El maltrato animal parece no conocer límites. Un vecino de Poio encontró ayer junto a un contenedor una caja de vino precintada donde se leía de mala manera: "Soy una gatita. Si alguien me quiere, gracias". Al abrir el embalaje salió una pequeña gata negra de ojos verdes que habría muerto en pocas horas de hambre, sed o en el camión de la basura.
Un hecho que denuncian la agrupación de vecinos por el bienestar animal Bigotes Felinos de Poio y la Canceira de Poio. Bigotes Felinos explica que la caja se encontraba "totalmente precintada para que el animal no pudiera volver a su casa" e "hicieron falta unas tijeras para poder abrirla y comprobar el estado en el que se encontraba, nos temíamos lo peor".
La gata tiene aproximadamente un año de edad y según la plataforma es cariñosa y dócil, y tiene marcas en el pelaje de haber usado un collar durante mucho tiempo. Los colectivos denuncian que este es un delito y piden la máxima difusión para encontrar a quien ha cometido esta atrocidad.