El sector cultural sufre con dureza las consecuencias de la pandemia del COVID. Desde la Asociación Galega de Profesionais da Xestión Cultural (AGPXC) se insiste en que hay que buscar soluciones entre todos para conseguir “un sector más asentado, más firme y competitivo, con unos cimientos más seguros”, en palabras de su presidenta, la pontevedresa Pilar Portela.
– ¿Quienes componen la Asociación Galega de Profesionais da Xestión Cultural?
– En este momento somos 136 socias. La mitad son del ámbito público, como técnicas de cultura, y el resto es una muestra de lo polivalente que es la asociación: salas de conciertos, productoras, gestoras culturales privadas...
"Se produjeron muchas suspensiones y cancelaciones sin causa justificada"
– ¿Cuáles son los más afectados?
– Aquellos que tuvieron que paralizar su actividad desde el primer momento y no la han podido recuperar: salas de conciertos, festivales... Son los que no han facturado absolutamente nada. Hoy hablaba con una socia precisamente de que han salido unas ayudas para autónomos y pymes de sectores especialmente afectados. En su caso, me contaba de que haciendo la comparativa había perdido un 70% de la facturación. Esa es una empresa que pudo trabajar algo, pero no es el caso de todas. Ha habido empresas que no han tenido alternativa al cierre temporal, tiempo durante el cual han tenido que seguir pagando un alquiler.
– ¿Y las representaciones en teatros y recintos similares?
– Ha habido algo de actividad, pero muy condicionada. El pasado lunes se cambiaron los aforos, que ahora son del 30% y un máximo de 250 personas y respetando siempre el metro y medio de distancia en todas las direcciones. En algunos recintos es muy complicado. Lo que hemos visto en el caso de los teatros, y así lo denunció Escena Galega y nosotros también lo dijimos, es que se produjeron muchas suspensiones y cancelaciones sin causa justificada. Una cosa es que se considere aconsejable el cierre de los teatros en determinados momentos, pero otra es que por miedo, por ahorrar o por decisiones políticas se suspenda la actividad sin causa aparente, eso a las compañías y empresas de espectáculos les hace mucho daño.
"El sector público tiene que pensar que la cultura es una obligación y un derecho"
– Es decir, que a la vista de este panorama, solo saldrán adelante aquellos que cuenten con el respaldo del sector público: concellos, Deputación, Xunta...
–Básicamente. Queda en manos del gestor de tipo público y también de la voluntad política. Por ejemplo, en el caso de Ourense se ha cerrado el auditorio. Obviamente, será la pública la única que puede ayudar un poco a un sector que está tan perjudicado, porque a la empresa privada, si vive del aforo o de las barras, no le salen los números. El sector público tiene que pensar que la cultura es una obligación y un derecho. Si no apoyas a la cultura, perjudicas no solo al sector, sino a la ciudadanía.
– Es todo muy contradictorio, porque fue la cultura la que nos “salvó” durante el estado de alarma...
– Justo. Es algo que hemos reiterado muchas veces. Cuando estuvimos confinados no sé qué habríamos hecho sin la cultura, y sin internet, porque al final todos nos dedicamos a ver series, escuchar conciertos y leer libros. Hay que recordar que la cultura es un medio de vida para mucha gente. Lo que no puedes pretender es utilizarla solo cuando te interesa.
– ¿Cuál es el futuro más inmediato del sector?
– Las perspectivas dan un poco de miedo, porque los grandes eventos ya se están suspendiendo. Los que se puedan adaptar a pequeños formatos podrán seguir presentes, pero aquellos que vivan de grandes multitudes, hasta que haya una vacuna y una inmunidad colectiva lo tienen muy complicado. Aquí en Galicia lo peor es para las salas de conciertos, porque ya se han producido varios cierres. Cuando se haga un balance de este primer año los resultados van a ser terribles.
"Son necesarias ayudas claras y subvenciones con anticipos, así como un compromiso de que se declare la cultura como bien de primera necesidad"
– ¿Y las ayudas? ¿Ha habido o no han llegado?
– Las nuevas que han salido para autónomos y pymes se destinan a aquellos que hayan sufrido a partir de un 45% por descenso en la actividad. Son de alrededor de 1.000 euros. El otro día hablaba con alguien que cobraba 300 euros de ayudas. ¿Quién sobrevive con ese dinero? El problema es que tienen una serie de gastos que siguen asumiendo, como los alquileres, si no te condonan eso... es imposible sobrevivir. Siguen endeudándose e hipotecándose. Hay muchos sectores afectados: turismo, hostelería... Pero en concreto la salas de conciertos o las orquestas no han vuelto a trabajar. Otro obstáculo para acceder a las ayudas es el tipo de licencias que tengan. Al final de todo esto saldremos con muchos más autónomos, empresas más atomizadas y más pequeñas.
– ¿Cuál es el mensaje de la asociación a las administraciones públicas?
– Nosotros hemos solicitado a la Xunta varias veces reuniones sobre todo para conseguir que se clarificase en su momento el tema de los aforos, pero también para tratar el presente y el futuro del sector. Son necesarias ayudas claras y subvenciones con anticipos, así como un compromiso de que se declare la cultura como bien de primera necesidad. También queremos recordar que nosotros desde la asociación siempre defendimos que la cultura era segura y que lo que hace falta es implementar unos protocolos y cumplirlos a rajatabla.
