De la discoteca Zoo Club ya solo quedan recuerdos. El adiós a la que fue la meca de la movida de las Rías Baixas en Sanxenxo finalizó ayer con la retirada de su última piedra. La demolición, que fue anunciada por el Concello a mediados de diciembre del 2020, pone tierra de por medio a aquellos que albergaban alguna esperanza de una segunda vida para el templo de la noche pontevedresa.
En la memoria de muchos, no solo locales, se encuentran las noches de música y fiesta en Zoo Club. Sus puertas las abrió por primera vez hace 36 años, 1985, convirtiéndose en una discoteca diferente. Su estética fue un claro indicativo, haciendo de sus palmeras y terrazas un símbolo. Desde entonces supo convertirse para mantenerse a flote en el sector del ocio nocturno, convirtiéndose en un referente en la música electrónica.
Finalmente, en el 2015 su entonces gerente, Carlos Padín, anunció el cierre de la discoteca. Tras cinco años en los que permaneció abandona y cerrada a cal y canto para disgusto de muchos de sus asiduos, la parcela pasó a manos de una promotora inmobiliaria.
La segunda vida para el templo de la noche de Sanxenxo será totalmente opuesto y estará dedicado al descanso. El objetivo es que se reconvierta en un complejo residencial del que el Ayuntamiento de Sanxenxo ya tiene sobre su mesa un proyecto de obra para la construcción de una urbanización de 55 viviendas.
Con su nuevo futuro el complejo ayudará a mejorar la imagen de la fachada de un vial muy transitado y que tras el cierre de la discoteca ofrecía una vista abandonada, un camino que comenzó ayer con los trabajos de demolición.
