La Policía Local de Marín intervino este pasado fin de semana en tres fiestas ilegales disueltas y ha tramitado 44 denuncias por el incumplimiento de las medidas COVID-19. Se da la circunstancia de que en dos de ellas participaron alumnos de la Escuela Naval Militar, una de ellas tuvo lugar en la tarde del sábado en un chalé abandonado y otra, el domingo, al aire libre, y según pudo saber FARO, en ambas se repetían los personajes con la agravante de que algunos de ellos iban vestidos con el uniforme militar.
Cabe recordar que hace un par de semanas se detectó un brote en el recinto militar que afectó a unos 60 efectivos, por lo que a se aisló a estos infectados en sus habitaciones y se tomaron medidas para evitar la extensión del virus en el centro.
Esta circunstancia agrava todavía más el hecho de la celebrar este tipo de fiestas por parte de su personal y no se descarta que la dirección de la Escuela Naval tome medidas ejemplares toda vez que ya conoce los nombres de los alumnos involucrados, que quedaron registrados en el parte de denuncias de la Policía Local y que este cuerpo ya trasladó a los responsables de la Escuela. De hecho, esta misma mañana la institución comunicó que iba a tener "tolerancia cero" con estos comportamientos y anunció "medidas disciplinarias" contra los alumnos identificados.
La Policía Local recibió el sábado por la tarde la denuncia de un vecino sobre un botellón en un chalé abandonado en la parroquia de Mogor, conocido como el chalé de Alcántara. Los agentes, acudieron al lugar y comprobaron que había hasta 16 personas en el inmueble, donde hallaron bebidas preparadas y música. Además, los jóvenes militares, de 18 a 20 años, no hacían uso de la mascarilla y algunos de ellos iban uniformados. La Policía disolvió la fiesta y propuso para sanción a los allí presentes.
Estos 16 jóvenes, al día siguiente, domingo, se volvieron a reunir en el mirador de la barriada de Mogor sin importarle la cercanía de las casas de la barriada y a la vista de la gente montaron un botellón.
Alertada la Policía Local al llegar al lugar, la mitad de los asistentes al botellón logró darse a la fuga y a los otros ocho que quedaron se les tomó el nombre y se comprobó que eran los mismos que habían estado de fiesta el día anterior.
Este hecho sucede tras detectarse a finales del pasado mes el brote en el centro militar. Los responsables de la Escuela Naval activaron entonces su protocolo interno y, además de practicar pruebas de antígenos al personal, se aisló en sus habitaciones tanto a los positivos como a sus contactos estrechos.
Todos los que han dado positivo, según fuentes próximas a la Escuela Naval, son asintomáticos o presentan síntomas muy leves de la enfermedad. De su tratamiento y supervisión se encargan los propios servicios médicos del centro castrense.
Tercera fiesta
Asimismo, también el sábado por la noche, los agentes municipales recibieron otra denuncia de una fiesta ilegal en un piso de Marín. Una vez allí personados, el morador de la vivienda admitió que se encontraba de celebración con personas no convivientes pero se negó a ponerle fin, por lo que fue denunciado. En este caso nada tuvo que ver con los militares.