Los cuadros procedentes del expolio nazi que el Museo identificó entre sus fondos el pasado verano se exponen desde ayer en el Sexto Edificio del Museo, una muestra temporal que se prolongará hasta la entrega de las obras a sus legítimos propietarios.
Esta restitución se demorará previsiblemente meses, al menos hasta que se resuelva el litigio que enfrenta al Estado polaco, depositario de la colección de la princesa Czartoryski en el castillo de Gołuchów, donde se produjo el expolio nazi, y los herederos de esta familia, que afirman que las piezas “no estaban incluidas en la relación de venta” y les deben ser devueltas.
El vicepresidente de la Diputación y responsable político del Museo, César Mosquera, confirmó que las piezas continuarán en el Museo pontevedrés hasta que el Ministerio de Cultura, con competencias exclusivas sobre el destino de las obras, decida finalmente a quién y las condiciones en las que se producirá la devolución.
No los pintó Dieric Bouts (Haarlem, 1410/1420 - Lovaina, 1475) como se consideró inicialmente, sino que salieron del taller de su hijo a mediados del XVI
Hasta ese momento, los cuadros han vuelto a la exposición permanente, de la que salieron cuando se cerraron los edificios centrales del Museo en la plaza de A Leña, y podrán contemplarse en la primera planta del Sexto Edificio.
Su renovado protagonismo (salieron del depósito después de que el pasado verano un representante del Ministerio de Cultura polaco trasladase al Museo las sospechas sobre la procedencia de las obras) también ha hecho que se realicen nuevos estudios sobre ambas piezas. Las investigaciones han permitido determinar, en primer lugar, que los cuadros (un díptico de la Dolorosa y el Ecce Homo) no son de del pintor Dieric Bouts (Haarlem, 1410/1420 - Lovaina, 1475) como se consideró inicialmente, sino que salieron del taller de su hijo, también artista, un siglo más tarde de lo que se creyó inicialmente.
El director del Museo, José Manuel Rey, explicó que “casi con toda seguridad no son de Dieric Bouts sino a algún miembro del taller de su hijo Albrecht Bouts”, de modo que serían de mediados del siglo XVI “que encaja bastante bien con el tipo de marco tan significativo”.
Una de las pruebas permitió identificar en la parte trasera de esos marcos inscripciones en alemán que ayudaron a determinar la procedencia.
El Ministerio de Cultura ha contactado formalmente con su homólogo polaco para que “acredite que lo que ellos entienden que justificaría que son legítimos reclamantes, ya que no son los únicos”. Se trata en todo caso de “un problema jurídico que nosotros no podemos resolver”, recordó José Manuel Rey. El director del Museo explicó que “la familia reclama como legítima propietaria aludiendo a una normativa de carácter internacional que son recomendaciones que no son vinculantes, mientras que el estado polaco lo hace aludiendo a directivas europeas que le afectan como un estado miembro”.
“Después de que el Estado polaco descubriese que aquí había dos obras expoliadas por los nazis anunciamos nuestra disposición a restituir la legalidad”, recordó César Mosquera en la visita que realizó ayer al Museo en el primer día de exposición del díptico.
En ese momento también se anunció esta exhibición que permitirá que los gallegos contemplen los cuadros antes de su regreso a Polonia o, llegado el caso, al patrimonio del príncipe Adam Karol Czartoryski, la condesa Maria Helena Zamoyska, el conde Zdzislaw Zamoyski y el conde Adam Zamoyski, descendientes de los propietarios del conjunto expoliado y firmantes de la reclamación que recibió la institución cultural pontevedresa tras hacerse pública la identificación de la procedencia de los cuadros.
Las obras podrán contemplarse, con las restricciones ligadas a la pandemia, en los horarios habituales del Museo “y se pondrá un código QR con una información breve su origen y situación”, detalló el vicepresidente provincial. Sobre el futuro del díptico, señaló que “parece que el destinatario final está en litigio. Siempre se entendió, y por parte del Ministerio también, que a quien hay que devolverlo es al Estado polaco, parece que sigue siendo la vía principal pero está la Abogacía del Estado para aclararlo”.
En cualquier caso, los pasos legales ralentizarán la que se preveía rápida restitución e, ironizó, “para nosotros no es ningún disgusto”, que las obras continúen en la Boa Vila.
César Mosquera invitó a los amantes del arte y de la historia a que aprovechen la oportunidad de contemplar los cuadros. Por el momento, como recordó el director del Museo, siguen siendo propiedad de la Diputación, que los adquirió con las restantes piezas de la colección Fernández López.