En las últimas tres semanas, desde el 25 de mayo, tan solo se había registrado en Pontevedra una jornada con algo de lluvia, el 2 de junio y apenas dos litros por metro cuadrado. Hasta ayer. Después de una abrasadora ola de calor, con temperaturas por encima de los 30 grados, la ciudad cambió los 30 grados por los 30 litros, de lluvia por metro cuadrado, con una notable bajada de los termómetros.

Paraguas y chubasqueros vuelven a la calle y desaparecen los pantalones cortas y las camisetas que han dominado el paisaje urbano en la última semana, cuando las estaciones de Meteogalicia llegaron a registrar valores de más de 34 grados. Además, estos aguaceros han provocado algún incidente, como la bolsa de agua formada en la PO-308 en Portonovo, ante el núcleo de Baltar, a donde tuvo que acudir el Servizo Municipal de Emerxencias para achicar el agua.