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La prolongación de la A-57 hasta Curro, en barbecho

Aspecto de las obras en A Fracha tras más de cinco años de trabajos Gustavo Santos

El único tramo en obras de la autovía A-57 (circunvalación de Pontevedra) entre Vilaboa y Marcón, se acerca a los seis años de obras y aún habrá que esperar unos 18 meses, aproximadamente, para que entre en servicio, pese a ser un recorrido de solo seis kilómetros. Este lento ritmo de tramitación y ejecución por parte del Ministerio de Transportes, se repite, multiplicado, en los otros dos tramos aún pendientes de esta hipotética circunvalación: entre Marcón y Xeve, y desde esta última parroquia pontevedresa hasta el enlace de Curro, en Barro, que suman alrededor de dieciséis kilómetros más. Los dos trechos, salpicados de polémica y rechazo vecinal, no han pasado, en todos estos años, del proceso ambiental, un trámite previo a la redacción de los proyectos.

El recorrido A Ermida-Pilarteiros , de unos 6.000 metros, todavía no dispone siquiera de esa luz verde del Ministerio para la Transición Ecológica, que recibió la documentación en enero de 2020 y aún no se ha dado ningún paso. En situación aún más alarmante está el tramo Pilarteiros-Curro, de 10 kilómetros, que está a punto de perder ese permiso ambiental después de cuatro años sin avance alguno. El Ministerio de Transportes acaba de solicitar una prórroga de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) aprobado en junio de 2017, ya que este tipo de documentos pierden su vigencia a los cuatro años de su publicación. Ese plazo se cumple en menos de un mes.

En unas recientes respuestas del Gobierno central al diputado de Galicia en Común Antonio Gómez Reino, sobre el estado de estos dos tramos, se dejaba entrever que no son prioritarios para el ministerio, pese a que sin ellos el trecho en obras de la A-57 pierde buena parte de su sentido. En el caso de A Ermida-Pilarteiros se decía que “se encuentra en tramitación ambiental”, pendiente al menos desde 2018, y se añadía que “en 2021, el Ministerio de Transportes continuará trabajando con el de Transición Ecológica aportando la documentación necesaria a efectos de recabar la DIA favorable”.

En cuanto al recorrido Pilarteiros-Curro, donde conectaría con la AP-9, se recuerda que “el estudio informativo se aprobó en 2018” y se agrega que “el próximo paso será licitar el contrato para redactar el proyecto que desarrolle la alternativa seleccionada, cuando lo permitan las disponibilidades presupuestarias y la priorización de actuaciones en la Red de Carreteras del Estado”.

Una de las estructuras de la A-57 G. S.

Ambas respuestas no ofrecen garantías de que estas obras vayan a ejecutarse a medio plazo y más si se tiene en cuenta que el permiso ambiental de Curro está a punto de caducar. El Ministerio para la Transición Ecológica acaba de hacer pública la petición de Transportes para prorrogar la DIA de junio de 2017, un proceso que se prolongará varios meses más.

Es un nuevo paso atrás en un proyecto global (toda la A-57-circunvalación) que acumula ya décadas de tramitación para ejecutar alrededor de 22 kilómetros y solo hay seis en obras, y siempre con notable contestación vecinal por las afecciones al territorio, red viaria local y propiedades.

En julio de 2018 se aprobaba definitivamente el trazado entre Pilarteiros (Xeve) y Curro (Barro). El recorrido elegido entonces tenía una longitud de 10,22 kilómetros y un presupuesto estimado de 121.819.783 euros, pero el diseño finalmente elegido por Fomento no incluye ninguna de las demandas planteadas por los afectados, desde los vecinos de Curro, hasta el Concello de Barro, que incluso contaban con el respaldo de la Xunta y la Diputación.

Según explicaba el ministerio, “esta actuación pretende la mejora de las comunicaciones en el eje Norte-Sur que configuran la autopista AP-9 y la carretera N-550 en el entorno de la ciudad de Pontevedra”, y destaca, entre las características técnicas, su “origen en Pilarteiros en el enlace con la carretera PO-223 y finalizará en Curro en el enlace con la AP-9 y AG-41 (autovía do Salnés). Además de las conexiones indicadas en los extremos del tramo, existirán dos enlaces más, uno con la carretera N-550 en Verducido y otro con la PO-531 en Bretoña”. Este trazado afectaba “de forma directa” a un total de 19 edificaciones y a 210 de forma indirecta”..

