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Motos y quads, intrusos en el monte

Aunque estos vehículos no pueden circular en bosques comunales por ley, el Seprona constata un auge e intensifica la vigilancia en zonas como Castrove, Xiabre u O Morrazo

Dos quads circulando por un camino forestal en la zona de Pontevedra. | // GUSTAVO SANTOS

En los últimos tiempos, la pandemia ha provocado que muchos ciudadanos vuelvan a mirar hacia los montes como lugar de esparcimiento. Senderistas, ciclistas o cazadores comparten espacio y últimamente se está generando debate por la presencia en los caminos y pistas forestales de motos de monte o quads. En una provincia en la que la mayor parte del monte es de propiedad colectiva vecinal (hay 620 comunidades de montes) muchas de ellas están alertando de un regreso de estos vehículos a sus bosques y, con ellos, la vuelta de los daños que habitualmente suelen producir en las pistas y en el propio terreno y ecosistema forestal.

Para analizar esta situación, en primer lugar hay que preguntarse por el marco legal vigente: ¿Pueden estos vehículos circular por el monte? El teniente Álvaro Lúsquiños es el resposable del Seprona de la Guardia Civil en la provincia. Explica que le legislación aplicable en estos casos es la ley de montes de Galicia y respecto a esta actividad es claro al señalar que “la prohibe en términos generales”.

La circulación de este tipo de vehículos está prohibida por ley en términos generales, también por cuestiones deportivas o de ocio

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La circulación de estos y de prácticamente todos los vehículos a motor por terrenos forestales está prohibida en todo caso monte a través y en el caso de pistas la posibilidad de circular también es muy restringida. Solo se permite en caminos públicos de montes de titularidad pública, pero resulta que la mayoría de los montes de la provincia son comunales (por lo tanto privados de propiedad colectiva). “Solo hay varias excepciones para poder usarlos como es una servidumbre de paso hacia una propiedad o para la realización de alguna tarea de explotación agrícola o forestal”, señala. Por lo tanto, “se descarta su uso por el mero hecho de ocio o deportivo como ocurre hoy en día”; explica el teniente responsable del Seprona en Pontevedra. Entre las excepciones también se recogen las actividades cinegéticas y piscícolas.

“Un uso indiscriminado del mismo por parte de estos vehículos afecta al medio ambiente en general”

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¿Qué se protege con esta prohibición? El teniente Lusquiños es claro: “Principalmente el propio sustrato del monte”,explica. El paso de una moto o cualquier otro vehículo a motor supone una alteración de la superficie forestal por lo que “un uso indiscriminado del mismo por parte de estos vehículos afecta al medio ambiente en general”, también acústicamente, de ahí que estén vigilantes con aquellas zonas en las que se detecta una mayor presencia de estos vehículos.

Para los comuneros también supone un quebranto económico: Se quejan de que el paso de estos vehículos provoca daños en las pistas que ellos abren y mantienen, además de perjudicar la propia superficie forestal o incluso hay casos de daños a elementos del patrimonio como petroglifos.

Daños en las pistas

La comunidad de montes de Campañó extiende parte de sus terrenos por las faldas del Monte Castrove, uno de los más afectados, según el Seprona, por la presencia de motos y quads. Su presidente, José María Domínguez explica que, por ejemplo, no hace mucho tiempo que las rodadas de varias motos que bajaron de la zona de monte hacia una pista forestal, con la colaboración de las intensas lluvias, se convirtieron en enormes “regos” en los que hubo que invertir 2.500 euros para recuperar el camino e impedir que continuara su erosión. “Nin estas motos e quads, nen ningún vehículo a motor poden entrar ao monte, nin sequera as pistas, os danos que fan acaban sendo grandes”, explica.

Comuneros de Vilagarcía muestran daños de un todoterreno. | // N. P.

Otra de las zonas más afectadas es el monte Xiabre, entre Caldas, Vilagarcía y Catoira. José Manuel Suárez Gamallo, presidente de la comunidad de Saiar, reconoce que últimamente “hay moitas motos no monte”. “A miña opinión, como comunero, é que non me gusta o de prohibir todo”, señala. Cree que el problema no son tanto las motos como el uso que se hace de ellas y la velocidad a la que se circula: “As bicis tamén pasan e non causan danos”, por lo que cree que a menos velocidad su utilización podría ser compatible con la conservación del monte. Eso sí, actualmente lo que ve, incluso cuando pasan por las propias aldeas del rural, es que “a velocidade é casi sempre excesiva”.

El teniente Álvaro Lusquiños subraya que el Seprona de Pontevedra “está aprovechando los recursos de los que dispone para tener presencia en aquellos puntos en los que nos comunican que se está dando más esta actividad e intentar corregirla”. Señala que tienen presencia y están interviniendo en zonas como O Castrove, Meis, Xiabre, Monte Lobeira, Salceda, O Porriño y Baixo Miño “y nos gustaría llegar también a O Morrazo, Meis, Nigrán o la zona de Vigo”, montes en los que están detectando la presencia de vehículos en el monte.

Teniente Álvaro Lusquiños.

Teniente Álvaro Lusquiños.

“Es una actividad que se realiza, quizá por desconocimiento, con cierta impunidad”

El teniente responsable del Seprona en la provincia, Álvaro Lusquiños, explica que a pesar de ser una actividad prohibida, se realiza “con cierto sentimiento de impunidad, con muchos clubs incluso colgando imágenes en las redes sociales, quizá por desconocimiento de que se trata de algo que no está permitido”. En cuanto a su auge en estos momentos, considera que se produce por una acumulación de varios factores: “llegamos al final de un invierno crudo, acabó la temporada de caza, buen tiempo, la gente regresa al monte..., y también es verdad que puede que el cierre con Portugal haya infuido, dado que “muchos aficionados iban al país vecino a practicar pues parece ser que tienen un control más laxo sobre la presencia de vehículos en el monte”. En el apartado sancionador, explica que la ley de montes recoge sanciones leves para la mayoría de estos comportamientos que van de 100 a 1.000 euros. La reincidencia puede ser un factor para determinar la cuantía. Se pueden llegar a producir sanciones graves en algún caso, vinculadas a presencia en temporada de incendios. A estas hay que sumar también incumplimientos en muchos de estos vehículos respecto a la ley de circulación: falta de matrícula, ITV, seguros...

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