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Una comarca peligrosa para el tráfico

Vehículo sobre una acera de la PO-546, en Estribela, tras arrollar a una mujer y a su nieta. Rafa Vázquez

Accidentes como el que el pasado jueves costó la vida a tres jóvenes en la N-640 entre Caldas y Cuntis, o el que el pasado 25 de mayo se llevó la vida de una mujer sobre una acera de la PO-546, entre Pontevedra y Marín, vuelven a poner de manifiesto que las carreteras de la comarca mantienen desde hace mucho tiempo numerosas zonas de riesgo para la seguridad vial. Destacan algunos tramos de la PO-308 de Poio, que ha provocado varias víctimas en los últimos años, y también protestas vecinales para exigir soluciones. También se registran puntos de riesgo en tramos de la PO-11 entre Pontevedra y Marín, la VG-4.4 o variante de Marín, la N-550, o la PO-531 entre Vilagarcía y Pontevedra.

Los vecinos de Estribela expresaban su indignación la pasada semana, después de que el 25 de mayo una mujer de 68 años de edad falleciese atropellada en la acera por un vehículo, y su nieta resultase gravemente herida, a la altura del número 113 de la avenida de Montero Ríos, en la conocida como carretera vieja de Marín. Los residentes de la zona llevan mucho tiempo reclamando mejoras de seguridad vial en esta vía. En la PO-11 de Lourizán, un hombre de 46 años de edad y vecino de Pontevedra fallecía el pasado 16 de abril, al impactar contra la bionda central de la carretera tras una salida de vía con su motocicleta.

Pero una de las carreteras de la comarca que registra más siniestros mortales es la PO-308 de Poio. En este vial se produjeron varios accidentes mortales, tanto en el trazado que comunica este concello con Sanxenxo como en su entronque con A Barca.

A Barca

En junio de 2019, una niña de 12 años resultó herida grave tras ser atropellada en un paso de peatones en la Avenida da Barca. La pequeña, que se dirigía a coger el autobús a las 8.30 horas de la mañana fue alcanzada por un camión que circulaba en dirección Sanxenxo. El suceso reabrió entonces el debate sobre la inseguridad en esta carretera, la PO-308, de titularidad autonómica, y la necesidad de dotarla de mecanismos que velen por la integridad de los ciudadanos.

En el resto del trazado de esta misma vía, hasta cinco víctimas mortales se contabilizan en la recta que conecta Chancelas con Samieira. En 2019 un niño de nueve años y una mujer resultaron atropellados en este tramo.

A finales de 2019, la calle Padre Avelino de Campelo era escenario del tercer accidente de tráfico desde octubre de 2017.

N-640

La N-640 entre Caldas y Cuntis es también triste protagonista de numerosos siniestros de tráfico en la comarca. Si el pasado día 3 un giro indebido –como causa más probable– de un conductor sin carné, provocaba tres fallecidos en el lugar de San Andrés de César, aproximadamente dos años antes cuatro personas resultaba heridas, una de ellas muy grave, en un accidente de tráfico en esta vía a su paso por Cuntis. En aquel choque resultó peor parada una persona que se había bajado de su vehículo para comprar cerezas en un puesto de fruta situado en el arcén de la carretera en el lugar de Anllada. Tuvo que ser evacuada en el helicóptero medicalizado con base en Santiago. En ese accidente otras tres personas resultaron heridas leves.

También en enero del pasado año una vecina de Pontevedra de 48 años de edad fallecía como consecuencia de un grave accidente de tráfico en el kilómetro 100 de la N-550, en la conocida como variante de Caldas, cerca de la salida hacia Cuntis.

En julio de 2019 la colisión de dos turismos y un microbús en la N-640 en Cuntis dejaba dos personas resultan heridas.

En Barro, la Plataforma Vecinal de Portela ha protagonizado en el último año varias concentraciones de protesta para denunciar la alta siniestralidad en este tramo de la PO-531.

Motos y ciclomotores

El pasado 2020 acumuló 21 personas fallecidas en 19 accidentes de tráfico en la provincia, un año en el que motos y ciclomotores sumaron un tercio de los muertos en carretera. Los usuarios vulnerables, como motociclistas, ciclistas y peatones supusieron el pasado año casi la mitad de las víctimas mortales en la provincia. La situación más grave, como ya se viene advirtiendo a lo largo del año, es la del colectivo de motocicletas.

En noviembre de 2020 se computaban cinco fallecidos a los que se sumaba uno más usuario de un ciclomotor. También hubo un peatón fallecido dentro de estos colectivos de mayor vulnerabilidad el pasado año, lo que hace que sumen un tercio de todos los muertos. Como dato positivo, el descenso en el número de accidentes con heridos graves que bajaron un 39% el pasado año, al igual que la de heridos leves.

Los datos de siniestralidad facilitados por la Jefatura Provincial de Tráfico el pasado 2020, sobre el número de accidentes que se produjo en la primera mitad de ese año y su distribución entre los distintos viales que conectan el territorio pontevedrés, apuntaban que hay seis viales en la provincia que –principalmente por su densidad de tráfico, entre otras cuestiones– aglutinan casi un tercio de los accidentes con víctimas (es decir, fallecidos, heridos graves o leves) que se producen en las carreteras interurbanas de Pontevedra. Son la A-55, la Nacional 550, la PO-552, la AP-9, la A-52 y la N-120.

La segunda peor ratio en heridos

Uno de los últimos informes publicados por la patronal de las aseguradoras, Unespa, detalla que la provincia de Pontevedra es el segundo territorio del Estado con peor ratio teórica de accidentes con víctimas sobre 10.000 habitantes, tan solo superada por Melilla. Por esta razón, Pontevedra sufre los precios por el seguro obligatorio del automóvil más altos del estado. En los análisis que realizan las aseguradoras de los datos de siniestralidad en la provincia, esta ocupa los puestos de cabeza en lo que respecta a accidentes con algún tipo de lesionado o herido. La provincia de Pontevedra ocupa ya el noveno lugar en el ranking con un total de 7.643 siniestros.

Por ejemplo, en comparación con las otras tres provincias gallegas, supera a A Coruña (que registró 5.446 siniestros y se sitúa en el puesto 12) o a Lugo y Ourense (con 1.152 y 1.062 accidentes de tráfico con heridos, respectivamente), ambas en los puestos 37 y 39. Es el territorio español con la segunda mayor accidentalidad relativa, con 79,3 siniestros por cada diez mil habitantes. Muy lejos se sitúan A Coruña, con 48 siniestros por cada diez mil habitantes; o Lugo y Ourense con una ratio de apenas 34 siniestros. Esto quiere decir que en la provincia se produce un accidente con algún lesionado (desde heridos leves al fallecimiento) cada hora, diez minutos y 26 segundos. Es también la decimosegunda provincia en términos absolutos en el ranking de más personas que sufrieron algún tipo de secuela, por leve que sea, en estos siniestros (1.985 personas en solo un año) y la décima en cuanto a duración de las bajas de incapacidad temporal derivadas de los accidentes.

La media de días de baja en la provincia por un accidente de tráfico es de 47 días, frente a los 52 de Asturias (las más alta) o La Rioja con 38 (la más baja). En el apartado positivo, aunque registra muchos accidentes con víctimas, la gravedad de los mismos es casi un punto menor que la media del Estado.

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