El estudio informativo aprobado en 2018 llegó a analizar una treintena de alternativas, entre los 9,3 y los 13 kilómetros, si bien en la fase preliminar ya se desestimó la mitad de ellos y finalmente se sometieron al criterio público cinco opciones, todas ellas con un arranque común. La opción recomendada nace en la carretera PO-223 a la altura del lugar de Pilarteiros (parroquia de San Andrés de Xeve) “en el enlace previsto con la citada carretera en el proyecto de construcción de la autovía A-57, tramo A Ermida-Pilarteiros, y como prolongación del trazado del tronco de autovía en dicho tramo”. Explica que desde este punto, la futura autovía “discurre en paralelo al cauce del río Verducido y la carretera autonómica PO-224 hasta el kilómetro 1,5, donde comienza a girar hacia el Oeste y cruza el río Verducido”.

Uno de los viaductos en ejecución G. S.

A continuación “penetra en la parroquia de Verducido bordeando su parte Sur sin afectar a los núcleos de población”. Ya en Cerponzóns, “el trazado vuelve a girar hacia el Oeste para cruzar el valle del Rons. Una vez salvado este cauce, el trazado se dispone de manera paralela a la N-550, atravesando el límite que separa los términos municipales de Pontevedra y Barro”. Aunque esta propuesta cuenta con el beneplácito técnico del Concello de Pontevedra, es rechazada no solo en Curro sino también por colectivos vecinales de Xeve.

Por su parte, en diciembre de 2018 se exponían las dos alternativas del tramo entre A Ermida (en Marcón) y Pilarteiros (Xeve). La longitud de la alternativa 1 es de 5,04 km con un presupuesto, IVA incluido, de 100,15 millones, y la longitud de la alternativa 2 es de 6,35 km con un presupuesto, IVA incluido, de 124,21 millones. Desde entonces, hace dos años y medio, no se produjo avance alguno.

Abraldes pide información y más seguridad en la N-550

“No se ha avanzado nada en estos cuatro años, ni se ha realizado ningún anteproyecto ni trabajo previo alguno”. Así se manifestaba ayer el alcalde de Barro, Xosé Manuel Fernández Abraldes, tras conocer que Transportes tiene que acudir a una prórroga para mantener la DIA de tramo que atraviesa la zona de Curro, en este municipio. Añade que en la última conversación al respecto con la Subdelegación del Gobierno “se nos dijo que estaba todo parado, sin ningún paso nuevo”, dice Abraldes, que recuerda que a lo largo de los últimos años se mantuvieron diversas reuniones con Carreteras del Estado para modificar un proyecto que “partía en dos” el núcleo de Curro.

El alcalde de Barro tiene previsto reunirse hoy con la subdelegada, Maica Larriba y aprovechará para pedir información sobre la A-57, si bien el objeto del encuentro es reclamar medidas de seguridad vial en la N-550 a su paso por San Antoniño. en especial en el cruce de la carretera que conduce hasta A Portela. “Se trata de una intersección muy peligrosa”, insiste Abraldes. En el caso de la A-57, el tramo más conflictivo en Barro se concentra en los últimos mil metros de la futura autovía, en su entronque con el macronudo de Curro, ya que discurre por el medio del núcleo habitado. En este sector final de 950 metros ya se introdujeron en su día cambios “con el objetivo de mejorar la integración en la parroquia de Curro, deprimiendo ligeramente la rasante para cubrir las calzadas en los puntos en los que es necesario mantener la permeabilidad transversal mediante dos falsos túneles de 160 y 90 metros de longitud. Pero esta opción no fue bien acogida por los vecinos ni por el Concello.

Las obras en A Fracha, hasta finales de 2022

El único tramo en obras de la A-57, entre Vilaboa y A Ermida por la Serra da Fracha, comenzó a ejecutarse a finales de 2015. Cinco años después, aún le restan varios meses, hasta finales de 2022, según los plazos que se manejaban en octubre pasado, una lentitud que se atribuía a la “gran complejidad” de este proyecto que discurre por una zona montañosa, a pesar de tratarse de un tramo de tan solo seis kilómetros de autovía (a los que hay que sumar otros 2,5 kilómetros de vía convencional para conectarla la A-57 con la Nacional 550 y la AP-9 en Vilaboa).

Esta complejidad se traduce en cuatro grandes viaductos que tiene estos escasos seis mil metros, en este caso sobre el río Pintos. Cuenta con quince grandes estructuras, cuatro de ellas estos viaductos que conforman el propio tronco de la obra y otras once que van a garantizar su permeabilidad a lo largo de los seis kilómetros de recorrido. El Concello de Pontevedra ha instado en numerosas ocasiones al Gobierno central a dar prioridad a la ejecución de estos tres tramos de la A-57 (dado que solo cuando esté completa tendrá verdaderamente sentido esta circunvalación) al considerar la obra “trascendental”, sobre todo para la movilidad industrial en la comarca al unir los polígonos de Barro, Campiño y A Reigosa.

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