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“Vi cómo me entraba la bala y ya no recuerdo más”, dice la víctima de un disparo en la fiesta de O Porriño

Asistentes a la pedida de mano del clan de “Los Zamoranos” identifican a un “Morón” como supuesto autor del tiroteo

Un momento del juicio contra los acusados de unos disparos en una pedida de mano de O Porriño. | // R.V.

“Vi como me entraba la bala, me empecé a marear y ya no recuerdo nada más”, declaró la menor que recibió uno de los impactos de bala en el tiroteo registrado en mayo de 2019, en una fiesta de pedida de mano en el Centro Multiusos del polígono de Torneiros, en O Porriño. La menor declaró en el juicio celebrado ayer en Pontevedra contra Juan Paulo G. J. y Rafael G.F., acusados de los disparos en los que resultaron heridas dos personas, dentro de una supuesta riña entre dos familias de etnia gitana.

La fiscalía los considera autores de dos delitos de lesiones y de un delito de tenencia ilícita de armas, que sumarían nueve años de prisión, además de alejamiento de las víctimas y las correspondientes indemnizaciones por las lesiones y las secuelas.

El padre de la menor herida, quien también declaró en la vista, afirmó “no tener ninguna duda” de que el autor de los disparos fue Juan Paulo G. J., porque “lo conozco de toda la vida”, dijo. Tampoco dudaron al identificarlo otras personas presentes en la fiesta.

“Mi hija lo está pasando mal, no duerme, tiene muchos temores”

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“Mi hija lo está pasando mal, no duerme, tiene muchos temores”, afirmó el padre de la menor herida.

La otra víctima de un impacto de bala aseveró que “no tengo duda” de que la persona que entró en el recinto y que efectuó “diez o quince disparos” hacia el techo era Juan Paulo G. J. Disparó –aseguró este testigo– “hasta que se quedó sin munición”. Este afectado recibió un impacto en un hombro por lo que “no he vuelto a ser el mismo, el brazo ya no lo levanto bien”.

Respecto al otro acusado, Rafael G.F., ni este ni otros testigos lo identificaron en el lugar de los hechos y solo se le atribuye tener un vehículo del mismo modelo y color que el identificado en la huida.

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Éste aseguró que no estuvo en el lugar de los hechos, que no tiene ninguna relación con el otro acusado, si bien “hice trabajos” para su familia, explicó, y que se enteró del suceso del Centro Multiusos de Torneiros al día siguiente.

Coacciones

Un testigo protegido, que aquella noche trabajaba como camarero en la fiesta, se contradijo en la vista de ayer al negar que identifique de forma alguna al acusado Juan Paulo G. J. , al que sí reconoció en su primera declaración. La fiscal y la acusación particular le preguntaron si había recibido alguna coacción o algún tipo de presión para cambiar su testimonio, lo que negó, si bien en otro momento de su declaración admitió que en el local de hostelería en el que trabaja actualmente recibió la visita de unas personas allegadas a Juan Paulo G.J., que “se dejaron allí el auto del juez” sobre este caso. Este camarero dijo en varias ocasiones que él no quería testificar en ningún momento y que algunos asistentes a la fiesta le enseñaron tras el suceso una fotografía en el móvil del supuesto autor de los disparos.

Un testigo protegido recibió en su lugar de trabajo la visita de unas personas que “se dejaron allí el auto del juez”

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Otro testigo también aseguró que un miembro de la familia que celebraba la fiesta fue mostrando a los asistentes una fotografía del acusado en su móvil, atribuyéndole la autoría de los disparos que se acababan de producir.

Por su parte, Juan Paulo G.J. negó en todo momento ser el autor del tiroteo, afirmando que en ese momento, “yo no estaba en Galicia”.

Su defensa presentó facturas que lo situarían en esos días en Sevilla. El acusado inició su declaración preguntando a la titular del juzgado de lo penal número 3 de Pontevedra si podía asistir al juicio una fiscal “denunciada por mis abogados” –acusación que fue negada en la misma sala– y pidiendo un receso para hablar con su abogado. Tras unos minutos se retomó la vista, para negar por parte de Juan Paulo G. J. todas las acusaciones e incluso negando, como miembro de la familia conocida como “Los Morones” enemistad alguna con el clan denominado “Los Zamoranos”, dado que “mi señora era zamorana y es hija de los patriarcas; me aman y me adoran”, aseveró.

“Mi señora era zamorana y es hija de los patriarcas; me aman y me adoran”, dice el acusado

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Su defensa se basó en que no se identificó fehacientemente al autor de los disparos en la fiesta, en que Juan Paulo G. J. no se encontraba en Galicia en esos días y que durante el incidente se produjo un apagón en las luces del local por lo que resultaría muy difícil identificar al autor de los disparos. Su abogado alegó también “indefensión” por no poder contar en la sala con varias pruebas, entre ellas las balas.

Expulsado de la sala

El acusado interrumpió en varias ocasiones e hizo aspavientos mientras se sucedían las declaraciones de los testigos, por lo que fue llamado al orden por la titular del juzgado en varias ocasiones, hasta que tras la reanudación de la vista, por la tarde, fue expulsado finalmente de la sala.

“Esto no es un mercadillo”, dijo la juez al enviar al acusado a los calabozos

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“Esto no es un mercadillo”, dijo la juez al enviar al acusado a los calabozos, tras varias advertencias a lo largo de toda la sesión. Muchos de los asistentes a la fiesta identificaron a Juan Paulo G.J. como autor de los disparos.

Durante la vista, medio centenar de personas, vinculadas con el clan de “Los Morones”, esperaron en el exterior del juzgado a que terminara la vista, acompañados de un importante despliegue policial.

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