Los administradores del muelle deportivo de Combarro denunciaron ante los tribunales de justicia de Pontevedra lo que ellos califican como una intentona por parte de dos empresarios coruñeses de apropiarse de forma irregular de Combarromar, la firma que gestiona estas instalaciones.

Uno de los afectados, Manuel Cameán, confirmaba ayer a FARO la interposición de varias denuncias contra estos dos empresarios, uno de ellos el polémico Carlos García Martín, protagonista de otras rocambolescas operaciones de adquisición de empresas en Galicia como Isidro de la Cal, El Correo Gallego (que no se llevaron a cabo) o la empresa de rótulos Feca-Neón. Operaciones que también estuvieron rodeadas de polémicas y supuestas irregularidades.

Según indica Cameán, tanto él como el segundo administrador mancomunado de la marina de Combarro, Rolando Andrade, firmaron en octubre del pasado año la venta de participaciones en el puerto deportivo de sus empresas (Intec y Ronáutica) a estos dos empresarios en lo que parecía un negocio aparentemente normal. Una venta que le daría además la mayoría accionarial en Combarromar y el control efectivo de la empresa que gestiona el puerto deportivo.

Firmada la operación, Cameán explica que la desconfianza fue creciendo en ellos cuando vieron que el pago estipulado se demoraba a lo largo de los meses y la cantidad acordada no se hacía efectiva por los compradores. Según explica, y para cubrirse las espaldas, “el propio contrato ya incluía una cláusula en la que se señalaba que el mismo quedaría resuelto si el pago no se hacía efectivo antes del 15 de enero”. Y así ocurrió.Pasada esa fecha el dinero no llegó y los todavía dueños del puerto deportivo de Combarro dieron el contrato por resuelto.

Hasta aquí todo podía haber quedado en un negocio frustrado, pero según denunciaron ante el juzgado de Guardia de Pontevedra, el problema es que los compradores insiten en tomar posesión de la empresa a pesar de no haber pagado la cantidad acordada. Así, narran varios episodios en los que pidieron el desalojo de las instalaciones del personal actual o incluso llegando a intentar cambiar las llaves de alguno de los locales del negocio, algo que no se les permitió y que motivó la intervención de la Guardia Civil hace ya dos fines de semana, “puesto que esta gente pretendía entrar por las bravas”, explica Cameán.

Manuel Camén también denunció otras maniobras por parte de los empresarios coruñeses, como el bloqueo de una cuenta bancaria de la sociedad (de la que ya han recuperado el control), todo ello con el objetivo de intentar tomar las riendas de la empresa. Cameán aguarda a que actúe la justicia para impedir que los denunciados continúen con esta actitud.

Este tipo de situaciones parecen perseguir a las más sonadas operaciones de compra de empresas que intentó llevar a cabo el empresario coruñés Carlos García Martín.

Una de las que motivó que corriesen ríos de tinta fue el intento de adquisición de la empresa Isidro 1952 —la antigua mayorista de pescados Isidro de la Cal—, firma coruñesa en la que se le llegó a presentar como nuevo propietario. Sin embargo, la operación se frustró cuando los vendedores cambiaron de idea por una repentina “falta de confianza” en el proyecto presentado por el comprador, algo que dejó atónitos a los trabajadores.

Pasado oscuro

Curiosamente, en aquel entonces también habían salido a la luz detalles del pasado de este empresario como una condena por estafa y su procesamiento en 2003 al hacerse pasar por un falso banquero.