenta y era toda una referencia”, destaca su último propietario.

Ubicada en una planta sótano, la discoteca se convirtió en punto de encuentro de los alumnos de la Escuela Naval Militar, entre ellos el entonces príncipe y actual rey Felipe VI.

En el verano de 1969 abrió sus puertas. Era "una de las primeras discotecas de su tipo en la provincia, si no la primera”, recuerda su responsable en los últimos 30 años, José Manuel Malleiro Amoedo

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Por su parte, el ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy fue “uno de los políticos que pasaban por allí, porque acudían muchos e incluso hacíamos allí las fiestas de los partidos durante las elecciones”, explica Manuel Malleiro.

Con la llegada el nuevo siglo se produjo un cambio en los hábitos de consumo y la discoteca perdió tirón. Buena parte de su clientela era foránea y no se desplazaba ahora al centro. La discoteca, que en los años 80 abría todos los días de la semana para sus incondicionales, pasó a funcionar solo los fines de semana durante su última etapa.

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