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Juan Jesús González nnficha personal | Sociólogo

“España es un país que necesita una crisis de vez en cuando”

“La única de la que hemos salido fortalecidos es la que se produjo a la muerte de Franco”

Juan José González. | // FDV

El Aula de Cultura de Portas acoge desde ayer el monográfico “Las crisis políticas en la España contemporánea”, un curso de la Uned que reúne a historiadores, politólogos y sociólogos y que no empieza con muy buenas noticias: todos los indicadores de las ciencias sociales afirman que la sociedad española se aproxima a una más de sus crisis existenciales.

–¿España está siempre en crisis?

–Sí (sonríe), España es un país que necesita una crisis de vez en cuando, porque parece que es la única manera de tomar decisiones o de llevar a cabo los ajustes que de otra manera los políticos no son capaces de hacer en condiciones normales. Esa es una de las diferencias con otros países: otros países se anticipan a los problemas y siguen un proceso más o menos evolutivo de ajuste necesario. Y, en cambio, España es un país que tiene mucha tendencia a posponer la resolución de los problemas. Y eso aboca de vez en cuando a una crisis.

Otros países se anticipan a los problemas y siguen un proceso más o menos evolutivo de ajuste necesario. Y, en cambio, España es un país que tiene mucha tendencia a posponer la resolución de los problemas. Y eso aboca de vez en cuando a una crisis

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–¿Coincide en que estamos a las puertas de la siguiente?

–Efectivamente, creo que se están dando ciertas condiciones para que lleguemos, tarde o temprano, a una de esas crisis periódicas que tenemos de vez en cuando. Es un poco la razón por la que hemos convocado este curso, que es un repaso a la historia de España a través de sus crisis para ver qué podemos aprender de cada una.

Creo que se están dando ciertas condiciones para que lleguemos, tarde o temprano, a una de esas crisis periódicas que tenemos de vez en cuando

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–El 98, la dictadura… ¿España ha salido indemne o, cuando menos, ha aprendido de alguna de sus crisis?

–La única de la que hemos salido fortalecidos es la que se produjo a la muerte de Franco. Es el momento en el que las elites políticas son capaces de llegar a un mínimo consenso y establecer un marco constitucional donde todo el mundo se sintiera incluido. Fue identificar un proyecto de consenso para todos los partidos implicados, que no era otro que la integración europea. Lo que sucede es que esa integración, tras la crisis del euro también entra en crisis y España vuelve otra vez a la dinámica anterior de crisis periódicas. Tuvimos una malísima experiencia en la década pasada con la gran recesión y, bueno, no sé si va a repetir en todos sus pasos en este caso, pero en cierto caso sí que estamos cayendo en los mismos errores.

–La única ventaja, afirma, es que la UE sí aprendió de la crisis del 2008

–Es la ventaja, que Europa sí aprendió de la crisis anterior pero está por ver (sonríe) que los políticos españoles hayan aprendido algo.

Tras la muerte de Franco es el momento en el que las elites políticas son capaces de llegar a un mínimo consenso y establecer un marco constitucional donde todo el mundo se sintiera incluido. Fue identificar un proyecto de consenso para todos los partidos

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–Da la impresión de que nadie sabe muy bien cómo será la ayuda europea, a qué se condicionarán los fondos etc

–Va a ser una ayuda condicionada, nadie puede esperar que estas cosas se hagan gratis, se hacen siempre de manera muy condicionada, a pesar de ser un planteamiento distinto del que se hizo en la crisis anterior. No se trata de imponer políticas austeritarias a toda costa, pero sí de hacer cosas que redunden en beneficio del país y ayuden a resolver algunos de sus problemas. Por lo tanto será dinero a cambio de reformas, reformas que Europa considera necesarias. Y ahí está el problema, porque, claro ahora mismo la diferencia con otros países como Italia, que en principio partía con una situación peor que la nuestra, es que Italia sí es capaz de establecer consensos sobre qué cosas hay que hacer y cómo hay que aprovechar los fondos europeos. Y esas cosas se aprueban en el Parlamento y, por lo tanto, eso es un proyecto nacional. Esa es la gran diferencia con España: aquí no tenemos nada parecido desde el momento en que ni siquiera los dos partidos que forman parte del gobierno de coalición se ponen de acuerdo en esas cosas.

Tuvimos una malísima experiencia en la década pasada con la gran recesión y, bueno, no sé si va a repetir en todos sus pasos en este caso, pero en cierto caso sí que estamos cayendo en los mismos errores

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–¿En qué ámbitos es más imprescindible este proyecto de Estado?

En los dos en los que nos lo jugamos, que son la reforma de las pensiones y la del mercado de trabajo. Creo que los fondos de lo que más van a depender de que seamos capaz de hacer propuestas creíbles en esos ámbitos. Los pasos que se dieron en los años peores de la crisis anterior, en 2013 cuando se introdujo el factor de sostenibilidad sobre el sistema de pensiones, ya están derogados sin que sepamos cuál es la alternativa. De manera que la negociación a la que estamos asistiendo entre el gobierno y los agentes sociales es de lo más curiosa. Negociación es aquello en lo que se dice, bueno, acordemos aquello en lo que es más fácil ponerse de acuerdo, como las pensiones, aumento al IPC, reglamentación, y dejemos para más adelante lo que es más complicado, como la sostenibilidad. De esta manera la negociación es poco creíble, y es probable que Europa en eso nos pase factura.

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