Movimiento en el exterior e interior del Mercado de Pontevedra, en pleno corazón del casco histórico, en el fin de semana grande de la Semana Santa. Pero como dice una de las expresiones más comunes del refranero popular: no es oro todo lo que reluce.
“Esto no es ni de lejos como otros años, ya dejando de lado la pandemia. Ni hay tanta gente ni compran tanto. Además, ahora todo el mundo mira mucho el dinero”, explica Pilar Farto, una de las vendedoras de marisco del Mercado pontevedrés.
"Ni hay tanta gente ni compran tanto. Además, ahora todo el mundo mira mucho el dinero"
“Se llevan menos kilos. Si antes compraban diez, ahora tres. Y el marisco es uno de los más perjudicados. Pero hay que entender que la gente está en el ERTE y no todo el mundo ha cobrado”, añade.
La responsable del puesto “María José”, indica que el sábado de ayer fue como un día “normal y corriente” de semana.
En la misma línea, la dueña de “Peixes Luisa” reconoce que “no es un sábado normal”. En todo caso, celebra que al menos no es como el de la Semana Santa del año pasado, con el confinamiento más duro.
Asimismo, indica que el regateo, un arte que no todo el mundo domina a la perfección, se ha vuelto más frecuente entre clientes y vendedores. “Ahora la gente mira más el dinero, pero en eso también está la gracia de la plaza de abastos”, considera.
Y uno de los principales problemas es que la gente está dispuesta a pagar menos pero el género mantiene sus precios en muchas especies en la lonja. “Ahora tenemos mucha mercancía británica, y esa no baja el precio”, destaca la vendedora de “Pescados Margarita”.
Ayer, por ejemplo, el camarón mediano se vendió a 50 euros el kilo y la centolla entre 23 y 25 euros el kilo la hembra y de 15 a 18 el macho.
El peso de la restauración
Pero si las penurias de los compradores particulares lastran las ventas del Mercado de la Boa Vila, también hay que destacar las caídas debido al delicado momento por el que pasa la hostelería.
“Notamos muchísimo este aspecto porque han caído las ventas un 50% en este sentido”, asegura el responsable de la Carnicería Macario.
“Otros años este sábado era un día de locos, pero esa lógica se rompió. Hoy tuvimos gente todo el tiempo, pero no con aquellas aglomeraciones que se formaban antes, tanto el sábado como los previos a festivos”, se lamenta.
Además, también les ha afectado de forma importante la entrada del municipio de Sanxenxo en el nivel de restricciones alto, “ya que allí tenemos muchos clientes en restauración y anularon pedidos”.
“No parece un fin de semana malo, pero no es bueno en ventas”, concluye, expresando el sentir general de la mayoría de los vendedores.