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Penas de 25 años por el rocambolesco plan para introducir coca usando a un polizón

Harbey C. P., Rubén P. R. y Leonardo C. C. en el juicio en la Audiencia de Pontevedra. POOL M. PATXOT

Fue uno de los intentos más rocambolescos de los últimos años para colar un alijo de cocaína a través de las costas gallegas. Y ya tiene sentencia. La Sección Segunda de la Audiencia de Pontevedra condenó a penas que suman 25 años de prisión a los tres acusados de intentar introducir 52 kilos de polvo blanco utilizando para ello a un polizón que viajaba oculto en un mercante que tenía como destino el puerto de Marín. El plan consistía en que el polizón arrojase “la mercancía” por la borda en medio de la ría para que la droga, y luego él mismo, fuesen recogidos por otra embarcación.

Los tres implicados en este plan son un ciudadano colombiano que viajaba como polizón en el mercante, un lanchero de Sanxenxo y un vecino de Valga que era uno de los cerebros del transporte. Había más implicados, pero no pudieron ser identificados.

El plan consistía en que el polizón arrojase “la mercancía” por la borda en medio de la ría

El primero de ellos, Harbey C. P., es condenado a siete años de prisión y a dos multas que suman casi cuatro millones de euros por estos hechos. Según se recoge en la sentencia, fue contratado como “mula” para transportar la cocaína como polizón a bordo del mercante “Cap Beatriz” que partió de Cartagena de Indias, en Colombia, con rumbo hacia Marín en mayo de 2017.

Según el plan acordado, al llegar a unas determinadas coordenadas a la entrada de la ría de Pontevedra, este “polizón” debería arrojar los fardos con droga por la borda que serían recogidos por el “lanchero”, un vecino de Sanxenxo, Rubén P. R., a quien el tribunal impone una pena de 8 años de cárcel y casi 7 millones en multas. Esta persona, quien según la sentencia se dedicaba al trapicheo y ya tiene en su haber una condena de año y medio de cárcel por tráfico de drogas, había salido del puerto sanxenxino al encuentro del buque y fue apresado tras recoger los bultos con la cocaína.

El tercer acusado es Leonardo C. P., vecino de Valga, a quien la Audiencia condena a diez años de prisión y una multa de 9 millones de euros. Este último era el único de los acusados que no reconocía su participación en los hechos, pero la Audiencia considera probado que fue uno de los organizadores del transporte. La sentencia recoge diversas evidencias según las cuáles viajó a Colombia para planificar el envío y era él quien se comunicaba con el teléfono que portaba el polizón a bordo del “Cap Beatrice”.

El plan se frustró cuando el capitán del mercante descubrió al polizón

El plan se frustró cuando el capitán del mercante descubrió al polizón, informó a las autoridades españolas y se realizó una entrega controlada de la droga que permitió capturar a los otros dos implicados.

Tanto el polizón como el lanchero reconocieron su participación en los hechos pero apenas aportaron más datos sobre la investigación o quien les había contratado. Sus letrados pedían que se les aplicase, entre otros, el atenuante de confesión, pero la Audiencia rechaza esta posibilidad: “lo cierto es que no aportaron a la investigación nada verdaderamente sustantivo o que no hubiera podido ser conocido por cualquier otro medio alternativo”, dice el fallo. La Audiencia condena a los tres por un delito contra la salud pública con la agravante de notoria importancia y uso de buque pero los absuelve del delito de organización delictiva que les imputaba la Fiscalía. El fallo es recurrible ante el Supremo.

El barco "Cap Beatrice" atracado en el puerto de Marín. Santos Álvarez

Un agente encubierto se hizo pasar por el narco para entregar la droga

El “Cap Beatrice” partió del puerto de Cartagena de Indias en mayo de 2017 con una mercancía legal con destino al puerto de Marín. Oculto en el interior de la grúa número 3 de dicho buque viajaba Harbey C. P. como polizón y junto a él los 52 kilos de cocaína repartidos en tabletas que debería arrojar al mar al llegar a unas determinadas coordenadas dentro de la ría de Pontevedra, marcadas en un dispositivo. Sin embargo, fue descubierto en medio de la travesía y el capitán del barco, a través de la consignataria en Marín, denunció el hallazgo de la droga a la Guardia Civil, Policía Nacional y SVA que pusieron en marcha un dispositivo para detener a los receptores de la droga. Para ello se organizó una entrega controlada. Un agente de la Guardia Civil se hizo pasar por Harbey contestando a los mensajes y llamadas telefónicas que, desde tierra, le hacía Leonardo C. P., de tal forma que los otros dos gallegos pensaron que el plan seguía en marcha sin contratiempos cuando Harbey estaba ya esposado. Llegado al punto exacto enel que había que tirar la droga, fue este guardia civil quien la tiró al mar desde el buque, siendo recogida por Rubén P. R. en su lancha. Al tiempo, Leonardo, en la creencia de hablar con Harbey y no con el agente, le pidió que se tirase al mar: “negro lánzate tú también que te recojo”. Una de las defensas alegaba que este agente encubierto fue el que incitó al delito, algo que rechaza la Audiencia: “La decisión criminal había nacido con anterioridad a la intervención de los agentes”.

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