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José luis Doval | Responsable del Banco de Alimentos de Pontevedra

“Hay personas que tienen trabajo pero que no les llega para comer”

El Banco de Alimentos de Pontevedra encara el 2021 "con la misma tónica" que el 2020: con más necesidad y perfiles diversos de beneficiarios

José Luis Doval, ayer, en el Banco de Alimentos de Pontevedra. | // GUSTAVO SANTOS

La pandemia del coronavirus tiene en tensión al Banco de Alimentos de Pontevedra desde hace un año, que tras el estallido de la crisis sanitaria y debido a sus consecuencias económicas no ha dejado de incrementar sus esfuerzos por dar de comer a todos los necesitados. Tras marzo del 2020, en la entidad constatan un incremento del 30% en la demanda de alimentos en Pontevedra y comarca, en la que no se han visto colas del hambre por una cuestión de organización. Su responsable, José Luis Doval, asegura que la necesidad existe, a pesar de la ayuda de la fundación, y no cree que este 2021 vaya a ser mucho más diferente que el año anterior.

–El Banco de Alimentos de Pontevedra ha vivido uno de sus años más intensos, ¿cuánto ha crecido la necesidad?

–En el 2020 hemos repartido en Pontevedra y comarca exactamente 330.914 kilos de comida, con respecto al año anterior es una diferencia sustancial. Creemos que tenemos en torno a un 30% más de demanda por parte de personas necesitadas.

–¿Se trata de un incremento que achacan directamente al impacto de la pandemia?

–Sí, sin lugar a dudas. La diferencia con otros años es mucho mayor y también el tipo de demanda. Viene mucha gente en paro, que quedó descolgada, y que tuvo que acudir al Banco de Alimentos. Que sigue acudiendo, mejor dicho, porque seguimos dando comida.

–¿En lo que va de 2021 se mantiene la misma demanda de alimentos en Pontevedra?.

–Sí, es igual. La demanda se mantiene y es generalizada, no solo en Pontevedra, es en toda la provincia, en donde el año pasado llegamos a repartir más de dos millones de alimentos.

–En el Banco de Alimentos de Pontevedra se reparte comida a toda la comarca, ¿hay algún concello donde noten que se haya acrecentado especialmente la demanda?

–No, la necesidad es uniforme en el territorio. Hay algunas diferencias pero son pequeñas, si hubiese algún caso alarmante lo sabríamos.

–¿Y algún caso particular que le haya resultado alarmante?

–Hay casos vergonzantes, como los llamamos. En el propio Banco de Alimentos no se ven las colas del hambre porque hacemos el reparto a través de ONGs, pero a veces llegan algunos y conoces gente que con ingresos, como me contaban en el reparto del sábado, se dejan todo en pagar el piso y los niños y demás y no les queda nada. Acuden a nosotros buscando ayuda, y se la damos. Hoy nos pasó, con un matrimonio al que le dimos treinta kilos de alimentos.

–Tras la crisis del coronavirus, ¿hay nuevos perfiles de demandantes de alimentos?

–Sí, ahora estamos en contacto con gente trabajadora que se ha quedado sin trabajo. Un sector de población en torno a los 50 años de edad que va a tener difícil volver al mercado laboral. Y luego hay esa población que tiene trabajo pero que no le llega para comer, contrato de 300 o 500 euros que no le permiten poder comprar e ir al supermercado.

–Por eso comenta que la demanda se mantiene este año, ¿temen que sean beneficiarios de las ayudas que hayan llegado para quedar?

–Desgraciadamente, sí. Luego está ese otro sector de población que ya venía de antes, marcado por la precariedad. Son gente que lo tiene muy difícil para salir de su situación, que se han quedado descolgados o en ERTE.

–Sobre las personas que ya arrastraban dificultades antes de la pandemia, ¿ha empeorado su situación?

–Ha empeorado, pero tratamos de aumentar el número de kilos que les asignamos este año. Aunque la dificultad sigue estando ahí para ellos.

–Comentaba antes que en Pontevedra no se han visto colas del hambre, pero no quiere decir que haya menos necesidad. ¿Cómo es el proceso de entrega?.

–No queremos las colas porque estigmatizan a la persona. A nadie le gustaría verse en una cola esperando por un kilo de azúcar. Lo que hacemos, tanto ahora como antes de la pandemia, es hacer el reparto a través de ONGs que operan en la comarca. Ellas llaman a los beneficiarios y les asignan un día y una hora para la recogida. Así nadie sabe quién va a buscar alimentos, ni quién lo necesita o deja de necesitar.

–Para terminar, tras un año de mucho esfuerzo y trabajo en el Banco de Alimentos, ¿cómo encaran este 2021?

–Esto va a ser la misma tónica que en el 2020, creo que no va a haber diferencia alguna. Se ve en la calle, en la prensa: el mercado laboral está muy difícil. Si el trabajo no funciona, esto tampoco tira. Luego ya ves cómo están los bares cerrados, la hostelería no se mueve. Todo esto repercute notablemente porque si no hay trabajo, no cobras y la falta de salarios se deja sentir en la Fundación Provincial Banco de Alimentos.

Una recogida de alimentos en Pontevedra el fin de semana. | // GUSTAVO SANTOS

El COVID disparó un 30% la demanda de alimentos

A lo largo del 2020 la Fundación Provincial Banco de Alimentos repartió 330.914 kilos de comida en Pontevedra y comarca, una cifra que forma parte de los más de 2 millones de kilos de alimentos entregados en toda la provincia. En comparación al 2019, el Banco de Alimentos constata un incremento sustancial en la demanda. Con la pandemia se entregaron 100.000 kilos de alimentos más que en el año anterior, cuando se distribuyeron 252.307 kilos de productos entre las 40 ONG que trabajan en Poio, Marín, Ponte Caldelas, Caldas de Reis, Sanxenxo, Vilagarcía, Lalín, Arcade o Cambados

. Por volumen, destacó la entrega de 68.322 litros de leche, 28.129 kilos de pasta y arroz, 22.146 litros de aceite o los 11.389 kilos de pescado. En cuanto al número de beneficiarios, en el Banco de Alimentos contabilizan un aumento del 30% en la demanda de alimentos en Pontevedra, algo que ligan directamente al impacto del COVID-19. La actividad se incrementó sustancialmente a partir de marzo del 2020, pues si el año comenzaba con unas 5.000 personas sin recursos atendidas en Pontevedra y su área de influencia, el avance de la crisis sanitaria incrementó en un 30 por ciento el número de beneficiarios sin recursos.

Por suerte, el compromiso y la generosidad en Pontevedra permitió satisfacer las necesidades básicas de los vecinos más necesitados, organizándose recogidas virtuales de alimentos en sustitución a las clásicas “Operaciones Kilo” para poder continuar con una actividad esencial en épocas de restricciones.

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