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Los pazos soportan otra crisis sobre sus viejas vigas

Las inversiones que necesitan estas joyas de la arquitectura civil vuelven a demorarse

Pazo da Raña en Marín. | // S.A.

A los agotados muros de muchos pazos de Pontevedra les toca volver a esperar. La crisis económica derivada de la pandemia sanitaria vuelve a posponer las necesarias inversiones que muchos de estos edificios palaciegos vienen esperando desde hace décadas, con las que podrían recuperar parte del esplendor que tuvieron en otros tiempos.

Crisis tras crisis, ni propietarios ni administraciones públicas encuentran el momento de restaurar estas joyas de la arquitectura civil gallega. Aquellos que pretenden venderlos tampoco encuentran su ocasión en el mercado inmobiliario.

Pazo de Miraflores en Sanxenxo. | // G.S.

En Pontevedra y su área de influencia hay más de una treintena de pazos y algunos de ellos están en pésimas condiciones. El ejemplo más representativo es el Pazo de Montero Ríos, en Lourizán, que necesita como agua de mayo una buena inyección económica de la administraciones públicas.

En Pontevedra y su área de influencia hay más de una treintena de pazos

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Pero hay muchas otras casas señoriales igual o más necesitadas. Además de los pazos urbanos del centro histórico de la ciudad, unos mejor conservados que otros, Pontevedra cuenta también con los pazos de Bugallal, en A Parda; Miraflores, en Salcedo, o el de Gandarón, en este caso bien restaurado y en pleno uso.

Pazo de Bugallal en A Parda, Pontevedra. | // R.V.

Entre los casos de grandes palacios en ruinas destacan casos como el Pazo de Cadro, el más antiguo de Marín, de propiedad privada pero catalogado como equipamiento público. Ni sus propietarios ni la Administración disponen de recursos suficientes para recuperarlo. Entre los pazos históricos de Marín, en mejores o peores condiciones, se encuentran también el Pazo de Chirleu, San Brais de Aguete, Pazo da Brea, Pazo da Torre, San Pedro da Raña, o Raposeiras.

Sanxenxo puede presumir de los pazos de Padriñán, Miraflores, Patiño, O Revel, Velón y Quintáns, en algunos casos restaurados y habitados y otros en riesgo de ruina.

Pazo de Montero Ríos en Lourizán

Ponte Caldelas, que también tiene una buena nómina de edificios palaciegos, como el de Buchabade, lamenta también el deterioro de edificios nobles como el de San Ramón, o uno de los tres ubicados en Tourón.

Poio, con mejor suerte en cuanto a estas joyas de la arquitectura civil, presume de los pazos de Besada, San Xoán, Romai y Casal de Ferreirós, mientras que Vilaboa tiene como edificio destacable el Pazo de Larache. Barro ha recuperado para uso público el Pazo da Crega y en Cerdedo-Cotobade destacan los de Bermúdez de Castro y Raposeiras.

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