Hasta 200 han podido ser las vacunaciones contra el COVID irregulares que se han llevado a cabo en el Complexo Hospitalario de Pontevedra, CHOP, tal y como denunció ayer el sindicato médico CESM.

Con esta cifra echa por tierra las 17 reconocidas por la gerencia y las multiplica por casi doce veces más. De estos dos centenares de vacunados “por error”, ninguno de ellos pertenece a grupos profesionales de riesgo ni de contacto directo con enfermos de coronavirus, quienes deben figurar los primeros.

El sindicato acusa a la dirección del área sanitaria de Pontevedra de “incumplir” las instrucciones del plan de vacunación y priorizar la inmunización de personal de dirección, admisión, informática, cocina, laboratorios centrales, administrativos y servicios no esenciales.

Estos sumarían 150 dosis en total, a las que el CESM añade otras 50 vacunas que fueron suministradas a personal del hospital privado Quirón Salud Miguel Domínguez de grupos que tampoco están en “primera línea” en la lucha contra el virus, recuerdan.

El problema, dice CESM, “no es que se haya vacunado a estos trabajadores” sino que “se ha dejado de inmunizar al personal que está en contacto con pacientes potencialmente enfermos o transmisores de la infección”.

A través de un escrito que han dirigido al conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, exigen que se tomen medidas urgentes para resolver esta situación de “extrema gravedad” ante el riesgo de contagio del personal. Aseguran que en el caso de que alguno de los profesionales no vacunados contraiga el coronavirus en su puesto de trabajo estudiarán acudir a los tribunales para exigir “responsabilidades” a la administración sanitaria gallega.

“Falta de transparencia”

CESM acusa además a la gerencia del área sanitaria de “falta de transparencia”, al anunciar un “error puntual” con 17 trabajadores no prioritarios vacunados y reprocha a la Xunta de Galicia haber “verificado” esos datos sin llevar a cabo su comprobación.

El sindicato reclama la apertura de un expediente informativo sobre la situación del plan de vacunación en Pontevedra para “depurar responsabilidades” y que se facilite a los sindicatos un listado con el personal vacunado, otro con los trabajadores prioritarios pendientes de vacunar y un tercero con el resto de profesionales que no han sido inmunizados aún.

Además, solicitan conocer cuáles serán los criterios que se aplicarán cuando se reanude el plan.

FARO se hizo el pasado jueves de las quejas del colectivo de celadores, a raíz de las cuales la gerencia del CHOP se vio obligada a reconocer el error, que cifra en esos 17 vacunados irregularmente.

El problema se originó porque la mayoría de los celadores forman parte de una larga lista de profesionales que rotan. Salvo tres que están fijos en el servicio de Urgencias y otros seis o siete que son contratos de refuerzo en la zona COVID, el resto se mueven por diferentes plantas del Hospital Montecelo.

Esta circunstancia, hizo que por error el listado no fuese incluido en los primeros días de la vacunación a profesionales, lo que generó su enfado, ya que, tal y como aseguran estos trabajadores: “también estamos en la primera línea”.

A raíz de su denuncia se descubrió que en su lugar sí se había vacunado a otros profesionales del complejo hospitalario sin contacto directo con pacientes con coronavirus. La polémica obligó al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a reconocer el fallo y prometer más control.

De hecho, ayer mismo, en su comparecencia pública para anunciar las nuevas medidas restrictivas, pidió a las gerencias sanitarias gallegas “que no vuelvan a incurrir en errores” y a las personas que sean llamadas a vacunarse y sepan que no están en la primera línea, que lo notifiquen y renuncien a esa dosis en favor de aquellos sanitarios relacionados con patología COVID.

Los celadores se sienten discriminados

La Asociación de Celadores Galegos (ACEG) asegura que estos profesionales se sienten discriminados por el Sergas en cuanto a todas las medidas tomadas por la pandemia del COVID. Denuncian que desde el principio no se les consideró personal de riesgo y que se vieron obligados a trabajar “con las medidas de seguridad más elementales”. “A pesar de ser un colectivo que trabaja en contacto directo con personas afectadas por el COVID, en el proceso de vacunación volvemos a ser discriminados”, se lamentan. Por ello piden que se les incluya como profesionales prioritarios en los protocolos. Hay que recordar que los celadores fueron quienes denunciaron los errores en la vacunación en el CHOP, al quedarse fuera de la vacunación, mientras se incluía a otros profesionales como informáticos o administrativos.