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Paso militar por el Camiño Portugués

Los participantes cruzan el Lérez, con sus equipos en bolsas. Gustavo Santos

Las restricciones y el cierre de fronteras por la pandemia han mermado a niveles de hace décadas la afluencia de peregrinos que realizaron este año el genuino Camino Portugués. No obstante, hay quien no falta a su cita con la ruta jacobea, como es el caso de la Brilat, que desde hace 20 años recorre los 120 kilómetros que separan Tui de Santiago como parte de su plan anual de preparación y adiestramiento. Se trata de una de las pruebas más duras físicamente a las que se enfrentan los soldados en el territorio español, pues, además, realizan el trayecto sin descanso.

Una patrulla transita por un paraje del Camiño Portugués. | // BRILAT

Ayer pusieron rumbo a Santiago las nueve patrullas que participan en la vigésima edición del concurso: ocho de ellas de diferentes unidades de la Brilat y una novena del Tercio Norte de la Infantería Marina de Ferrol. Son la mitad que en años anteriores, ya que el COVID no permite extender la invitación a otros países y a otras unidades hermanas del Ejército de Tierra, del Aire y de la Armada.

Las asistencias, a orillas del río. | // G. S.

Las diez patrullas, constituidas por seis soldados cada una, partieron ayer del Centro Interfederado de Tui. La primera lo hizo a las 9.00 horas, con rigurosa puntualidad militar, y el resto lo hizo con un intervalo de tres minutos de diferencia cada una. El objetivo de todas: llegar a Santiago en el menor tiempo posible y habiendo superado los siete ejercicios bélicos que integran la prueba: tiro de precisión con fusil, pista americana (ambas en la base General Morillo), cruce a nado del río Lérez, dos tramos kilometrados y lanzamiento de granada lastrada. El rápel en el puente de Monte Porreiro tuvo que suspenderse por las rachas de viento, que ponían en peligro a los participantes.

Varios militares repasan sus notas. | // BRILAT

Si la receta es ya de por sí difícil de asimilar, a estoy hay que sumar la sensación de bochorno que todavía permanecía en el día de ayer y la constante amenaza de tormenta. También el peso del macuto, con armamento incluido, y el deber de completar el camino en menos de 34 horas y 40 minutos.

Antes de que el cronómetro se pusiera a contar, el general de brigada Luis Cortés Delgado trasladó a estos peculiares peregrinos su “admiración solo por el hecho de participar en la prueba”. Cortés recordó a los soldados que la seguridad es más importante que nunca, así como el componente de disfrute de la actividad y el sentimiento de equipo.

Hoy se prevé la llegada de las patrullas peregrinas a Santiago de Compostela, donde tendrá lugar la entrega de premios a las tres mejores a las 17.00 horas en la Plaza del Obradoiro. En ediciones anteriores no todas lograron completar el trayecto, cuyo récord está en 18 horas. Una marca difícil de superar.

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