Cumplimiento generalizado de las nuevas restricciones y horarios de cierre y apertura. Este es el mensaje que lanzan tanto desde la Policía Local como la Nacional tras los primeros días de aplicación de las duras medidas decretadas por la Xunta para contener el avance del COVID-19 en Galicia.

A partir de las seis de la tarde, toda la ciudad parece entrar en letargo con el cierre del comercio no esencial. Patrullas de la Policía Nacional y Local velaron por el cumplimiento de la normativa y apenas tienen constancia de denuncias. El cierre del comercio se nota en la afluencia de gente en la calle y también en el tráfico. Las principales avenidas se quedan casi vacías y Policía Nacional apenas tuvo constancia de varias infracciones por la no utilización de mascarilla en la calle. La Policía Local también constató la caída en la circulación del tráfico rodado y ya a partir de las diez, con el toque de queda, Pontevedra se convierte en una ciudad fantasma con imágenes que recuerdan al primer confinamiento domiciliario del pasado año.