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Nueva vida para la Granxa das Salinas

Vista del interior de uno de los inmuebles de la Granxa das Salinas. Rafa Vázquez

El gobierno de la Xunta abre una vía para recuperar la “Granxa das Salinas”, las construcciones que desde la edad media acompañan esta antigua explotación de sal de Vilaboa. El ejecutivo gallego promueve ante el Gobierno central una reforma puntual de la ley de Costas, que permita rehabilitar este tipo de antiguas construcciones (fábricas de salazón, molinos, telleiras, conserveras, pazos...) para poder darles una nueva vida con otros usos, al tiempo de mejorar el paisaje litoral.

Hasta ahora la Granxa das Salinas tenía difícil rehabilitación, entre otras cosas porque se sitúa en un paraje con los mayores niveles de protección, tanto ambiental como urbanística, pero si la iniciativa de la Xunta sale adelante, estas históricas construcciones podrían tener un nuevo futuro.

La Xunta impulsa una reforma puntual de la ley de Costas que permita rehabilitar este espacio

El Concello de Vilaboa intenta desde hace muchos años encontrar una solución para estas ruinas, por ser uno de los recursos turísticos y patrimoniales más importantes del municipio, como indica el alcalde, César Poza.

Se intenta tanto recuperar las viejas casas de las salinas como saber qué nuevos usos se les puede dar. Para ello el Concello ya se ha puesto en contacto con los propietarios. Lo hizo antes incluso de que la Xunta anunciase su propuesta para las construcciones históricas del litoral. Si finalmente logra esta reforma puntual de la ley de Costas, podría concretarse al fin un proyecto de usos para la Granxa, que Vilaboa busca desde el mandato del alcalde Xabier Míguez.

El Concello de Vilaboa negocia el uso de las construcciones con sus propietarios

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El actual regidor, César Poza, explica que si estas casas están así es porque “hasta ahora ha sido muy difícil hacerse con ellas e iniciar cualquier proyecto de recuperación, de lo contrario no estarían en esa situación”. Se pretende contar con la cesión de uso de los inmuebles, para así poder iniciar cualquier proyecto de rehabilitación o uso.

El Concello demanda en este sentido “agilidad administrativa y amparo legal” para emprender cualquier iniciativa de recuperación, “además de recursos”, añade el alcalde, con los que hacer posibles proyectos de conservación viables. “Todo lo que venga de apoyo de administraciones superiores, bienvenido sea”, añade Poza. Desde hace años el Concello quiere conseguir que al menos sean unas ruinas visitables, para así poder acceder a ellas con todas las garantías.

Vista aérea del complejo intermareal del Ulló. Rafa Vázquez

Propietarios

Los inmuebles que conforman la “Granxa da Salinas” se reparten en tres propiedades, de herederos de las mismas, cuyos títulos de posesión se pierden en el tiempo, ya que se piensa que estas construcciones formaron parte de una encomienda del monasterio de Poio, o de Monforte, y que sus inquilinos fueron inicialmente los administradores y trabajadores que explotaban estas salinas. Con el paso del tiempo y las desamortizaciones de la Iglesia, los inquilinos llegaron a hacerse propietarios de las viviendas que habitaban.

Actualmente la propiedad está muy fragmentada –según explica el alcalde– tanto en titulares como en parcelas de la antigua explotación. Pero el gobierno local ha buscado a estos herederos y confía en que en fechas próximas se sentarán a hablar sobre el futuro de estas edificaciones.

En todo caso, tanto las ruinas como su entorno tienen ahora mismo el grado máximo de protección, ya que están incluida en la Red Natura, es zona de paso de aves, es Lugar de Interés Cultural, además de estar en dominio de Costas, por lo que cuenta con las máximas protecciones. De ahí que la explotación y los usos de esas casas serán, en todo caso, muy limitados.

O Forno do Cal, otra joya del patrimonio a la que buscan uso

Exterior del Forno. Concello de Vilaboa

Las construcciones de la Granxa das Salinas conforman uno de los elementos del patrimonio histórico más relevantes de Vilaboa pero no son las únicas. El municipio cuenta con más joyas del patrimonio etnográfico que el Concello se propone recuperar. Es el caso del Forno do Cal, de principios del siglo pasado, para el que el gobierno local también negocia un acuerdo con sus propietarios. Se trata de una antigua industria de cal, una infraestructura económica histórica y también dotada de gran valor patrimonial.

El Forno do Cal está situado en Cobres, cerca del estrecho de Rande y es una construcción de forma tronco-piramidal realizada en piedra del país esculpida, que alcanza los 7 metros de altura y de base. También en este caso, como con las casas de las Salinas do Ulló, se pretende llegar a conseguir al menos una cesión de usos. En cuanto a los restos de las antiguas salinas de Ulló y la Granxa das Salinas están situadas en el barrio de Paredes. Fueron una explotación de sal de la edad media, si bien se piensa que previamente pudo haber también unas antiguas salinas romanas.

Los antecedentes de las Salinas del Ulló se remontan al reinado de Felipe IV en el siglo XVII hacia el año 1637, según se recoge en la página web del Concello. Estas salinas comenzaron a ser explotadas por el Colegio de los Jesuitas de Pontevedra en 1694 y alcanzaron gran importancia en los siguientes años. A finales del siglo XIX, en este mismo lugar, se construyó uno de los pocos molinos de mareas existentes en Galicia, con un funcionamiento que se basaba en el aprovechamiento del movimiento de las corrientes del fondo de la ría para generar fuerza hidráulica, como explica Vilaboa.org. Otra de las joyas singulares de este patrimonio etnográfico de Vilaboa es la “Panera” de la Rectoral de San Adrián de Cobres, un hórreo de dos pisos, construido en 1772.

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