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Los pontevedreses puntúan con notable el agua del grifo y aumentan su consumo

El uso del agua corriente creció del 36% de 2017 al 49% en 2019 | La valoración de su calidad roza el 8 en una escala del 1 al 10 | El abastecimiento llega a 70.000 habitantes

Una vecina de Pontevedra se sirve un vaso de agua del grifo. | // R.V.

Que el agua del grifo es saludable y que su consumo es mucho más ecológico que comprarla embotellada son conocimientos casi generalizados. Tras diversas campañas informativas, la mayor parte de los usuarios saben que el agua que sale del grifo de casa está sometida a muchos más controles sanitarios y es analizada en muchos más parámetros de calidad que cualquier otra, principalmente la que brota de un manantial o fuente rural no sometida a esos análisis. Hasta hace poco se consideraba esa agua “más sana y pura”, sin embargo la falta de controles, o el menor rigor en ellos, las hacen más peligrosas para el consumo.

Y los pontevedreses demuestran ser conscientes de la calidad de su agua. Cada vez se consume más y en las encuestas que realiza periódicamente la empresa concesionaria del servicio, Viaqua, la nota media que dan los consumidores de Pontevedra al agua de la traída es de notable.

En los últimos años se ha producido un incremento del consumo del agua del grifo por parte de los vecinos de Pontevedra, que en 2017 era de un 36%, en 2018 pasó al 34% y en 2019 se cifraba en el 49%, según los datos que maneja la empresa concesionaria del servicio municipal.

Encuesta

A través de las encuestas periódicas que realiza la firma entre los consumidores, se puede saber además que el grado de satisfacción con la calidad es alto. En una escala del 1 al 10, en el año 2017 la puntuación media de los consumidores pontevedreses era de un 7,38; en 2018 pasó al 7,44, mientras que en el último año contabilizado, el 2019 la puntuación de los vecinos al agua que consumen alcanzó el 7,91.

Los usuarios de la traída –cuyo número también aumenta cada año en el municipio– se fían de la calidad del suministro del grifo. Se trata además de un agua de muy baja mineralización, según apunta la empresa concesionaria.

El Concello ha contribuido a reforzar la buena imagen del abastecimiento municipal, con la marca “Auga da billa”, que embotelló para el consumo de la corporación.

“Auga da billa, auga de confianza” era el lema que se leía en la etiqueta de las botellas que los concejales tenían en sus escaños en el estreno del actual mandato municipal. Querían demostrar así que el agua que beben es la misma que cada pontevedrés puede degustar abriendo el grifo de casa, si está conectado a la red de abastecimiento municipal.

Y esta red también se está ampliando. El pasado mes, el gobierno local anunció un nuevo paquete de obras en la red que supondrá la conexión de más del 90 por ciento de las viviendas del ayuntamiento a las redes tanto de abastecimiento como de saneamiento.

Los habitantes de Pontevedra abastecidos por agua corriente hasta el 2019 –año en el que se ha cerrado el último cómputo–, eran 66.435 en 2017, un total de 66.716 en 2018, mientras que en 2019 se abastecían de agua corriente un total de 69.494 vecinos.

Si el consumo en números totales ha aumentado, paradójicamente ha descendido por habitante y día en este período de tiempo, así en 2017 era de 118,1 litros al día, en 2018 fue de 116,2 litros y en 2019 cayó a 113,9 litros por habitante y día.

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